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Inflación en marcha

Ya no sabemos si estábamos mejor cuando estábamos peor o ahora cuando, supuestamente, hay una transformación del país. | José Luis Castillejos

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Escrito en OPINIÓN el

Gasolinazo, incremento a la canasta básica y a las tarifas del agua, de electricidad y predial marcarán la ruta del 2022 que ya se comenzó a caminar, tras una inflación que se ubicó en el último diciembre en 7.45 por ciento en tanto el Gobierno no genera certidumbre social. 

La cuesta de enero será, sin duda, difícil. Quienes están insertados en el presupuesto nacional no tienen mayores problemas pues aparte de tener aseguradas sus quincenas gozan de una serie de prebendas oficiales.

El hambre, desnutrición y seguridad alimentaria en México son temas pendientes de la agenda gubernamental. 22.6% de la población vive en pobreza alimentaria y de acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición existe casi un millón de niños con desnutrición crónica en el país.

El flagelo de la desnutrición crónica en zonas urbanas es de 7.7% y en zonas rurales de 11.2%, un escándalo para un gobierno que presume que primero son los pobres. Con un paternalismo así es mejor quedarse huérfano.

Para este año los productos que elevarán sus precios son: los tabacos labrados, combustibles automotrices, bebidas saborizadas, combustibles fósiles y las cuotas aplicables a las gasolinas y al diésel que se destinan a las entidades federativas.

La cuota por cigarro aplicable a tabacos labrados será de 0.5484 pesos por pieza y, a su vez, la gasolina menor a 91 octanos, tendrá un incremento de 5.4917 pesos por litro; la gasolina mayor o igual a 91 octanos sufrirá un cambio de 4.6375 pesos por litros. 

Para el diésel se prevé un incremento de 6.0354 pesos por litro. A esto habrá que sumarle los aumentos al pasaporte, la licencia de conducir, los impuestos prediales y aumento de las cuotas municipales por concepto de uso de piso en los mercados.

Aunque el gobierno de Andrés Manuel López Obrador insiste en que no hay incrementos de precios, las gasolinas subieron hasta en 20 por ciento, de acuerdo con el programa "Quién es Quién en los Combustibles", de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco).

La gasolina Premium fue la que tuvo mayor incremento a tasa anual, con un aumento del 20 por ciento, seguido del diésel, con 12.66 por ciento; y la gasolina regular, con 12.12 por ciento.

Hacia el cierre del 2021, la inflación trepó a 7.45 por ciento en la primera quincena de diciembre, considerada la cifra más alta de las últimas dos décadas cuando el actual gobierno asegura que estábamos peor.

AMLO había prometido que no aumentaría el precio de las gasolinas, el gas, el diésel y la luz y se había indicado desde el gobierno que solo se le aplicará el componente de inflación; es decir que no habría gasolinazos.

La realidad, sin embargo, es diferente, y el titular de la PROFECO, Ricardo Sheffield Padilla, reveló que el costo promedio de la gasolina regular es de 20.72 pesos; de la premium, 22.69 pesos; y del diésel, 21.89 pesos.

El 31 de diciembre de 2021, el Diario Oficial de la Federación (DOF) publicó el acuerdo de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público con el Gobierno Federal para impulsar un aumento del estímulo fiscal hacia los combustibles, con el objetivo de mantener el precio de la gasolina por debajo de los 21 pesos.

Según ese acuerdo, para la semana del 1 al 7 de enero de 2022, el precio no podrá superar esta cantidad en la gasolina regular de 87 octanos, por lo que ahora el monto subsidiado por el gobierno ascenderá a los 3.26 pesos por litro. 1.05 más que la semana anterior, cuando el estímulo no supera los 2.21 pesos por litro.

"La pobreza debería ser una enfermedad. En México mueren 23 personas al día por hambre; la suma de los gobiernos previos son los responsables de la inmensa miseria que hay", asegura Arnoldo Kraus, profesor en la UNAM, en El Financiero Bloomberg.

Las principales razones del hambre son: pobreza extrema, inestabilidad laboral, escasez alimentaria, desperdicio alimentario, infraestructuras deficientes, mercados inestables, cambio climático, delincuencia y narcoactividad.

“Un año después de la pandemia la situación es peor: antes de la pandemia, 20% de la población sufría carencia alimentaria y ahora hay 50% con inseguridad alimentaria grave o severa”, explica Mauro Brero, jefe de Nutrición de Unicef en México.

Estos datos, sin embargo, son obviados por el gobierno de México para quien la situación ahora está mejor que cuando gobernaba el PRI o el PAN, que se caracterizaron por saquear al país y hundirlo en el fango de la corrupción.

Pero a estas alturas ya no sabemos si estábamos mejor cuando estábamos peor o ahora cuando, supuestamente, hay una transformación del país.