Hoy se puede decir que terminan las fiestas patrias y aunque el “puente” algunos les sentó bien para otros no hubo tal y se siente un vacío de nacionalismo que no se había visto en ninguna otra celebración.
No se si sea yo, que tal vez estoy envejeciendo o si estoy en menor contacto con los círculos de “fervor” patriótico, pero este año tuvo cosas muy distintas:
- Son pocos los anuncios de marcas y productos en espectaculares que hacen alusión a las fiestas patrias. Antes prácticamente todas las empresas se sumaban a una campaña nacionalista sobre sus propuestas mercadológicas, hoy ni siquiera las obvias (como las marcas de Tequilas y restaurantes) pusieron espectaculares alusivos a la Independencia.
- Los mismo pasa en la publicidad de radio y de TV que en realidad no asumieron el tema patrio como un tema recurrente.
- En el caso de las tiendas es impactante ver como dejaron de decorar y como entre los temas de Halloween y navideños se perdían las cosas típicas de las fiestas patrias… la comida, las bebidas o los dulces.
- Como ejemplo: En el segundo piso del Periférico, la parte gratuita que va de eje 10 a eje 5, sólo las papelerías Lumen pusieron un espectacular alusivo a México, todos los demás (y la mayoría son de licores) mantienen sus campañas… incluso los de tequilas.
- En un tema menos consumista tampoco se adornaron del todo las oficinas. Ni siquiera las de gobierno.
En cuando al lado visual definitivamente se está perdiendo presencia, pero la ceremonia oficial también dejó mucho que desear y no con ello me refiero al sonado tema del vestido de la Primera Dama, me refiero que algo se está perdiendo o posiblemente ya se perdió:
- El miedo al ridículo público ha convertido los actos políticos (incluso los que siempre han sido solemnes como es el caso) es curiosas puestas en escena sin actores profesionales (bueno casi sin actores profesionales).
- Tener que voltear a ver tres veces el discurso… El grito de Independencia… indica un miedo tremendo a equivocarse.
- Ver que ante un Zócalo lleno se enfoque únicamente al Presidente, a seis personas gritando “Enrique” y a otras cuatro gritando “Peña” no es nada grato.
- La falta de pasión es notoria, el armado de la escena… los pasos, los gestos, los atuendos… no se, parece que nadie se la estaba pasando bien ahí… tal vez la Primera Dama, la única con experiencia como actriz.
Pero tal vez todo esto se deba a una falta de nacionalismo que se justifica en una situación económica que deja mucho que desear tanto para los ciudadanos como para los empresarios:
- No se piensa en cambiar toda la imagen institucional cuando la reforma hacendaria está acabando con la generación de empleos.
- Enrique Peña Nieto tiene la peor aceptación como presidente en la historia de México.
- También el crecimiento económico es el peor de la historia.
- … sería tonto creer que todo esto, no tiene nada que ver con las ganas de celebrar México.