Antaño, cuando las fiestas familiares se organizaban en las calles del Distrito Federal, era común la expresión “¡cáiganse con la coperacha para la fiesta de la cuadra!”.
Es decir, que la comunidad de la “cuadra” o la “colonia” organizaba una cooperación para festejar bautizos, XV años, bodas y demás festejos de tal o cual familia de esa comunidad.
Viene a cuento el ejercicio memorioso, porque los ciudadanos de todo el país tendremos que “caernos con nuestra coperacha”, para financiar “la fiesta” de las nuevas empresas familiares conocidas como partidos políticos.
Nos referimos a los partidos Morena, Encuentro Social y el Partido Humanista, que en cuestión de horas, serán declarados, formalmente partidos políticos.
Con estos tres partidos, el espectro de la partidocracia en México se ampliará a diez organizaciones partidistas que vivirán, en su conjunto, del dinero público. Es decir, de la “coperacha” de los impuestos de todos.
La pregunta, sin embargo, es si el sistema político y partidista de nuestro país requiere de más y nuevos partidos. Está claro que la ley permite la construcción de nuevas fuerzas partidistas, una vez reunidos una larga lista de complejos requisitos.
Lo curioso –y más allá de la ley-, es que a ningún ciudadano nos han preguntado si creemos que se requieren más partidos, si queremos que nuestro dinero se destine a la grosera burocracia partidista –en lugar de la creación de escuelas u hospitales- y si servirán de algo los nuevos partidos.
Está claro, que a ninguno de los políticos mexicanos le interesa una consulta popular sobre la utilidad de los partidos ya existentes, y respecto a la necesidad de construir y financiar unos nuevos.
Los políticos, de las distintas tendencias e ideologías, creen que la sociedad da por un hecho que son necesarios los partidos políticos.
Los políticos no entienden que la sociedad mexicana está harta, cansada y hasta decepcionada de los partidos, los políticos y sus triquiñuelas. Y si tienen dudas, basta echar una mirada al resultado electoral reciente, en el estado de Coahuila.
Entonces, ¿por qué se crean tres nuevos partidos?
Ya dijimos que la ley lo permite, pero existen otras razones.
1.- En no pocos casos, la creación de un partido político es lo más parecido a una rentable empresa familiar.
2.- Hoy son empresas familiares el Partido Verde, el partido Nueva Alianza, el Partido del Trabajo, y el partido Movimiento Ciudadano. Y a partir de unas cuantas horas, serán empresas familiares los partidos Humanista, Encuentro Social y Morena.
3.- En muchos casos –en los anteriormente citados-, esos partidos se construyeron como un capricho personal de tal o cual grupo de la corrupta clase política mexicana.
4.- Pero además de caprichos personales, un partido político es lo más parecido a una exitosa franquicia, que tiene garantizado el suministro de dinero público y que, además, puede conseguir jugosos premios trianuales en diputaciones, alcaldías y en gobiernos sexenales. Y,
5.- Un partido político es, además de un rentable negocio, una escalera al cielo. ¿Qué quiere decir eso? Sí, es una escalera cuyos peldaños siempre llevan al poder político, al dinero, a los beneficios personales a costa del dinero público y del bienestar de la sociedad.
Esa es la política mexicana. Al Tiempo.