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Frivolidad

El plan para instaurar escuelas de beisbol en una situación de crisis económica y de una pandemia no sólo es irresponsable sino inmoral. | José Luis Castillejos

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Escrito en OPINIÓN el

El desembolso de 511 millones 690 mil pesos para comprar un estadio de beisbol en momentos de crisis sanitaria revela dos cosas: o el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador enloqueció o, llanamente, le importa poco la salud de los mexicanos donde debió invertir esos recursos.

Frívola y simplona se vio la administración de AMLO. El plan para instaurar escuelas de beisbol en el contexto de una situación de crisis económica y con una pandemia que ya recorre el país no sólo es irresponsable sino inmoral.

Los médicos y enfermeras van muriendo. La indiferencia los está matando. Les faltan equipos para protegerse y desarrollar mejor sus labores. Nadie quiere escucharlos y solamente les dan soluciones a cuentagotas, como si les hicieran un gran favor.

Con la fuerte suma de dinero, erogada a través del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (BANOBRAS) se pudieron comprar tres millones 411 mil 267 caretas protectoras contra covid-19 o unos 20 millones 467 mil 600 cubrebocas N95.

Pero qué interesan los mexicanos cuando para López Obrador es más importante promover un deporte de minorías, elitista y fifí, según  lo calificaría él si se refiriera a otra administración.

Autoridades del Estado de Sonora confirmaron que dieron luz verde para la compra del Estadio Héctor Espino, antigua casa de los Naranjeros de Hermosillo.

En entrevista con Reporte100, Luis Iribe Murrieta, subsecretario de Ingresos de la Secretaría de Hacienda de Sonora, señaló que el gobierno federal pagó por este inmueble 511 millones 690 mil pesos, a través de Banobras.

“Esta venta que hizo Sonora fue para apoyar al fondo de pensiones del Isssteson (el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado local). Esta es una propuesta del gobierno del estado por la fallida implementación del resarcimiento del fondo de pensiones de la anterior administración”, precisó Iribe.

En verdad esta es una doble moral del fallido presidente de México. Por un lado anuncia la extensión de la Jornada Nacional de Sana Distancia hasta el 30 de mayo en los municipios donde hay más contagios pero, por el otro, hace muy poco para potenciar los hospitales en el país.

O esos recursos pudieron utilizarse para aumentar el monto de 25 mil pesos para cada uno del millón de micro-empresarios a los que se les pretende dar un paliativo durante esta crisis siempre y cuando estos no hayan despedido a sus trabajadores ni les redujeran el sueldo.

“Estamos trabajando en las acciones de apoyo a la economía que implementaremos en mayo y junio. Para enfrentar la epidemia necesitamos sumar recursos, voluntades y ayudarnos mutuamente”, dijo recientemente López Obrador cuyo discurso remarca la necesidad de reducir gastos.

El fanatismo y falta de orientación y nulo horizonte del presidente de México, quien alguna vez jugó beisbol no profesional, lo está llevando a estos excesos.

De sobra conocido es que es un fanático de la bola rápida y alguien le aconsejó que pasaría a la historia como el promotor de ese deporte y de ahí que en plena contingencia no haya parado la compra del estadio Héctor Espino.

El pago ya fue realizado y el dinero sería destinado para las pensiones, seguridad pública e infraestructura hospitalaria y materiales médicos de Sonora.

Desarrollar el beisbol es una de las prioridades del Gobierno de López Obrador, que en agosto pasado anunció la compra de dos estadios por mil millones de pesos para construir escuelas para enseñar el beisbol, único deporte de equipo en el que México no se clasificó para los pasados Juegos Panamericanos, aunque sí tiene plaza en los Juegos Olímpicos de Tokio, refirió la agencia española EFE.

El diario “Reforma” denunció que el pago se concretó en plena contingencia sanitaria y económica por el covid-19, con ese monto se pudieron comprar 472 mil trajes de protección médica para atender el coronavirus.

De jardinero central en el beisbol, López Obrador podría quedar en el registro de la historia como “macetero de estadio”, ya que sus acciones dejan sin mayor aliento a los mexicanos, principalmente los más pobres.

Como no pudo haber concretado su sueño de ser jugador profesional de beisbol López Obrador no tuvo otra ocurrencia que disponer de recursos estatales para la compra de un estadio que de poco servirá cuando los médicos y ciudadanos caigan como moscas frente a la pandemia del covid-19.