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Fotografía documental, un planteamiento disruptivo

De acuerdo con Francisco Mata, cuanto más intentamos localizar la esencia del documental menos capaces somos de comprenderla. | Ulises Castellanos

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Escrito en OPINIÓN el

La semana pasada hablamos en este espacio sobre los antecedentes y desarrollo de la fotografía documental desde sus inicios, y hasta nuestros tiempos. Y ese fue justo el tema de la última sesión de nuestro Diplomado de Fotografía Documental impartido por quién esto escribe desde la Fundación Poniatowska.

Así las cosas, en la sesión del viernes pasado, nuestro invitado fue Francisco Mata, fotógrafo mexicano de larga trayectoria. Pues bien, en esa misma charla hablamos y debatimos sobre el devenir de la fotografía documental y aquí les presento una síntesis de lo expuesto por él.

Mata comenzó diciéndoles a los alumnos que él había sido invitado para mostrar su trabajo, sus series, o proyectos en los que andaba trabajando; pero a él le pareció que se aprovecharía mejor el tiempo compartiendo algunas ideas en las que estaba pensando, y que después, si quedaba tiempo, veríamos algo de su trabajo. Esto último no sucedió porque la charla se extendió por casi tres horas y los alumnos quedaron encantados.

Foto: Dulio Rodríguez

Francisco Mata señaló: “mi campo de trabajo siempre ha sido, o fue... con mis inicios, en el documentalismo; esa fue la manera como yo arranqué, yo fui fotoperiodista”. Dijo. Y se siguió para exponer un tema disruptivo, para él la fotografía documental, ya sólo es fotografía y debajo de ese gran paraguas podemos clasificar todo lo demás, Mata siguió: “Ulises ya hablaba de aquellas épocas donde nos conocimos (1994) pero ahora, ahora vale la pena preguntarnos si el documental, y si la fotografía documental, o lo documental, sigue siendo una categoría válida en la sociedad, o si sigue siendo algo que realmente funcione, o si eso sigue siendo lo que entendemos por documental”

Entonces Mata se arrancó cuestionando el concepto de fotografía documental  -“¿eso existe?”, y citó al profesor Steyerl de una universidad Alemana: “Cuanto más rápido se transforman, menos hay que ver en ellas —se refiere a las imágenes—, cuanto más cerca de la realidad estamos, menos la entendemos. Lo llamaremos en principio la incertidumbre del documentalismo moderno”. Y eso pone en jaque lo que hasta hace poco creíamos de la fotografía documental y su fuerza de verdad.

Mata continuó: “Cuanto más intentamos localizar la esencia del documental menos capaces somos de comprenderla. Se debe a que los conceptos usados para describir los documentales están tan mal definidos como las imágenes mismas. Términos como verdad, realidad, objetividad y otros, se caracterizan tanto por una falta de interpretación válida como una definición inequívoca, así pues, nos enfrentamos con la primera paradoja: la forma documental, que supuestamente transmite conocimiento de una forma clara y transparente, tiene que ser investigada con herramientas conceptuales que no son ni claras y transparentes”. 

“Cuanto más real consigue ser un documental, más perdidos estamos conceptualmente; cuanto más firme es el conocimiento ofrecido por las articulaciones del documental, menos se puede decir de éstas con seguridad. Todos los términos utilizados para describirlas se vuelven dudosos, peligrosos y sujetos a debate. Dudar de la representación documental no es, por supuesto, algo nuevo, es tan viejo como la propia forma documental. Sus pretensiones de verdad siempre han sido cuestionadas, deconstruidas o tachadas de arrogancia”. 

La verdad es que para no reinterpretar a Francisco Mata, les comparto aquí una transcripción de lo que nos dijo en la Fundación.

“Generalmente, la relación con las propiedades de lo documental siempre han sido las de un inpass no reconocido que oscila entre la creencia y la incredulidad, entre la confianza y la desconfianza, entre la esperanza y la desilusión. Por esta razón, la forma documental siempre ha planteado problemas filosóficos a sus audiencias, siempre se ha cuestionado no sólo si representa la realidad sino la manera cómo la representa. El principal argumento se mueve entre los defensores del realismo y los del constructivismo: mientras que los primeros —los defensores del realismo— creen que las formas documentales reproducen los hechos naturales, los segundos las ven como una construcción social. Los realistas creen que la realidad está ahí afuera y que una cámara puede capturarla; los constructivistas se centran en la función de la ideología y la comprensión de la verdad como una función del poder”. Ufff Así la clase magistral de hace unos días. Por supuesto no puedo desarrollar en este espacio todo lo que charlamos, pero sí decirles que su participación en el Diplomado los revolucionó a todos. Presentó imágenes y ejemplos que deconstruyen lo que entendíamos todos por fotografía documental, siempre con humor y un toque provocador.

