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INE bizarro

Si la dirigencia perredista no cuenta de cara a sus filas con la autoridad y crédito para generarse la confianza de sus militantes, por qué la habrá de tener la autoridad que ha sido objeto de su permanente descalificación.

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Escrito en OPINIÓN el

En el INE da inicio la sesión permanente de la Comisión encargada de las elecciones internas del PRD. Es domingo 7, día de las elecciones. Son las ocho con once de la mañana.

Los saludos interminables, repetitivos y mutuos, seguidos de intercambios de elogios y reconocimientos empalagan hasta el enfado.

El guión discursivo se repite puntualmente: saludo a…, me congratulo por…, reconozco la…, luego una salpicada de numeralia -también repetitiva- para colorear vacuidades oratorias y el cierre final: “estamos frente a un hito democrático”. ¡Ah, la vocación genesiaca de nuestros próceres electorales! ¿Qué serían sin ella?

Toma la palabra el Consejero Sánchez y me convenzo que es momento de tomar un café o de pegarme un tiro, o ambas cosas a la vez. Decido subir a la sala de prensa. Seguir la sesión por monitor me asegura contra la posibilidad que el mal sea viral.

La toma del circuito interno del INE muestra una mesa en U con los Consejeros comisionados y Consejeros acompañantes sentados en la cabecera, flanqueados a la derecha por la plana mayor del PRD, incluido su Secretario General, quien apenas dos días antes había descalificado al INE como organizador de la elección, y a la izquierda por los Directores Ejecutivos del Instituto.

Me percato de lo absurdo del acomodo, no sin aceptar que deriva de uno mayor, éste del legislativo.

La Consejera San Martín, más formal que un empleado de funeraria, cree presidir la mesa como Presidenta de la Comisión y ser, en la especie, cara visible del INE en este entuerto. Los Consejeros que la acompañan, igualmente impostados, están seguros de ser autoridad electoral y actores en un parto de los montes.

Zambrano y compañía se sientan con una calidad de invitados, colaboradores y corresponsables. Lobos con piel de oveja.

Quienes asistimos al protocolo nos obstinamos en querer ver un avance noble y bondadoso de nuestra democracias.

Todos nos engañamos.

Los partidos están tan desacreditados que requieren que la autoridad electoral organice sus elecciones para que éstas sean creíbles. Lo cual no necesariamente será así. Están tan divididos que requieren de un tercero que haga lo que les corresponde realizar.

No es un avance democrático ni fortaleza de nuestro sistema de partidos. Es prueba fehaciente de su descomposición absoluta.

Y ello se hace en condiciones doblemente riesgosas para las instituciones de la República. Nada asegura al INE que las tribus perredistas en este caso, pero para todo efecto podrían ser las de cualquier otro referente político, vayan a aceptar y respetar los resultados si les son adversos -y para alguien tendrán que serlo- metiéndose de lleno a un conflicto interno de partido.

Si la dirigencia perredista no cuenta de cara a sus filas con la autoridad y crédito para generarse la confianza de sus militantes, por qué la habrá de tener la autoridad que ha sido objeto de su permanente descalificación.

 Y el INE, aunque así lo crea, no acude a este baile como autoridad. La Consejera San Martín no preside los trabajos y los Consejeros y funcionariado todo del Instituto son amanuenses, maquiladores, subalternos y rehenes del PRD. Quien debiera presidir la Comisión, y de hecho la preside, es Zambrano. El INE incluso se ha visto forzado a pasar por encima del principio de definitividad reimprimiendo miles de boletas. No sé da cuenta, pero el INE en esta elección alinea bajo el mando de la dirigencia perredista, perdiendo su carácter imparcial para convertirse en un elemento más del control partidario de esa facción.

A través de los años hemos visto como la autoridad electoral ha sido reducida a la medida infinitesimal y a la insignificancia que conviene a los partidos políticos. Hoy acudimos a su total sometimiento. Un mundo bizarro donde la autoridad trabaja de tinterillo para hacerle el trabajo sucio a una dirigencia partidista y carga con todos los costes.

 

@LUISFARIASM