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Firmas a la basura

El hecho de que Morena no pudo juntar el número suficiente de firmas quedó en evidencia porque los promoventes han guardado silencio. | Rafael Hernández Estrada

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Escrito en OPINIÓN el

Aparte de que no se necesita ninguna consulta para investigar a los expresidentes, está en duda si Morena consiguió más de las 1.8 millones de firmas requeridas para la solicitud ciudadana de consulta popular. De lo que no hay duda es que un bote de basura será el destino de esas firmas que dicho partido recabó con ese fin pues, en forma arbitraria y contra lo que ordena la Ley, los morenistas del Senado de la República decidieron no remitirlas al INE para su verificación y conteo.

Dice la Constitución que una consulta popular puede ser solicitada por el presidente de la República, un tercio de los integrantes de alguna de las cámaras o por más del 2 por ciento de los ciudadanos inscritos en la lista nominal de electores. Cada una de estas vías tiene un procesamiento distinto: si la propone el presidente o los legisladores, la solicitud se turna de inmediato a la Suprema Corte de Justicia de la Nación que debe dirimir si la pregunta es o no constitucional y, si ésta da luz verde, se debe aprobar la convocatoria por alguna de las cámaras.

Cuando se trata de una solicitud ciudadana como la que presentó Morena, las firmas se deben remitir al INE para que la autoridad electoral verifique lo siguiente: a) si se utilizó el formato oficial para recabar firmas, b) si los suscriptores están inscritos en el listado nominal de electores y su registro está en vigor, c) si las firmas son originales y no copias y, luego de descartar las que no procedan, d) si el número de firmantes rebasa o no el 2 por ciento del padrón. En caso de que las firmas no sean suficientes, la solicitud quedará desechada; en cambio, si el INE encuentra que su número es mayor al requerido, la pregunta quedará a juicio de la SCJN y si ésta la juzga constitucional, la expedición de la convocatoria será automática, pues no quedará sujeta a la aprobación de ninguna de las cámaras (artículo 28 de la Ley Federal de Consulta Popular). También se debe decir que el hecho de que el presidente haya interpuesto una solicitud similar, no canceló legalmente la solicitud formalizada por miles de ciudadanos.

En septiembre de 2014, la autoridad electoral comprobó que el PRD reunió las firmas suficientes para solicitar la consulta popular contra la reforma energética de Peña Nieto. En aquella ocasión, el PRD presentó 2 millones 565 mil firmas, casi un millón más de las requeridas entonces. Por la identidad de la materia se acumularon firmas que había recabado Morena. Éstas eran supuestamente 1 millón 787 mil, pero la revisión del INE encontró que 755 mil no aparecían en el padrón electoral, 103 mil habían causado baja de los listados electorales y 10 mil no tenían la firma autógrafa. De las restantes, 751 mil estaban repetidas con las del PRD, por lo que la aportación morenista se limitó tan solo a unas 20 mil firmas. A pesar de que la iniciativa ciudadana promovida por el PRD rebasó con mucho el 2 por ciento de los empadronados, la entonces ministra Olga Sánchez Cordero, hoy flamante cuadro de la 4T, propuso y logró que la SCJN declarara inconstitucional la pregunta, lo que fue un atropello contra la democracia participativa.

En esta ocasión, con motivo de la consulta electorera ideada por López Obrador, se puede afirmar que los senadores evaluaron que las firmas ciudadanas presentadas por Morena tampoco sobrevivirían la revisión del INE. Así lo indican tanto su decisión de desechar la iniciativa como la conducta de los propios promoventes, pues al presentar la iniciativa ciudadana, Yeidckol Polevsky dijo que entregó 200 mil firmas, pero en el recibo respectivo constaba que eran solo 69 mil; luego, como si 400 mil firmas de ciudadanos fueran cualquier cosa, el vocero de los morenistas, un joven de nombre Oscar Martínez acompañado por el productor de narcoseries Epigmenio Ibarra y el actor Damián Alcázar, dijo primero que eran “más de 2 millones 700 mil firmas”, para tuitear horas después que sumaban tan solo “entre 2.3 y 2.5 millones”. 

Pese a esa danza de números, el hecho de que Morena no pudo juntar el número suficiente de firmas quedó en evidencia porque los promoventes han guardado silencio y no han impugnado la decisión arbitraria de mandar sus firmas a la basura, determinación ilegal adoptada por sus correligionarios Ricardo Monreal y el presidente en turno del Senado de la República.