El sector ganadero mexicano atraviesa por una severa crisis. Precios bajos, deficientes mercados y aretado del ganado que en vez de beneficiar a los productores los perjudica económicamente.
Ello conforma el actual panorama en México que tiene, literalmente, al borde de la quiebra a muchos productores que exigen la intervención inmediata del gobierno para salvaguardar este sector productivo.
En estados del sureste mexicano crece una ola de inconformidad contra el aretado o identificación individual que consiste en asignar a cada animal un número único que lo acompañe a lo largo de su vida y que permita dar seguimiento a sus movimientos.
Los productores que no cuentan con este arete no pueden mover su ganado y los coyotes les descuentan 500 pesos por cada animal por carecer de la identificación lo que ha dado paso a un mercado negro.
El Sistema Nacional de Identificación Individual de Ganado (SINIIGA) es el encargado de identificar a cada bovino, ovino y caprino mediante aretes en los que se muestra el número asignado al animal.
Pero en Chiapas los productores han comenzado a protestar y argumentan que esa identificación no disuade el abigeato y fácilmente los ladrones de ganado pueden cambiar los aretes y, por tanto, piden la supresión de este mecanismo.
Los productores ejidales que mayoritariamente no están organizados son víctimas de los coyotes o revendedores de aretes.
Algunos de estos ejidatarios tienen 5, 10 o 15 animales y los médicos veterinarios no quieren ir a realizar el aretado.
Esta situación los coloca en clara desventaja y demandan del gobierno de Andrés Manuel López Obrador la supresión del aretado porque se está beneficiando a una mafia que mueve millones de pesos a nivel nacional.
En un contexto difícil, en el marco de la pandemia que afecta a todo el mundo, los productores se quejan además de los bajos precios del ganado en pie y el aumento de los precios en los insumos.
Este panorama está volviendo poco rentable la actividad lo que está generando que muchos productores abandonen la ganadería, ya que los precios son poco competitivos.
El kilogramo de vaca para sacrificio lo están pagando los compradores entre 25 y 28 pesos el kilogramo, dependiendo si está gorda o flaca, con lo cual no se cubre el precio de producción, según la queja generalizada de los productores.
Los toros para el rastro son pagados a 30 pesos el kilogramo lo que está generando problemas en el sector sin posibilidades de reactivarse.
A pesar de que los precios del ganado en pie está por los suelos en los mercados, la carne se vende a 130 pesos el kilogramo lo que revela que quien se está llevando la ganancia no es el productor sino el intermediario.
Aunque se ha combatido el abigeato en Chiapas un problema que enfrentan los productores de la costa es el ingreso, de contrabando, de ganado procedente de Centroamérica frente a lo cual urgen medidas de vigilancia sanitaria para evitar que se afecte el hato nacional.