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Guardia Nacional: ¿va o no va a la Sedena?

La incrustación de la Guardia Nacional en la estructura operativa de la SEDENA se vislumbra como un hecho prácticamente inevitable. | Jorge Alejandro Medellín

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Escrito en OPINIÓN el

La incrustación de la Guardia Nacional (GN) en la estructura operativa de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) se vislumbra como un hecho prácticamente inevitable.  

Se trata de la apuesta fundamental del presidente Andrés Manuel López Obrador para hacerle frente a la delincuencia en todo el país a partir del uso abierto de las fuerzas armadas, en particular del ejército, como punta de lanza y cabeza de playa de una estrategia que a la fecha solo ha demostrado su fracaso en el tercer año del mandato obradorista. 

Con más de 300 mil efectivos del Ejército, de la Marina, de la Fuerza Aérea y de la Guardia Nacional desplegados en el país para asumir funciones policiacas, la agenda de la incierta oposición al gobierno no existe. No hay en las plataformas partidistas estudios, documentos propios, análisis especializados generados por legisladores, textos o proyectos para responder a la incorporación de la GN a la Defensa Nacional. 

El tema no es del dominio ni del interés real de legisladores que sí tuvieron en la mira a los proyectos de Reforma Eléctrica y Reforma Electoral como referentes unificadores de análisis, discusión y batalla en el Congreso de la Unión.  

Lo de la Guardia Nacional pertenece al ámbito militar, y el mundo militar es otra cosa; es cosa aparte y en él los diputados y senadores -con sus honrosas excepciones- no se meten si no es para apoyar iniciativas y propuestas que beneficien o no cuestionen, la figura, la imagen e intereses castrenses. 

Así ha sido y así ha funcionado a lo largo de la historia del país. Al momento, la oposición a la 4T carece de una agenda alterna, una o dos o tres propuestas serias, sólidas, viables para responder a la intención del presidente y de la Plana Mayor de la SEDENA. El tema no está en su órbita de interés.  

Por eso no se aprecia en el horizonte una tercera sacudida legislativa a las pretensiones presidenciales -la primera fue el strike one a la Reforma Eléctrica, la segunda será el strike two a la Reforma Electoral y el tercer strike, el del ponche, sería el no a la incorporación de la Guardia a la SEDENA- de engrosar las filas militares con más militares vestidos de policías. 

Salvo por el activismo solitario del senador Emilio Álvarez Icaza, no hay quién o quiénes aborden el tema y lo hagan suyo como para ofrecer alternativas o para argumentar sólidamente en contra de la llegada de la GN a la SEDENA. 

Solo será cuestión de tiempo. Sin consenso ni plataforma opositora en el tema, la Guardia va.