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¿Fue el covid?

El covid-19 frenó el impresionante movimiento que las mujeres estaban gestando hace dos años, pero no fue la razón principal. | José Antonio Sosa Plata

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Escrito en OPINIÓN el

A una semana del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, México sigue sin registrar avances significativos en el tema. Lejos se ve el momento en el que las movilizaciones sin precedente que se lograron en 2019 y principios de 2020 fueron consideradas como un punto de inflexión. Pero la realidad dio un giro. Los cambios en favor de la equidad, igualdad, no violencia y justicia que afecta todos los días a millones de mujeres se detuvieron por varias razones.

Unos dicen que fue por la pandemia del covid-19. Otros, que el movimiento no es prioritario para muchas de nuestras autoridades. Y algunos más que la violencia ejercida durante las manifestaciones ha sido una táctica equivocada para cumplir los objetivos de las organizaciones feministas. Lo cierto es que el problema es más profundo y que el coronavirus no ha sido el principal responsable.

No se puede negar que en cada argumento expuesto para analizar el freno hay parte de razón. Tampoco se puede dudar de los esfuerzos que algunas instituciones realizan para reducir los abusos. Lo que no se puede aceptar es la manipulación informativa o la denostación para desprestigiar a las activistas y víctimas que tratan de llamar la atención de todos y todas frente a una de las situaciones más deplorables de nuestro sistema cultural

También puedes leer: Fernanda Salazar. #25N Amplificar el movimiento, Opinión La Silla Rota, 24 Noviembre 2021.

“La violencia no se combate con violencia”, han dicho algunos hombres y mujeres gobernantes. Varios medios de comunicación y líderes de opinión se han sumado a este juicio de valor. Sin embargo, ¿quién puede asegurar que existen otras opciones para revertir lo que está pasando? ¿Han funcionado las marchas pacíficas? ¿Qué tanto han incidido las reformas jurídicas en los cambios que se han exigido desde hace décadas? ¿De qué ha servido el diálogo?

Los datos duros explican sus reacciones: como actos de justicia, como acciones de comunicación y también como actos de poder. Aún más. Las justifican. A las mujeres se les agrede en prácticamente todos los ámbitos de la vida cotidiana. Se abusa de ellas, se les discrimina, se les margina, no se les trata como iguales y se les mata por ser mujeres. Si los medios pacíficos han sido ineficaces, ¿tienen otro camino? La respuesta es clara y contundente. Desde una perspectiva de poder, no.

Consulta: Datos de prevalencia sobre diferentes formas de violencia contra la mujer en México. UN Women, 2021.

Con la llegada al poder del presidente Andrés Manuel López Obrador, de la primera mujer electa como jefa de Gobierno y de un Congreso paritario se abrió una esperanza —y también una oportunidad excepcional— para acelerar el cambio social y cultural que se requiere en la lucha por la igualdad, la equidad y la justicia. Es lo que se esperaba de una transformación a fondo como la que se comprometió. Pero hoy la realidad dice otra cosa.

La sensibilidad y concientización no se logran porque las resistencias y obstáculos son diversos y muy poderosos. Mientras las reformas jurídicas apuntan en un sentido, las decisiones cotidianas de muchos grupos de poder y medios de comunicación van en otro. Además, en nuestro sistema educativo no se han encontrado los programas y directrices que permitan reducir el impacto provocado por la avalancha de mensajes antagónicos que todas y todos recibimos de la industria del entretenimiento y las redes sociales.

Por si no lo leíste: Propondrán albergues para mujeres violentadas en los 125 municipios de Edomex.

Por supuesto que en 2019 se empezó a configurar un verdadero golpe de timón. Las condiciones eran favorables para impulsar un nuevo modelo político y activista del que surgirían nuevos liderazgos y organizaciones civiles. Estábamos, además, frente a la posibilidad de ir más allá del llamado de atención que se hace en las fechas simbólicas o los días internacionales de las Naciones Unidas. Al parecer, se había comprendido que la lucha tenía que ser cotidiana, con nuevas tácticas y otros mecanismos de presión.

Sin embargo, el golpe recibido so pretexto de la pandemia hizo a un lado a las organizaciones que empezaban a emerger, impidió el surgimiento de nuevos liderazgos y debilitó la creatividad y fuerza comunicacional de grupos como Las brujas del mar, quienes fueron precursoras de la realización del Paro Nacional de Mujeres. Ante una agenda dominada por varias crisis, es lamentable que a ésta no se le dé la relevancia que tiene y que se le desplace  tan rápidamente.

Participa, utiliza y comparte: Materiales para las redes sociales. Naciones Unidas. #16Días: Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

El impacto negativo fue tan grande que la movilización del jueves pasado, el asesinato de Marisol Cuadras o las lesiones provocadas en el mismo lugar a otra joven activista, por una supuesta equivocación, se pierden en el marco de una agenda en la que se presentan los graves sucesos como si se tratara de nota roja. Así las cosas, la motivación y la fuerza que deben tener las movilizaciones para seguir adelante se desvanecen por la trivialización del manejo informativo.

En otras ocasiones hemos planteado la necesidad de cambiar el paradigma de las estrategias  políticas y comunicacionales en favor de las causas de las mujeres. Por supuesto que es conveniente aprovechar la cobertura mediática que se logra en los días internacionales, en las fechas simbólicas o conmemorativas y en las acciones complementarias que se realizan para lograr mejores resultados. Es el caso del proyecto de los 16 días de activismo, que comenzaron el pasado 25 de noviembre y terminarán el próximo 10 de diciembre.

Te recomendamos: Alejandra Hernández Ruiz y Marta Martín Llaguno (coordinadoras). Comunicación y relaciones de género: prácticas, estructuras, discursos y consumo. Feminismo/s 27, Instituto Universitario de Investigación de Estudios de Género, Universidad de Alicante, Junio 2016.

Para seguir avanzando, no es necesario esperar a que termine la pandemia. Las condiciones para retomar el rumbo están dadas porque de poco han servido las reformas jurídicas y las políticas públicas de la mayoría de los gobiernos en sus tres niveles. El cambio no puede esperar más. La justicia debe llegar a las víctimas y se tienen que acabar pronto con los riesgos y las incertidumbres que enfrentan todas las mujeres.

Los nuevos proyectos deben surgir de dos espacios. El institucional, donde las mujeres con poder real sí pueden hacer mucho más para promover la igualdad y la equidad con hechos. Y también el de la sociedad, que hoy tiene a su disposición las redes sociales como una herramienta valiosa para presionar en todo momento. Uno y otro tienen que retomar los proyectos de formación de cuadros para incrementar y potenciar liderazgos efectivos y las acciones de presión con la fuerza que se necesitan.

Recomendación editorial: Celia Amorós y Ana de Miguel. Teoría feminista 2: del feminismo liberal a la posmodernidad. Barcelona, España: Malpaso Ediciones, 2020.