En la década de los sesenta se introdujo en el sistema electoral mexicano la figura de los diputados de partido, que unos años más tarde se transformaría en las diputaciones de representación proporcional. La lógica detrás de la representación proporcional es la de darle espacios a las minorías políticas, además de atenuar los efectos de la sobre y subrepresentación en un sistema de mayoría relativa. Es decir, que las fuerzas políticas dominantes no tengan muchos más diputados de lo que representa su votación, y que los grupos minoritarios alcancen escaños suficientes para darles representatividad en el Congreso.
El domingo pasado, el INE asignó los 200 diputados de representación proporcional, entre los partidos políticos que cumplieron los requisitos legales para ello. De los diez partidos con registro a nivel nacional, el órgano federal estimó que solamente dos partidos políticos, el PT y el partido Humanista no cumplían con los requisitos para que les fueran asignados diputados de representación proporcional, ya que no alcanzaron al menos el 3% de la votación total emitida.
Por otra parte, durante la sesión se discutieron dos asuntos interesantes, la aplicación de la cuota de género y el origen partidario de los candidatos de representación proporcional.
Por lo que respecta a la aplicación de la cuota de género, el INE recibió diversos escritos de candidatas que solicitaron que se aplicara un criterio de paridad de género en la asignación de diputaciones de representación proporcional. Es decir, que se considerara integrar el total de los 200 diputados de representación proporcional de manera igualitaria con hombres y mujeres.
Sobre este tema, el INE determinó que no era viable modificar el orden de las listas de los diputados plurinominales para atender la paridad de género, ya que aun cuando esas medidas se han aplicado en varios Congresos de los estados, a nivel federal resultaría más complicado porque hay un mayor número de diputados por asignar, y por lo tanto, se tendrían que hacer un mayor número de cambios.
En otras palabras, el INE estimó que no resultaba aplicable la cuota de género porque es más difícil aplicarla a nivel federal que local.
El otro asunto relevante que se discutió en la sesión del domingo fue el origen partidario de los candidatos, ya que en opinión de algunos partidos, el hecho de que el PVEM hubiera postulado candidatos afiliados al PRI, distorsionaba los límites de sobrerepresentación del segundo partido. De acuerdo con los argumentos dados por el PRD y Morena, se estaba cometiendo un fraude a la ley, ya que el PRI dispondría de sus propios diputados, y además de algunos otros de militancia priista, que llegaron al Congreso bajo las siglas del PVEM, lo cual distorsiona la mecánica de la representación proporcional.
Al final del día, los consejeros del INE estimaron que se debía privilegiar el derecho a la auto organización de los partidos políticos para seleccionar a sus candidatos acorde a sus estatutos, por lo que la selección de los candidatos no necesariamente debía recaer en militantes de dicho instituto político, y por lo tanto la estrategia del PRI-PVEM fue conforme a Derecho.
Tal pareciera que bajo las reglas actuales, la representación proporcional beneficia particularmente a las fuerzas políticas mayoritarias en detrimento de las demás. Los límites de sobre y subrepresentación son enormes, y bajo ese esquema se pueden dar cualquier cantidad de asimetrías políticas, en un esquema cuyo propósito fundamental es precisamente matizar o atenuar esas diferencias.
Por otra parte, las razones dadas por el INE para no aplicar la cuota de género parecen más una excusa que una verdadera ponderación de los valores involucrados en el tema, y de la razonabilidad entre el fin esperado y la afectación de una medida de ese tipo.
Un tema más para discutir en serio la próxima reforma político-electoral.