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Frentes abiertos entre Estados Unidos y Rusia

Parece que Vladimir Putin impulsa una estrategia de suma cero en su relación con el mundo occidental y en particular de Estados Unidos

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Escrito en OPINIÓN el

La declaración de culpabilidad de Rick Gates, ex asistente en la Casa Blanca y de campaña de Donald Trump, así como el acuerdo alcanzado con el Asesor Especial Robert Mueller, arrojan más elementos para un posible juicio político al presidente estadounidense y ejercen más presión para dilucidar la intervención rusa en las elecciones de Estados Unidos en 2016.

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Pero mientras la trama rusa sigue su curso al interior de Estados Unidos, en el terrero externo las relaciones entre Estados Unidos y Rusia giran en torno a una constante tensión con tintes bélicos similares a los de la Guerra Fría.

Cuando en plena campaña a la presidencia Donald Trump dijo "vamos a tener una gran relación con Putin y Rusia" se esperaba un nuevo clima en las relaciones entre Washington y el Kremlin. Sin embargo, tras un año de Trump en la Casa Blanca, la hostilidad lejos de disminuir se ha intensificado.

Estrategia de Seguridad Nacional

La dura narrativa de la Estrategia de Seguridad Nacional se aleja bruscamente del comentario de Trump respecto a mejorar la relación con Rusia, al referirse a esta como un "poder revisionista", antitético a los intereses de Estados Unidos. A esto se suma la publicación del Departamento del Tesoro de una versión renovada de la Ley Magnitsky, que data de 2012, para autorizar sanciones financieras y restricciones de visa a ciudadanos rusos que hayan cometido violaciones a los derechos humanos y graves actos de corrupción. Estos dos hechos ocurridos en diciembre pasado hacen más que evidente las contradicciones entre los pronunciamientos públicos de Trump en 2016 y las políticas aplicadas por su gobierno. Cabe recordar que la abogada rusa Natalia Veselnitskaya afirmó que durante la tan nombrada reunión en junio de 2016, Donald Trump Jr. dijo que la administración de Donald Trump podría revisar la Ley Magnitsky.

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Ámbito internacional

Ucrania se ha convertido en una pieza central de las tensiones entre ambos países. La decisión de Donald Trump de vender armas letales al gobierno de Kiev para su defensa contra los grupos separatistas prorrusos, abrió la puerta a un frente más cercano a la beligerancia que a la diplomacia. Si bien para Estados Unidos esta estrategia ha sido una forma para disuadir nuevos brotes de conflicto, para Rusia constituye una amenaza a los acuerdos de paz de Minsk. Otro frente abierto es el comercio de energéticos. Con el incremento en las ventas de carbón y de energía nuclear a Ucrania, Estados Unidos ha provocado que gradualmente las empresas rusas dejen de ser sus principales proveedores.

En Siria, la coalición internacional conformada por Estados Unidos, Rusia, Irán, Turquía y Arabia Saudita en 2014, parecía dejar de lado las diferencias para enfrentarse a un enemigo común: el Estado Islámico. Sin embargo, el pragmatismo mostrado por las partes involucradas para combatir al EI, no abarcaba otras instancias del conflicto. De esta forma, el gobierno sirio, con el apoyo incondicional de Rusia, continúa combatiendo a diversas facciones, apadrinadas económicamente por Estados Unidos, la Unión Europea y otras potencias regionales. Sin embargo, la orden de Donald Trump de bombardear la base militar siria de Al Shayrat, provocó la condena de Rusia e Irán, y abrió un espacio más de contienda entre Estados Unidos y Rusia. La exigencia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para el cese inmediato de las hostilidades durante 30 días consecutivos en toda Siria parece no menguar el poder y prestigio de Rusia en Medio Oriente, más allá de ser garante de la supervivencia del régimen de Bashar Al-Assad.

Entre otros temas importantes en el tablero de juego entre Estados Unidos y Rusia se encuentra el Acuerdo Nuclear con Irán en el que también comparten intereses Alemania, China, Francia, Reino Unido y la Unión Europea y al que Donald Trump propone eliminar o renegociar; así como también la extensión de la vigencia del Tratado START sobre reducción de armas nucleares estratégicas, cuya fecha de caducidad es el año 2021.

A todas luces parece que Vladimir Putin impulsa una estrategia de suma cero en su relación con el mundo occidental y en particular de Estados Unidos. Sin embargo, el argumento de la amenaza externa, palpable en las sanciones económicas occidentales, no parece ser suficiente para garantizar una reelección holgada el próximo 18 de marzo, que pudiera ser interpretada como un referéndum de aprobación a la gestión de Putin. Aunado al malestar por el incremento de la pobreza, se suma un sentimiento de impotencia entre los electores ante la ausencia de una oposición real al régimen, lo que hace prever un gran abstencionismo en los comicios venideros y algunos cambios en el discurso del presidente Putin para atraer más votos a su causa.

Si bien los vínculos entre Trump y Putin se han deteriorado como consecuencia de sus posiciones antagónicas en varios frentes en donde está en riesgo la paz y la seguridad internacionales, no hay que perder de vista que será el resultado de la investigación de Robert Mueller sobre la injerencia rusa lo que determinará el devenir de la relación entre ambos países, y con ello el futuro político del Presidente Trump.

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