A inicios de agosto y a finales de diciembre del 2020, el presidente Andrés Manuel López Obrador descartó que en el 2021 se fueran a registrar gasolinazos y, prometió, continuar con la política de no aumentar el precio de los combustibles.
Los mexicanos creímos en su palabra y cerramos ese pandémico año con la promesa presidencial que habría de caerse semanas después.
Y como dicen en la tierra del gobernante que “cae más rápido un hablador que un cojo”, AMLO quedó como lo que siempre ha sido: un mitómano.
No solamente subieron las gasolinas sino que el gas subió al igual que diversos productos de la canasta básica se fueron por las nubes.
Aunque en una de sus tantas conferencias mañaneras reconoció que los precios de los combustibles han ido aumentando, consideró que esto se debe a la recuperación del costo del barril de crudo y de la gasolina de importación; pero reiteró que a pesar de eso no habría gasolinazos.
¿Cómo creerle a un jefe de Estado que tiene por política mentir? ¿Qué hacer frente a los constantes incrementos de los carburantes?
AMLO no ha podido cumplir la promesa de mantener estables los precios de los combustibles. Sabe bien que la venta de las gasolinas es fundamental para la economía del país y de las familias, que la estabilidad en su precio apoya a las necesidades básicas de los mexicanos.
Pero se hace el occiso. La manipulación que cotidianamente realiza el presidente Andrés Manuel López Obrador en diversos temas está llevando al fracaso a su Gobierno y un alto porcentaje de mexicanos desearía que renunciara al cargo para darle viabilidad al país.
El precio de la gasolina ha alcanzado su máximo histórico y sigue en aumento. El promedio a nivel nacional del litro de gasolina regular es de 20 pesos y la premium 21.43.
En lo que va de marzo, el aumento ha continuado en ascenso y pareciera la tendencia imparable.
López Obrador ha querido quitarse de en medio del problema y ha dicho que en los últimos días se ha registrado una especulación en el precio de combustibles y dijo que ya se está revisando por qué los incentivos fiscales entregados a los distribuidores no se ven reflejados en el precio final al consumidor.
Nadie le rinde cuentas y los gasolineros siguen imparables con sus precios lo que se ve reflejado en la canasta básica ya que todos los productos son movilizados desde diversos puntos del país hacia los centros de venta.
El costo de las gasolinas y de los cigarros en México han tenido un aumento desde el primer día de 2021 debido a una actualización en el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), de acuerdo a expertos.
La Secretaría de Hacienda publicó que el IEPS para las gasolinas, los cigarros y bebidas azucaradas a partir del 1 de enero de 2021 serán de la siguiente manera: gasolina Magna (menor a 91 octanos), pasará de 4.95 pesos a 5.1148 pesos por litro. Esto significa un aumento de 3.33 por ciento.
Respecto a la gasolina Premium (igual o mayor a 91 octanos), el impuesto pasará de 4.18 pesos a 4.3192 pesos por litro lo que significa un incremento de 3.33 por ciento.
A su vez, el gas ha ido en constante aumento lo que ya está afectando la economía de millones de hogares mexicanos.
La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) refirió que el precio promedio del kilogramo de gas LP (usado por 80 por ciento de las familias mexicanas) es de 23 pesos, un incremento de 15 por ciento respecto de los 20 que costaba a inicios de 2021, y de 26 por ciento frente a los 18.2 pesos de hace un año.
Lo anterior revela que si hace un año una familia desembolsaba 364 pesos por un tanque de gas de 20 kilos en enero necesitaba pagar 400 pesos por ese mismo kilaje.
En el sureste mexicano el tanque de gas de 30 kilogramos llega a costar 700 pesos. Y en ese contexto ha aumentado en 80 por ciento el limón y el aguacate previo a los días de la Semana Santa.
El kilogramo de frijol ha pasado de 20 o 21 pesos a 47 pesos en algunas regiones del país.
A ese paso México se podría convertir en un paria internacional. Esos son los resultados de la 4T aunque desde el oficialismo se defienda a este gobierno que se desmorona diariamente.