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¿Golpe de Estado?

Decir “Golpe de Estado” resulta sencillo, pero tiene un hondo significado para todo cuerpo social. | Joel Hernández Santiago

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Escrito en OPINIÓN el

Los “Golpes de Estado” son cosas serias. Y cuestan vidas. Y la estabilidad de un país se sacude. Predomina la inseguridad, la violencia extrema, la confrontación y la pérdida de los derechos ciudadanos y sociales. Las libertades se van a pique: todo se transforma y contamina.

Decir “Golpe de Estado” resulta sencillo, pero tiene un hondo significado para todo cuerpo social; para todo país, nación... e incluso para la “patria” –concepto ya en desuso en México, como se ve-.

Y por eso llamó mucho la atención que el presidente, Andrés Manuel López Obrador, publicará un mensaje en twitt el sábado 2 de noviembre –Día de los Muertos– en el que toma como ejemplo el caso de Victoriano Huerta en 1913 y advierte:

“Ahora es distinto. Aunque son otras realidades y no debe caerse en la simplicidad de las comparaciones, la transformación que encabezo cuenta con el respaldo de una mayoría libre y consciente, justa y amante de la legalidad y de la paz, que no permitiría otro golpe de Estado en nuestro país (...) Aquí no hay la más mínima oportunidad para los Huertas, los Francos, los Hitler o los Pinochet [todos ellos militares]. El México de hoy no es tierra fértil para el genocidio ni para canallas que lo imploren”.

Muchos escenarios podrán tejerse en torno a esta grave afirmación del Ejecutivo mexicano. La primera de ellas es que el presidente mexicano tiene información privilegiada y quiere advertir que conoce planes militares adversos a su gobierno y quiere contenerlos.

Otro escenario es el de que dado el escándalo mediático que produjo el error táctico y estratégico por parte de su gobierno en la detención de Ovidio Guzmán López, en Culiacán, intenta desviar la atención hacia otro tema asimismo “caliente” para dar por terminadas las criticas nacionales y en el extranjero a su gobierno por errores como ese.

Otro más es el de que también quiso desviar la atención del berenjenal en el que se metió el mismo presidente –evidentemente muy sensible a la crítica—luego de que se le cuestionó en vivo y a todo color que la información que emitió su gobierno respecto de los hechos en Culiacán tenían inconsistencias, fallas informativas, mentiras y ocultamientos. A esto contestó indignado –recordando el tiempo maderista a principios del siglo XX, lo que dice que dijo Gustavo Madero: “Muerden la mano de quien les quitó el bozal” –. Esto a los periodistas y medios de México...

Pero mientras son peras o son perones, con su afirmación de posible “Golpe de Estado” entra en un terreno pantanoso y deja muchos resabios, sobre todo en una sociedad en la que se sigue viendo al Ejército mexicano como una institución respetable y respetada, querida y solvente, a la que se metió en asuntos que no tienen que ver son su responsabilidad primera: la seguridad nacional, la integridad patrimonial, la soberanía y el salvaguarda del estado de Derecho.

Y lo que se percibe de un tiempo a esta parte es que el Ejército mexicano podría tener resentimientos en contra de dichos presidenciales y sus acciones.

Durante la campaña del candidato a la presidencia, López Obrador, éste insistía en que de llegar a la presidencia de México una de sus primeras medidas sería regresar a los militares a los cuarteles y quitarlos de las calles de México. No fue así y, por el contrario, su estrategia de seguridad pública nacional se sostiene en la participación del Ejército y la Marina, transformada esa ayuda en Guardia Nacional... ¿Qué opinaron los integrantes de las fuerzas armadas mexicanas?: Disciplina.

El 30 de junio de este año, el presidente dijo en público: “Si por mí fuera, yo desaparecería al Ejército y lo convertiría en Guardia Nacional”. Lo que no cayó muy bien en el Ejército mexicano.

Luego han venido contradicciones y hasta acusaciones, como cuando ocurrió lo de Culiacán y mientras la parte civil del operativo –Alfonso Durazo Montaño, Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana– salía a decir que todo ocurrió porque, simple y sencillamente, el Ejército “pasaba por ahí”... Luego diría que si existió el operativo, y que tal y tal.

Fue el Secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval quien puso los puntos sobre las ‘íes’ al decir de forma enfática, pero asimismo molesto: “Se actuó de manera precipitada con deficiente planeación, así como falta de previsión sobre las consecuencias de la intervención”. Creíble esto. Y en adelante las respuestas oficiales tendrían que bordar sobre este escenario.

Más adelante vino el discurso del general Carlos Gaytán Ochoa el 22 de octubre, en un desayuno en la Defensa Nacional y con la presencia del Secretario de la Defensa Nacional, y cuyos mandos asimismo debieron conocer las palabras que diría el orador, pues eran de altísimo calado:

Dijo: “Ante la situación actual –los militares- se sienten agraviados como mexicanos y ofendidos como soldados (...) Actualmente vivimos en una sociedad polarizada políticamente, porque la ideología dominante, que no mayoritaria, se sustenta en corrientes pretendidamente de izquierda, que acumularon durante años un gran resentimiento” (...) “Frágiles mecanismos de contrapeso existentes han permitido un fortalecimiento del presidente, que viene propiciando decisiones estratégicas que no han convencido a todos...” Y así el discurso del General Gaytán.

Más tarde vendría la advertencia del presidente López Obrador en el twitt aludido, y para el lunes 4 de noviembre él mismo matizaría: “Lo escribí por si alguno tiene la tentación”...

La situación es tensa. Y se advierte en el ambiente político. Sin embargo el Ejército mexicano, siempre querido y respetado, está ahí cumpliendo lo que la Constitución tiene establecido. El Jefe Máximo de las fuerzas armadas de México es el presidente y hay disciplina.

Sin embargo no está por demás que se limen asperezas, que se dialogue entre las partes y que el resultado sea un cambio de estrategia que atienda los derechos humanos, el estado de Derecho y la seguridad nacional tanto como la seguridad pública. Por el bien de todos. Otro escenario sería grave para el país y eso, sin ninguna duda, nadie lo quiere.