Main logo

Gooooool, electoral

La lección de este proceso electoral es la de revisar la utilidad o no del extenso periodo electoral, sus costos y gastos criminales. | Joel Hernández Santiago

Por
Escrito en OPINIÓN el

El Mundial de Fútbol en Rusia nos cae como agua de salvación en estos días aciagos mexicanos. Y aunque ya se sabe que este negocio deportivo es asimismo enajenante, uno duda en decidir qué lo es más, si este espectáculo deportivo con intereses o ver el clima de violencia que se vive en casi toda la República o, aún más, este proceso electoral 2018, que en lugar de ser una fiesta de lo democrático, se ha convertido en un tormento chino para todos aquí.

Tormento chino por su larguísima duración inexplicablemente disfrazada; tormento chino por su altísimo costo para todos los mexicanos, que pagamos para que nos peguen; tormento chino porque los candidatos de todos los partidos y de todos los colores e intenciones, nos han puesto de pretexto para su guerra de inmundicia, descalificaciones y prepotencias…

Ya sólo faltan unos días para el ansiado día: 1 de julio de 2018; y si hacemos cuentas son sólo unas horas si consideramos que el Mundial de Fútbol va a abstraer, por dos semanas, a millones de mexicanos hacia esta competencia de países, de colores, de orgullos patrios y nacionalismos…

Hora de hacer recuento

Pero ya es tiempo de que los mexicanos comencemos a sacar cuentas de este desastre en el que se ha convertido lo electoral. Cargos y abonos. Pérdidas o ganancias. Y es justo reflexionar, ya, sobre algunas de las piedras institucionales en el zapato nacional. Por ejemplo:

Cuando se dijo que en México el proceso electoral era en extremo largo, los Consejeros del INE, por instrucciones de sus partidos políticos, sacaron de la chistera unos cortes inexplicables, así que si esta fase duraba nueve larguísimos meses, éstos se han convertido en lo mismo pero con cortes engañosos: De inicio de campañas el 8 de septiembre de 2017-Precampañas en diciembre de 2017-Intercampañas en enero de 2018 y el mismo año campañas electorales hasta unos días antes del 1 de julio: nueve meses… Nueve eternos-cansados-dolorosos meses de guerra inútil.

El Instituto Nacional Electoral (INE) dice que es el organizador vigilante de estos comicios. Y para ello se asignó a sí mismo –a través de sus partidos en el Legislativo– un presupuesto de más de 24 mil millones de pesos. Si: 24 mil millones de pesos para organizar y garantizar que las elecciones lleguen a buen fin, si no, no.

El presupuesto incluye asignaciones para la organización de procesos electorales federales y locales; para el fortalecimiento de la cultura democrática, igualdad de género e inclusión (¿cultura democrática?...); fortalecer la gestión y evaluación administrativa y cultura de servicio público (¡ajá!), así como para los mecanismos de actualización de los procesos registrales; el acceso a la información y protección de datos personales la equidad y legalidad en el sistema de partidos políticos (¿cuáles, si desparecieron?) y eso: coordinar el sistema nacional electoral:

Por todo eso que no garantiza nada, pagaremos 17.5 mil millones de pesos, además de otros 6 mil 788 millones que se asignan a los partidos políticos nacionales…

Por supuesto, estas cifras no consideran las asignaciones especiales que reciben cada uno de los Institutos Electorales estatales y sus tribunales, para llevar la fiesta en paz electoral, dicen.

La pregunta sigue siendo: ¿si dejó de ser Federal el INE porqué mantuvo la estructura antigua en cada entidad, incluyendo el de la Ciudad de México, pista de aterrizaje de compromisos políticos, con todo y sus costos, y les impone sus criterios centralistas sin conocer las particularidades de cada estado o municipio?

Son 3,400 cargos de elección popular en disputa, entre ellos nueve gobernadores. Congresos y municipios cambiarán de personajes, aunque el reciclaje nacional está a la vista, sin que el INE hubiera llevado a cabo las filtraciones necesarias para garantizar la probidad de los candidatos de cualquier partido o Coalición o Frente: ya veremos con qué salen algunos de ellos.

“Así que hasta el 15 de diciembre pasado, en la lista nominal –gente con credencial para votar con fotografía vigente– estaban inscritos 87 millones 879 mil 838 mexicanos al grito de ¡ya basta!”

Además de este gasto criminal para un proceso electoral en el que cada candidato ha hecho lo que ha querido y en el que no ha habido propuestas serias-estructuradas-definidas de lo que propone cada uno para el país, estado, municipio o legislativo…

De nuestro bolsillo

Además, decía, cada uno de los candidatos de los 3,400 puestos de elección, han adquirido facturas a largo plazo que “en el caso de llegar” tendrán que ser pagadas por nosotros porque, que se sepa, no es de sus bolsillos con los que pagan los favores recibidos durante el proceso electoral. Estos ‘favores’ tienen un costo y un precio contante y sonante en los años siguientes.

Así que, la lección de este proceso electoral es la de revisar la utilidad o no del extenso periodo electoral, sus costos y gastos criminales, su desgaste político para todos, la necesidad o no de contar con el INE y los Tribunales de lo electoral así como están ahora y sí: fortalecer la cultura política democrática que tanta falta hace para garantizar que la elección de gobierno sea la mejor elección, siempre.  ¿Y los partidos políticos?... ¿Qué hacer con estos partidos políticos?

Oaxaca: daños colaterales

@joelhsantiago  | @OpinionLSR | @lasillarota