Los miles de mexicanos que están siendo deportados de los Estados Unidos, por decisión unilateral de la administración de Donald Trump, tienen un futuro incierto. En México faltan fuentes de empleo para ocupar esa mano de obra. Quienes son deportados lo hacen con lo esencial, sólo con la ropa que traen encima.
Son echados sin mayor consideración y tratados peor que criminales.
Estos son tiempos de incertidumbre, tiempos de unidad nacional y tiempos de hacer un frente de defensa común a favor de los ciudadanos mexicanos que viven en Estados Unidos, muchos de los cuales han sido echados sin tomar sus pertenencias o retornar con sus familias.
Poco más de 20 mil personas han sido expulsadas pese a la protesta del gobierno mexicano que ha demandado respeto para sus compatriotas. Nada le interesa a Trump quien esté empecinado en ver a los mexicanos como vulgares delincuentes.
El gobernante norteamericano avala el hostigamiento migratorio, lo patrocina, lo promueve, lo financia. Todo lo que huela a mexicano va para fuera. Es una especie de venganza, como si quisiera cobrarse algo de los mexicanos que no tenemos porqué soportar sus arrebatos de empresario caprichoso.
La actitud xenofóbica de la administración Trump es más que evidente. Hay, sin embargo, un rechazo generalizado a esa forma de gobernar por el total irrespeto a los derechos humanos. La evidente falta de tolerancia ya rebasó los límites de la diplomacia. De hecho la sepultó.
Se ha fisurado la relación entre las dos naciones y para recomponerla pasará mucho tiempo y sólo será posible en una próxima administración.
La coordinadora nacional del programa "Somos mexicanos" del Instituto Nacional de Migración (INM), Gabriela García Acoltz, reportó que en el primer mes del año, el número de mexicanos repatriados de Estados Unidos a México se ubicó en 12 mil 024 personas, 90 por ciento de ellos hombres. A esta fecha ya rebasan los 20 mil.
La nueva política migratoria del presidente estadunidense, Donald Trump ha puesto en la calle a ciudadanos que creyeron en el denominado sueño americano que hoy se convirtió en una pesadilla para las personas que apostaron por irse a trabajar a ese país y hacer una nueva forma de vida. Hoy, literalmente, muchos han quedado en la calle.
Frente a este escenario, el gobierno mexicano deberá diseñar una serie de programas para acoger a los connacionales y que puedan emplearse en el país, en momentos en que una galopante crisis afecta a todas las familias.
La política mexicana, licenciada en Economía y maestra en Desarrollo Rural y ex Secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles, dijo que los mexicanos que viven en Estados Unidos deben tener claro que no están solos, que cuentan con su gobierno y que, junto con sus familias, serán protegidos tal y como si se encontraran en territorio nacional.
Destacó que uno de los programas más importantes puestos en marcha por el Gobierno del presidente Enrique Peña Nieto es “Construye en tu Tierra”. Sus reglas –explicó- son muy sencillas: basta con que un migrante mexicano cuente con un predio en el país, para que se le gestione un subsidio y pueda iniciar la construcción de una casa en territorio nacional.
Ese es un paso significativo, pero no suficiente. Los mexicanos que radican en Estados Unidos y que han comenzado a ser deportados requieren seguridad social, empleos, y garantías para realizar inversiones.
A pesar de que el gobierno diga que no pasa nada, es pertinente que se tomen las previsiones del caso para evitar que los mexicanos que son echados de Estados Unidos tengan aquí, por lo menos, un clima adecuado para vivir.
Lo demás es retórica.