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Futbolista y gobernador

Adolfo Lugo Verduzco llegó a ser parte del América en Primera División; sin embargo, se inclinó por el servicio público en una familia de abolengo político

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Escrito en HIDALGO el

A mediados del siglo pasado, el América era un equipo cualquiera; lejos de ser comprado por la familia Azcárraga y pertenecer al consorcio que sería Televisa.

No eran Águilas, más bien les decían Cremas (por el tono de su camiseta); tampoco hacían contrataciones millonarias pues la mayoría de sus jugadores eran jóvenes estudiantes capitalinos.

Entre esos muchachos destacó un provinciano de nombre Adolfo Lugo Verduzco.

Alto, delgado y correoso, el oriundo de Huichapan, mostró cualidades como atacante para quedarse en la escuadra de Primera División. Historiadores indican que debutó el 16 de agosto de 1953.

Su destino, sin embargo, se cultivó en las aulas de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde se graduó como abogado.

Adolfo, pocos de sus contemporáneos sabían, pertenecía a una familia de abolengo político. Tíos y primos de él fueron gobernadores de Hidalgo en distintas épocas de la historia.

Cuando tuvo la disyuntiva de elegir entre las canchas o el escenario del servicio público, Lugo Verduzco sin dudar abrazó la política por casi tres décadas, desempeñándose en distintos cargos y dependencias.

Con toda esa experiencia, así como sus parientes, logró ser electo gobernador de la entidad en 1987, donde gobernó con un estilo sobrio, sin aspavientos.

Un caballero de la burocracia con otra gran pasión: la Fiesta Brava, que lo animó a fundar en 1973 la ganadería “Huichapan”, en el rancho conocido como San Joaquín.

Sus novillos y astados fueron toreados por figuras del momento como Manolo Martínez, Eloy Cavazos o Jorge Gutiérrez. En 1981 las puertas de la Plaza México se abrieron para su primera novillada, iniciando un historial que tuvo su consagración en 1997, cuando “Azafrán”, toro de su hierro, fue nombrado el mejor de la Temporada 1996-1997.

La Cuna del Futbol Mexicano le tenía reservada una oportunidad para quedarse en la historia. Y como buen delantero, no la desaprovechó.

En la recta final de su gobierno, los Tuzos del Pachuca consiguieron el dramático ascenso a Primera División, luego de pasar 18 años en Segunda.

A Lugo Verduzco le quedaba menos de un año en su sexenio pero decidió estar a la altura de las circunstancias.

Un mes después del triunfo tuzo sobre Zacatepec, el gobernador anunció la construcción del Estadio Hidalgo. El 14 de julio de 1992 colocó la primera piedra de la obra encargada a la constructora ICSA. El inmueble se inauguró siete meses después.

El Gobierno Estatal igual decidió comprar la franquicia del equipo a José Luis Villuendas, en un esfuerzo por convertir nuevamente a los Tuzos en un bien público. El negocio acabó mal. Se regresó a Segunda División. 

Distanciado de los reflectores políticos, el ex mandatario dedicó tiempo a su ganadería, a la Asociación Nacional de Criadores de Toros (la que también presidió), y hasta participó en una reunión con sus excompañeros por el Centenario del América.

REMATE

¿Qué se necesita para ser buen delantero y buen político? Sin duda, estar en el momento y el lugar adecuado. Adolfo Lugo Verduzco se distinguió con esas dos habilidades. Falleció el pasado 21 de enero, a los 88 años de edad. Descanse en Paz.