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¡Fuera máscaras!

Todos aman la vida, pero el hombre valiente y honrado aprecia más el honor: William Shakespeare.

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Escrito en OPINIÓN el

La frase “¡FUERA MÁSCARAS!” hace referencia a varias interpretaciones. Terminar con la hipocresía, la doble moral, desenmascarar luchadores (hablo de los que están arriba de los encordados, no de los sociales) y como se dice “salir del clóset”.

 

Con “¡FUERA MÁSCARAS!” me refiero a que se debe terminar con la máscara de la cobardía, la provocación y la impunidad que en los últimos años se ha presentado en las manifestaciones protagonizadas por algunos ciudadanos que encapuchados se dan o reciben licencia hasta para matar.

 

Ahora resulta que los inconformes encapuchados pueden manifestarse y agredir a quienes se les ponga enfrente, así como incendiar, secuestrar, robar y destrozar de manera irresponsable edificios públicos y privados.

 

En el colmo de la provocación, con la cara tapada han llegado al exceso y la irresponsabilidad de provocar y agredir a las instalaciones militares.

 

La impunidad en la que se manejan les da la seguridad de que nadie podrá actuar contra ellos, y en caso de que sean detenidos, sus líderes llegarán a negociar con las autoridades y saldrán en libertad sin ninguna orden judicial en su contra; Guerrero es la mejor muestra de que sus actos violentos quedan impunes.

 

Las marchas-protesta son una forma legítima de participación política, presentes en todas las sociedades, son muchas de las veces la única vía que encuentran los grupos sociales para abrir camino a sus reclamos y demandas.

 

Pero una cosa es la libre manifestación y la libertad de expresión con responsabilidad social y respeto a la Ley, y otra muy diferente es el vandalismo que han desatado los encapuchados con garrote en mano. El mal uso y los excesos no pueden ser permisibles porque, según observadores y comentaristas, estos actos son la peor imagen de México en el exterior y ante los inversionistas, “detrás de la crisis de confianza política y social en el país están los grandes males como la corrupción, la impunidad, la injusticia, los vacíos de gobernabilidad que permiten que prolifere la delincuencia en varias zonas del país” según lo manifestado por el Consejo Coordinador Empresarial.

 

Existe prácticamente unanimidad en la sociedad para ponerle un alto a la actitud provocadora de los manifestantes, quienes piden a gritos un mártir o cinco o diez o más, los 43 jovencitos de Ayotzinapa no les fueron suficientes, a pesar de que fue la actitud de aquellos provocadores lo que causó esta tragedia.

 

Un primer paso obligado es que se legisle, como dicen los Diputados, con carácter de obvia y pronta resolución, para poner un alto a las manifestaciones violentas, y de entrada prohibir que los manifestantes se cubran el rostro y porten instrumentos (palos, tubos, piedras) para agredir a terceros. También debe legislarse para que espacios públicos, carreteras, aeropuertos y principales vialidades de las ciudades, sean respetadas a favor de los ciudadanos y de los prestadores de bienes y servicios, principales perjudicados de los irresponsables bloqueos. 

 

Hay un precedente digno de rescatar: en 1999 Rosario Robles, entonces Jefa de Gobierno del DF, hizo posible la coexistencia de la libertad de manifestación y la libre circulación de los vehículos cuando consiguió que los miembros del Comité de Huelga de la UNAM desbloquearan los carriles centrales  del Periférico, una de las arterias principales del DF, que desde esa fecha no ha vuelto a ser tomada por manifestantes.

Ejemplos en el mundo hay de sobra. En Colombia es un delito obstruir vías e infraestructura de transporte, mientras que en Estados Unidos, Rusia y Francia el uso de máscaras, cascos, pasamontañas o velos en manifestaciones se castiga con el equivalente de hasta 800 mil pesos.

 

Quien quiera manifestarse debe hacerlo de frente y mostrando la cara, y se debe contemplar además que quien cause daños responda por sus actos con sanciones administrativas, civiles y penales.

 

En la actual Legislatura federal, la Comisión de Puntos Constitucionales presentó en abril de 2014 una propuesta para reformar los artículos 11 y 73 de la Constitución, que se refieren al libre tránsito y al turismo respectivamente. En la exposición de motivos se plantea entre otras cosas, “exigir a los quejosos que no generen violencia y que las marchas, asambleas, protestas, plantones o manifestaciones se realicen en lugares públicos como parques, jardines, áreas verdes, explanadas, zonas de recreo, centros deportivos y vialidades, siempre y cuando no se afecte a terceros”.

 

Y si usted, lectora, lector querido, no tienen inconveniente, muchas gracias por sus amables comentarios y aportaciones, nos leemos el próximo jueves.

 

PD: Bien por la Ley  Anticorrupción que hoy se aprueba, pero ¿ésta también incluye al Poder Legislativo, al Poder Judicial, a los órganos autónomos y a los Partidos?... es pregunta.

 

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