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Identificando a un autócrata

Es increíble que, al oír a Slim, al ver las discusiones y los argumentos alguien dude que López Obrador es un posible dictador, ¡ya lo es! | Julio Castillo

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Escrito en OPINIÓN el

Durante los últimos 18 años hemos sido testigos, a nivel nacional, de las actividades, resultados, escándalos y hasta la vida personal de López Obrador; incluso los menos atentos a la vida política deben recordar escenas como “el desafuero” o “la toma de Reforma”. Es increíble cuánto hemos visto de él y lo poco que hemos reflexionado.

En su libro sobre cómo se mueren las democracias, los autores Steven Levitsky y Daniel Ziblatt describen cuatro rasgos para identificar a los autócratas y son: 1. No respetan las normas básicas de la democracia; 2. Niegan legitimidad de sus adversarios; 3. Toleran o estimulan la violencia y 4. Muestran su intención de limitar derechos de quienes se les opongan. En el libro también dice que basta con la existencia de una de esas cuatro características para notar el potencial peligro. Repasemos algunas escenas:

·         Hace poco menos de un año, a finales de mayo de 2017, después de sugerirle al periodista José Cárdenas qué y cómo debía de preguntarle, López Obrador, en un extraño soliloquio, dijo textual: “ya no sigan calumniando ustedes, se los digo con todo respeto, hagan un periodismo independiente, distante del poder, cercano del pueblo”. Rasgo número 4.

·         Esta semana desacreditó a Slim por decir algo que es bastante obvio; pero que lo diga Slim tiene mucho peso. La estrategia fue desacreditar. Hace un poco más desacreditó a Vargas Llosa y a Krauze por no estar con él. Rasgo número 2.

AMLO Vs Slim

·         La semana pasada, y a partir de las agresiones de la CNTE a los seguidores del PRI en un evento en Oaxaca, demostró no solo su tolerancia, sino su simpatía por la violencia, y si a eso le sumamos la amenaza de “soltar al Tigre”, podemos encontrar el rasgo 3.

AMLO, la reelección y el tigre      

·         Cuando se vieron los videos de Eva Cadena acusó a Yunes y Peña Nieto; cuando fueron los de Bejarano dijo que era Salinas y Diego; cuando perdió, no reconoció el resultado; cuando gobernó, no respetó las normas de transparencia ni firmó las leyes aprobadas por la Asamblea Legislativa que no le gustaban; además de su famoso grito de guerra: “al diablo las instituciones”. Rasgo 1.

Si a todo esto le sumamos las imágenes de los vuelos privados, lo único que queda es un actor, un buen actor que repite lo que quieren oír. No creo que sea malo usar un avión privado, lo que es malo es decir lo contrario, presumir lo contrario, hablar mal de la frivolidad, hacerse pasar por austero y estar engañando a todos.

La realidad es evidente, pero muchos se resisten a verla porque ven alguna esperanza en él. La decepción y el fracaso del actual gobierno es el padre de dicha esperanza, no lo que se ha visto de López Obrador.

Es increíble que, al oír a Slim, al ver las discusiones y los argumentos alguien dude que López Obrador es un posible dictador, ¡ya lo es! No sólo empezó a actuar como presidente, ya hasta empezó a actuar como dictador. Una persona autócrata que no puede aceptar su error y está dispuesta a darle en la torre al país con tal de hacer su voluntad.

Se debería conocer mejor la historia de Venezuela y de los países que confiaron su futuro en personas similares. Pensar que “eso no va a pasar aquí” es repetir lo que muchos electores de varios países dijeron cuando votaron por la opción populista, no existe un solo caso de éxito.

Sergio Moro, Lula da Silva y Venezuela

@JulioCastilloL | @OpinionLSR | @lasillarota