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Industriales advierten sobre agenda de desestabilización

Alpízar le quiso reconocer a Enrique Peña Nieto la entereza de estar asumiendo los costos políticos.

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Escrito en OPINIÓN el

El convoy de camionetas y autos negros a toda velocidad robó la atención de los transeúntes. Irrumpía a las puertas del WTC de la Ciudad de México Manuel Arroyo, presidente de Grupo Lauman. Bajó, se arregló el saco y subió dos pisos de escaleras eléctricas. Arriba se encontró a Don Valentín Diez Morodo, presidente del Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior (COMCE), se saludaron y se fueron juntos hacia el auditorio que albergaba a cientos de empresarios mexicanos.

      

De la noche a la mañana, los tres o cuatro puestos de tamales y atole que se ponen a competir con el Starbucks en la esquina de Filadelfia e Insurgentes, en la colonia Nápoles, habían desaparecido. Igual que las argentinas que venden empanadas y baguetes para los oficinistas que avanzan como maratonistas arrancando en las puertas de la estación Polyforum, bañados en esa colonia barata que provoca nauseas si vas en ayunas a su lado en el Metrobús, y todavía con el gel escurriéndoles por la frente.

 

Desaparecieron muchos taqueros, chilaquileros, los puestos de jugos mal montados sobre mesitas de madera plegables, la chica de las películas pirata y el que vende yogurt preparado con cereal. Los vecinos se preguntaban qué es lo que estaba pasando, pues en viernes por la mañana, es difícil ver tanta limpieza y tranquilidad alrededor del World Trade Center. 

 

La Convención Nacional de Industriales esperaba a Enrique Peña Nieto, presidente de México. Pero además, llegaron juntos el titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza; la secretaria de Turismo, Claudia Ruiz Massieu, y el director del IMSS, José Antonio González Anaya. Adentro se unieron a ellos Ildefonso Guajardo, de Economía, y Luis Videgaray Caso, de la SHCP. También estaba Jesús Murillo Karam, de Sedatu, y el secretario del Trabajo, Alfonso Navarrete Prida. Para donde volteara, había personajes que había que anotar en la libreta. Por ejemplo, de pronto entre los industriales apareció Paul Krugman, el premio Nobel de Economía y columnista estrella de The New York Times, quien se sentía un poco abrumado con tanta gente y andaba un poco desvelado por un concierto al que había asistido unos días antes.

 

Rodrigo Alpízar Vallejo, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra), se sentó a la derecha del presidente, y a la izquierda Don Valentín. Luego de las presentaciones oficiales y los halagos obligados, Alpízar pidió agua porque esperaba hablar mucho y comenzó su discurso. Tras hacer notar que son más de 50,000 afiliados a la Canacintra, dijo que hace dos años le entregaron a Enrique Peña Nieto un cheque en la cuenta de la credibilidad, a cuenta de la agenda reformadora.

 

Los ejemplos de los cambios comienzan a citarse en hechos tangibles dijo, por citar un caso, las tarifas eléctricas. Explicó que comparadas las de marzo de 2014, con las de marzo de 2015, en el sector industrial observan ahorros directos en la factura cercanos al 6 por ciento.

 

Y sonaron los aplausos.

 

De igual manera la eliminación de los cargos por llamadas de larga distancia nacional, agregó, produjeron ahorros de hasta 2.5 pesos por minuto en llamadas fijas, y de hasta 4 pesos por minuto en telefonía celular. Señaló que eso representa ahorros por más de 20,000 millones de pesos al año para los consumidores.

 

De pronto, tocó algunos de los temas más delicados del gobierno de Peña Nieto.

 

Sin mencionarlos con todas sus letras, se fue por las ramas para dejar en claro que son sus incondicionales y que confían en él, y si no, que se acuerde el presidente de todos los empresarios que se acercaban a pedirle una foto antes de que subiera a su lugar de honor.

 

Sobre China:

 

“En apego al Estado de Derecho, los industriales hemos sido claros en que no nos oponemos a la competencia, ni mucho menos estamos buscando proteccionismos trasnochados. Por lo que reconocemos al Ejecutivo Federal por haber resuelto, conforme a derecho, las demandas de la comunidad y de nuestra institución en un caso muy claro de competencia desleal, por supuesto, me refiero al proyecto Dragon Mart, el cual ha quedado suspendido indefinidamente y le agradecemos mucho al presidente por hacer justicia”.

 

Volvieron a estallar los aplausos.

 

El presidente y su equipo sonreían, se notaban muy contentos, relajados. Alpízar aprovechaba para agradecer haber sido invitados a un par de giras internacionales, y dio gracias también a invitados de su oficina en Houston y a otros 40 visitantes de Singapur que buscan oportunidades de negocios en México.

 

Sobre la Casa Blanca y otros escándalos:

 

“A los intereses creados no les gusta que se haya generado un proyecto que unifica al país en tres objetivos que son fundamentales para salir del subdesarrollo, más allá de las banderas políticas y partidistas. El interés público, el crecimiento económico y la inclusión social.

 

“Nos queda claro que la respuesta por parte de los intereses creados no se ha hecho esperar, y que sin duda, hay fuerzas que están centradas en que el gobierno federal pierda poder para que se perciba dentro, y fuera de México debilitado, cuestionado y en el extremo de la perversidad arrinconado. Nada más absurdo, ni más simplista, ni más lejos de la realidad. Porque un gobierno fuerte no es sinónimo de autoritarismo, regresión o represión, sino más bien es sinónimo de certidumbre, conducción y rumbo”.

 

Dijo que los industriales están convencidos de que el civismo y el amor por México no se enseñan en Facebook.

 

Comentó que están ciertos que los caudillos o mecenas disfrazados de ciudadanos que creen representar de manera demagógica a los muchos, que no tienen nombre, quienes se creen dueños de la verdad, o creen representar a toda la sociedad, distan mucho de ser la solución a la problemática del país.

 

“No le hagamos el juego a quienes quieren escalar la retórica de la tragedia nacional, mismos que pretenden hacer de la opinión pública un enemigo sin cuerpo”.

 

Dijo que México no se mueve por círculos de opinión que dan uno o 100,000 likes a todas aquellas publicaciones que refieren a la desgracia nacional. 

 

“El déficit de confianza es tan o más peligroso que el déficit fiscal, porque genera una percepción de miedo, y el miedo es la derrota de la razón. Quienes busquen incendiar a la sociedad profundizando el déficit de confianza, son igualmente letales, ya sea en las calles con una capucha cometiendo actos vandálicos, o detrás de una computadora programando bots y trolls abonando a la calumnia, o peor aún, coordinando una estrategia de desinformación que abona a la agenda de desestabilización”.

 

Alpízar le quiso reconocer a Enrique Peña Nieto la entereza de estar asumiendo los costos políticos, en toda la extensión de la palabra.

 

El presidente y su equipo no dejaron de sonreír.

 

@takaink