La pregunta no parece preocupar a los senadores del PAN, del PRD y de Morena, quienes hacen todo por conservar al fiscal de la Fepade como su aliado.
No, la pregunta la formulan especialistas en derecho electoral quienes preocupados adelantan una grave crisis constitucional por el conflicto de intereses que supone que los precandidatos presidenciales Ricardo Anaya y Andrés Manuel López Obrador, además de la precandidata a jefa de gobierno, Alejandra Barrales, se convertirán en juez y parte.
¿Por qué juez y parte?
Por razones elementales, porque resulta que Anaya, Obrador y Barrales intentan regresar a su cargo a un aliado a modo, que en pocos meses regresará el favor a los candidatos.
Dicho de otra manera, que los aspirantes presidenciales y la aspirante a jefa de gobierno tratan de imponer a uno de los árbitros de la contienda electoral del 2018.
¿Y cómo se le llama a eso? En palabras coloquiales, es una trampa y en el lenguaje callejero es “una chingadera”.
Pero además los señores Anaya y Obrador y la señora Barrales intentan suplir, en conjunto, las facultades del Senado. ¿Por qué? Porque todo indica que obligarán a sus “leales” a votar por la restitución de Santiago Nieto, en el Senado.
¿Qué hacer con Santiago Nieto?
Lo cierto es que no hay mucho margen de maniobra. ¿Por qué razón?
Porque en su historia de servidor público Santiago Nieto se ha especializado en construir un largo camino empedrado de fallas, errores y sobre todo, estupideces.
Pero el mayor problema ya es Santiago Nieto. No, el problema es la tozudez política del PAN, del PRD y Morena, a cuyos líderes y legisladores ya no importa el deficiente trabajo desempeñado por Santiago Nieto y tampoco les importan los tropiezos y los excesos cometidos por el exfiscal.
Hoy lo único que importa a esos tres partidos es mantener de su lado a un aliado estratégico como Santiago Nieto, a pesar de la crisis.
¿O será que PAN, PRD y Morena quieren reventar la elección desde antes?
Al tiempo.