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Gobernadores al cadalso

Podría ser un delito que un político, un líder de partido o un futuro gobernante asegure que llevará a la cárcel al gobernador saliente.

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Escrito en OPINIÓN el

Otra de las modas que puso en boga el proceso electoral del 5 de junio pasado, es la amenaza de que no pocos gobernadores salientes –de las 12 entidades en donde se renovaron ejecutivos estatales-, pueden terminar en prisión.

 

No es novedad que durante los tiempos de campaña los aspirantes a un puesto de elección popular prometan cárcel para aquel que ocupa el cargo al que aspiran; el de gobernador, en este caso.

 

Así, por ejemplo, en Veracruz algunos opositores plantearon como objetivo central de campaña llevar a la cárcel al gobernador Javier Duarte; en Chihuahua otros prometieron que, de ganar, llevarían a la cárcel a César Duarte.

 

Lo miso ocurrió en Quintana Roo, en donde los opositores al PRI alardearon con mandar tras las rejas al gobernador Roberto Borge.

 

En tanto procesos electorales, el recurso de “prometer” es parte de la propuesta aspiracional de toda elección.

 

Sin embargo, una vez concluida la elección resulta poco serio, temerario, y hasta podría ser un delito que un político, un líder de partido o un futuro gobernante asegure que llevará a la cárcel al gobernador saliente.

 

¿Por qué?

 

Porque la responsabilidad y la facultad de iniciar una investigación que dé pie a un proceso penal no le corresponde a un partido político, tampoco a un líder partidista y mucho menos a un gobernador electo.

 

No, en todo caso, a un gobernador electo –como son los casos de Miguel Ángel Yunes, de Javier Corral y de Carlos Joaquín González-, le corresponde comprometerse con la aplicación de la justicia; con una investigación seria, documentada, y respaldada en hechos. Y es que el ejercicio del poder en una democracia como la mexicana está –o debe estar-, lejos de las venganzas, del cobro de facturas, y de la barbarie desde el poder.

 

¿Se imaginan el escándalo si como, por ejemplo, Enrique Peña Nieto o cualquier gobernador priista hubiese alardeado que llevaría a la cárcel a su antecesor? La escandalera habría sido monumental, con toda razón.

 

Sin embargo, cuando la amenaza de venganza política, de represión política, o persecución viene del PAN o del PRD, entonces nadie dice nada .

 

Y, en efecto, seguramente los gobernadores salientes en cuestión –los Duarte, y Miguel Borge-, tienen mucha cola que les pisen, es posible que deban estar en prisión, sin embargo, la presunción de los delitos que habrían cometido no le corresponde ni a los medios, ni al gobernador electo, ni a los dirigentes de partido.

 

No, determinada responsabilidad de un gobernador saliente es facultad, tanto del Ministerio Público como del Poder Judicial. Y resulta altamente reprobable que la impartición de justicia pretenda ser sustituida por la venganza política.

 

@RicardoAlemanMx 

@OpinionLSR