“Michael Foucault acudió a la construcción ‘política de la verdad’; según los constructivistas la forma documental no representa la realidad sino lo que representa es la voluntad del poder de quien la produce. En esta época de ansiedad generalizada (por el covid-19, por ejemplo), de incertidumbre general y de pánico e histeria provocada por los medios, se debilita nuestra creencia en las demandas de verdad articuladas por cualquiera, por no hablar de los medios y sus producciones documentales, pero al mismo tiempo, nuestras condiciones de vida, más que nunca, dependen de acontecimientos remotos sobre los que tenemos muy poco control”. 

La omnipresencia de la cobertura de noticias corporativas que soportamos diariamente sostiene la ilusión de control de nuestra parte, mientras que al mismo tiempo, demuestran que estamos reducidos a un papel de mirones pasivos; mientras nosotros ensayamos actitudes de respuesta racional ellos nos transmiten miedo a un nivel básico, afectivo, así, las fórmulas documentales articulan un dilema fundamental en la sociedades del riesgo contemporáneo. Los espectadores se sienten abatidos entre falsas certidumbres y sentimientos de pasividad y exposición, entre la agitación y el aburrimiento, entre su papel como ciudadano y su papel como consumidores”. 

Como verán, la charla fue magnífica, interesante y demoledora. Mata seguía : “Vamos a hablar de la actualidad, ya no me gusta hablar de la fotografía documental como un género, a mí me parece que los géneros están desapareciendo. Me refiero no sólo a los géneros fotográficos: todos los géneros están desapareciendo o se están mezclando o están hibridando y están creando nuevos géneros, pero en particular, en fotografía, debemos entender que lo que está sucediendo con la producción de imágenes actuales es un conjunto de convergencias y de hibridaciones, no sólo tecnológicas: la mezcla, la idea de mezcla de imagen en movimiento con imagen fija, sino que también conceptualmente hablando”. 

Aquí Francisco Mata fue contundente: “La fotografía llamada ‘construida’ o ‘fotografía artística’ utiliza temática documental para desarrollar arte contemporáneo y la ‘fotografía documental’ utiliza estrategias de la fotografía construida para informar o documentar. Entonces, partiendo de la idea de que la fotografía documental ya no existe como género. Entonces vamos hablar de fotografía con intención documental, o sea, imágenes fotográficas, producción de imágenes cualquier tipo, que tengan una intención documental, fotografía con lectura documental, ¿esto que quiere decir? Imágenes que aunque provengan de otro ámbito, de otro espacio, nosotros como consumidores les podemos dar una lectura documental. Fotografía con perspectiva documental, fotografía con —o en— un entorno documental y el gesto documental, ¿sí? Entonces estas categorías nos hablan de un acercamiento distinto a este tipo de fotografía y no más, ya, como un género establecido, como un campo particular de conocimiento”. 

Tomen aire. Porque además sembró una serie de preguntas.

“Hay otra línea, otra línea muy interesante, otra teoría contemporánea que habla de todo esto, que es el Documental Especulativo. El Documental Especulativo nos pregunta ¿cómo podemos repensar el documental en términos de contenido forma y método? ¿Cómo podemos estar inspirados por la paradoja de que tan pronto como intentas acercarte a la realidad de forma documental, se evapora y muta inmediatamente? ¿Cómo podemos sacar el documental de sus divisiones disciplinarias y desarrollar estrategias que escapen el pensamiento de mercado formateado? ¿Cómo podemos asumir nuestra responsabilidad por los mecanismos que determinan lo que puede o no puede ser observado visto, oído, dicho, pensado, hecho y cómo los documentalistas mismos tratan con sus propias posiciones de poder y puntos ciegos?” 

