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Gatellmanía

Que la Gatellmanía sea un parteaguas para exigir que el político y el científico desplacen al incendiario, provocador y adulador en este gobierno. | Lena Brena*

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Escrito en OPINIÓN el

El furor y creciente viralidad en los medios masivos del Dr. Hugo López-Gatell como vocero de la Secretaría de Salud para el tema del coronavirus, dicen que se debe, al menos como explicación de su popularidad en el sector femenino, de una necesidad de hombres no tóxicos, que sean pacientes, empáticos, incluyentes. Para otros significa una aparente -y necesaria por cierto- llegada de una era de los técnicos, que no es lo mismo que tecnócratas. Lo anterior, significa que hacia falta ver a servidores públicos que tengan un conocimiento especializado o hiperespecializado, y que sepan comunicarlo a un público muy plural, que no es especialista, pero quiere entender el tema y lo que es más, tiene el derecho a que cualquier asunto de interés general le sea correctamente explicado. En esta área el Dr. López Gatell está teniendo éxito, aunque no significa que le estemos extendiendo un cheque en blanco y no estemos atentos a algunos resbalones como el de la “fuerza moral, no es fuerza de contagio”.

Desafortunadamente no podemos decir eso de los demás miembros del gabinete, y no sólo de los que no tienen nada que ver con la contención sanitaria y epidemiológica que ahora vivimos, sino de los del área social, laboral, económica, que curiosamente han estado poco visibles, y además sus intervenciones son bastantes deslucidas, justo cuando tendrían que tener un papel fundamental porque requerimos blindaje social y económico. La explicación de este bajo perfil frente a la exposición del Dr. Gatell se debe a que por fin el presidente se encontró frente a un tema en el que no tiene experiencia. En los demás temas, el presidente sí se asume todólogo y él explica todo sin delegar; es admirable que su elevada autoestima le permita hablar con tanta seguridad de temas que no conoce a profundidad. 

Pero pasemos a la explicación del porqué la didáctica explicación del López-Gatell ha gustado a tirios y troyanos. En todo gobierno hay y son necesarios agentes especializados que sepan diagnosticar y gestionar procesos de toma de decisiones de asuntos públicos, y de principales, que su legitimidad es la electoral, hay otros actores, que su legitimidad no es ni una ni otra, es ese campo nebuloso del amiguismo, clientelismo y pago de favores. Para que la información que de lugar a toma de decisiones sea suficiente, válida y comprobable, se requieren los técnicos y estos le “digieren” la información a los actores electos. Pero, siempre hay un pero, no siempre ese paso es fluido, y entonces tienes a técnicos que no saben comunicar eficientemente y actores electos incapaces de comunicar y gobernar sustentadamente. Y entonces, ¿por qué el Dr. López-Gatell ha logrado lo que en este gobierno nadie había logrado? Porque es un buen traductor. 

En la teoría de los Sistemas Asociativos Complejos un traductor es el que sabe interpretarle a los tomadores de decisiones lo que ocurre en un campo de conocimiento, llámese políticas públicas, desarrollo social, finanzas públicas, derechos humanos, conocimiento sobre ecología, agricultura, aparato de justicia, etc. Para que el tomador de decisiones lo haga no sólo eficientemente sino con un robusto sustento y que se lo comunique a la ciudadanía de forma transparente, entendible, suficiente y adecuadamente. El Dr. Hugo López Gatell es pues un buen traductor, y además lo logra hacer siendo el vocero de este fenómeno de tanta importancia para la vida pública de las y los mexicanos; es seguro y claro explicando en términos científicos para quienes no entendemos de química, biología y medicina, y es firme en sus decisiones, no cavila, no duda. López-Gatell hace política, en el sentido de usar el poder, en este caso su saber-poder para resolver problemas y no se engancha en politiquería, sabe responder no con frases de cajón o insultos, sino con datos, argumentos técnicos y siempre en un tono respetuoso, como un estadista. 

Más allá de cualquier otra consideración sobre sus cualidades personales, paciencia, respeto, y empatía, que son admirables pero que deberían ser la regla no la excepción, el servidor público y el experto deberían tomar como ejemplo práctico las habilidades profesionales y personales del Dr. López-Gatell en su quehacer diario. No sé si eso esté escrito en la cartilla moral, pero evidentemente no basta con 90 por ciento honestidad y 10 por ciento experiencia, López-Gatell le da la vuelta a ese mantra presidencial, siendo más del 10 por ciento experto. Ambas características no son excluyentes sino complementarias. Ojalá que la Gatellmanía no sea un asunto de hormonas encendidas sino de un parteaguas para exigir que el político y el científico desplacen al incendiario, provocador y adulador en este gobierno. 

*Lena Alejandra Brena Ríos

Dra. En Ciencias Políticas y Sociales con orientación en Ciencia Política, por el Posgrado de la UNAM de la FCPyS, es Maestra en Sociología Política por el Instituto Mora. Docente en la FCPyS en las asignaturas de Sociología y Metodología de los Derechos Humanos y Análisis de Redes Sociales y Políticas, también imparte la asignatura de feminismo indígena y afrodescendiente en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Es tutora del Certificado en Crítica de los Derechos humanos en el 17, Instituto de Estudios Críticos.