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Imagen, memoria y no olvido (Día Internacional de la Conmemoración del Holocausto)

Aún tenemos muchas preguntas sobre cómo pudieron ocurrir los lamentables sucesos del Holocausto. | Leonardo Bastida

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Escrito en OPINIÓN el

Las imágenes son borrosas. La mente puede trastocarse en una década. Definitivamente, no son recuerdos frescos, pero si nítidos. Una serie de personas sonrientes y contentas saludaban a la cámara mientras comían y disfrutaban de un espacio al aire libre. Mostraban sus casas, limpias, amplias, ventiladas, con las mayores confort habilidades de la época. Actividades deportivas y culturales para todas las personas. Un orden impecable y envidiable. Un lugar en el que todas las personas desearían vivir, sobre todo, si en las inmediaciones del lugar, se llevaban a cabo cruentas batallas de lo que hoy se denomina como la Segunda Guerra Mundial.

Dicho video se filmó en el verano de 1944 en el campo de concentración de Terezin, en la frontera entre la hoy República Checa y Alemania, como testimonio visual de la visita de la Cruz Roja de Dinamarca y la Cruz Roja Internacional, quienes habían solicitado al gobierno alemán observar las condiciones en que se encontraban recluidas las personas judías danesas deportadas por las autoridades germanas. Según el discurso oficial, el lugar era un espacio seguro para el retiro de las personas judías ancianas, una especie de balneario. 

En realidad, cuando se supo de la petición del gobierno danés, las autoridades alemanas decidieron “embellecer” el lugar para permitirles la entrada. Incluso, filmaron el suceso, para elaborar una película y “desmentir” los rumores de que en esos espacios la gente se estaba muriendo de hambre y era reprimida o asesinada. El filme nunca se proyectó, y se conoció su contenido hasta muchos años después, cuando se habilitó el campo de Terezin como un museo y monumento en memoria de las víctimas del Holocausto. 

Los recuerdos anteriores llegan a mi mente después de conocer el mensaje de Audrey Azoulay, directora general de la UNESCO, con motivo del Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto, conmemorado el pasado jueves, en el que hizo un llamado a interpelar aquellos cuestionamientos a la historia de los sucesos que han demostrado las atrocidades cometidas contra personas judías, gitanas, con discapacidad, homosexuales, y muchas otras durante la Segunda Guerra Mundial y la diseminación de discursos de odio, algunos de los cuales, desafortunadamente, han pervivido hasta nuestro días.

Ese llamado pide continuar investigando y documentando los sucesos, pues, a pesar del paso del tiempo, aún se desconocen muchas de las situaciones acontecidas en aquella época, y a mencionar el tema del Holocausto en la formación básica de las nuevas generaciones para prevenir el antisemitismo, el racismo y cualquier otro tipo de discurso de odio. 

A propósito de esta sugerencia, recordé la importancia de investigaciones como la del historiador británico Jeremy Hicks, investigador de la Universidad Queen Mary de Londres, quien en 2012 publicó los resultados de sus indagaciones sobre los filmes soviéticos elaborados durante la Segunda Guerra Mundial con respecto a la persecución de las y los judíos en su territorio en el libro “Primeras películas sobre el Holocausto” (Universidad de Pittsburgh, 2012). 

Como parte del entramado del libro, el especialista en cultura rusa cuestiona las formas en que la filmografía estadounidense y la soviética construyeron el imaginario colectivo sobre el Holocausto después de los sucesos, pues considera que en dicho discurso predomina una visión salvadora, sobre todo, por parte de los norteamericanos, pero se dejan de lado, hechos como que quienes rescataron el primer campo de concentración, el de Auschwitz, en enero de 1945, fueron las tropas soviéticas. Y por otro lado, en la visión soviética, tal vez no se dio el peso necesario a los sucesos.

Colmada de referencias, la investigación de Hicks expone la contradicción de que, en 1938, ya se había producido una película en la que se reflejaba la persecución hacia las personas judías en Rusia. Dicho filme es “El Profesor Mamlock”, que se exhibió en Estados Unidos recién terminado, pero que tuvo poca repercusión, por su manufactura soviética.

Ahora disponibles algunos de sus fragmentos en YouTube, la película muestra cómo integrantes del ejército alemán llegan a una población y comienzan a acorralar a las personas que habitan un barrio judío. Desde su ventana, un hombre maduro observa que las van a fusilar y sale a su balcón para gritar que no lo hagan, increpando a las tropas germanas y cuestionando su papel. 

Desafortunadamente, en su momento, en varios de los países aliados en contra del gobierno de Adolfo Hitler se descalificó el filme por considerarlo de corte comunista, por no ser un testimonio directo de una persona judía, pues se basó en la narración del escritor austríaco Friedrich Wolf, quien era de origen judío y huyo a la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas por la persecución que había en su contra, y escribió un texto a partir de una fotografía en la que se observa a un médico judío ahorcado y que en su cuello se le escribió la palabra “judío”, y por considerar que era de corte propagandístico, pues entre ambas naciones había serios conflictos.

Sin embargo, como argumenta Hicks, los cineastas participantes tuvieron el cuidado de evitar la difusión de un discurso de corte comunista y trataron de mostrar los hechos sin ideología de por medio, además de no ser tan ambiguos como otras películas similares, pues, la propia investigación mostró que en la década de los 30, se realizaron varias películas cuya trama central era el maltrato a las poblaciones judías por parte de “los fascistas”, quienes solían ser representados con uniformes militares y suásticas. 

Todo hecho histórico debe ser analizado y estudiado desde diferentes perspectivas y con el mayor número posible de fuentes posibles, de diferentes orígenes. Como lo ha mostrado Hicks, desde la visión occidentalizada de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto, se han quedado fuera muchas fuentes de información, que a casi 80 años del fin de los sucesos valdría la pena conocerlos.

Como apunta el historiador británico Edward H. Carr, la historia es un diálogo sin fin entre el presente y el pasado, y actualmente, aún tenemos muchas preguntas sobre cómo pudieron ocurrir los lamentables sucesos del Holocausto.