“Debemos plantearnos todo esto porque la relación que existía antes, entre la fotografía documental y el mundo exterior era muy sencilla: la realidad ocurría, ocurría frente a nosotros y el fotógrafo la captaba. En la actualidad este proceso es muchísimo más complicado, tiene matices políticos, matices filosóficos, matices ecológicos, matices emocionales y esto no lo plantea. Estos son los entornos actuales en los que estamos planteando estas ideas: la convergencia, la hibridación, fronteras porosas, los cruces y la mezcla o el ensamble. Esto tiene que ver, insisto, no sólo con cuestiones técnicas, tiene que ver sobre todo con cuestiones conceptuales o filosóficas”. 

“Los lenguajes: la fotografía en la actualidad, la fotografía en general, la imagen en general, la fotografía con intención documental cruzada, está atravesada, ahora, por los lenguajes del cine, de la televisión, del cómic, de la ilustración, de los videojuegos, de las artes plásticas, de la literatura, de la realidad virtual, la realidad aumentada; entonces aquí podemos ver cómo este concepto de fotografía expandida adquiere todas estas formas. La fotografía ya no es un campo único de producción de imágenes o de pensamiento, sino que está atravesada por todos estos lenguajes”. 

“Lo voy a resumir muy rápido: el metamodernismo trata de explicar la situación actual, donde estamos oscilando entre dos campos, donde la cultura contemporánea oscila entre el modernismo y el posmodernismo, donde esta explicación nos habla, por ejemplo, de cómo la generación actual, la generación llamada millennial, ¿sí?, donde nos dice que la cultura que va a prevalecer en las próximas décadas tiene que ver con la cultura hipster, los hackers y la cultura hippie, entonces, en esa oscilación entre pasado, futuro, presente, filosofía, ciencia, religión, etcétera, etcétera, es en la que nos estamos moviendo”. 

“El documental liberal, el documental del siglo XX, el documental del modernismo, mitiga los cargos de conciencia de quien lo contempla, del mismo modo que rascar, alivia. Las imágenes se pueden soportar si te dejan atrás, “son ellos, no nosotros”, podemos concluir. La televisión, los periódicos y la pantalla de la computadora permiten esa distancia; nos sentimos a salvo de no ser nosotros, al menos por ahora. Nuestras paredes, nuestro techo, nuestras pertenencias y sobre todo, nuestra familia, nos protegen y nos ponen bajo buen resguardo; creemos que no compartimos mucho con ellos, los vemos pero no nos leemos, los vemos pero no los olemos. Las huellas de las que habla Roland Barthes en estas fotografías, nos resultan lejanas”. 

“Los fotógrafos —y en particular los documentales— constituyeron una clase privilegiada, sobre todo en el siglo XX. Estaban donde nadie más quería estar, tenían el coraje y la valentía, que son atributos ampliamente reconocidos por la sociedad, eran una especie de portadores de la verdad. Su imagen —de los fotógrafos documentalistas del siglo XX— se volvió idílica en algunas novelas y películas: eran los nuevos aventureros, los nuevos conquistadores del mundo, la punta de lanza de una sociedad ávida de información, de catalogación y con una insaciable necesidad de conocer el mundo”. 

Y con esto terminamos de contarles un pedacito de la charla con Mata: “La nueva generación de fotógrafos ha dirigido el documental hacia unos fines más personales; su objetivo no es ya, reformar la vida sino conocerla, su obra delata compasión, casi afecto por las imperfecciones y debilidades de la sociedad; el mundo real —y no sus horrores— no deja de maravillarles, fascinarles, y para ellos es una fuente de valor no menos preciada por ser irracional. Comparten la creencia —los jóvenes fotógrafos— de que merece la pena mirar lo común y de que existe un valor en mirarlo común. Al mismo tiempo, como decíamos, la frontera entre los géneros se ha diluido o disuelto, de plano”. 

Así las cosas, como verán, queda mucho por reflexionar sobre el presente y el futuro de la fotografía documental en el mundo. Por lo pronto, para la sesión de hoy tendremos como invitado a Duilio Rodríguez, de quien les presento la foto que encabeza esta enorme columna y que él tomó en un funeral covid, en el panteón civil de Iztapalapa, aquí en la Ciudad de México durante esta pandemia, para debatir hoy sobre las Fake News y su impacto en el periodismo moderno. Por acá la cuenta de Duilio por si quieren seguirlo en twitter @Duiliorodriguez. Actualmente es fotógrafo y editor de fotografía y video en  el portal Pie de Página y trabajó 15 años como editor en grupo Expansión, pero arrancó su carrera como fotoperiodista en el diario La Jornada en los noventa.