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Fausto el ausente

No son pocos los gobernadores que después de gozar de un amplio poder han terminado sus gestiones en medio de acusaciones sumamente graves que van más allá de la mera acumulación de grandes fortunas al amparo del poder -lo que tristemente pareciera ser pecata minuta-, e incluso existen testimonios sobre sus presuntos vínculos con las más terribles organizaciones criminales.

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Escrito en OPINIÓN el

Ello explica en buena medida la precaria situación que viven muchas entidades del país sobre todo en materia de seguridad, y que las ha llevado a los límites de la ingobernabilidad.

Pero difícilmente podremos encontrar un caso más lamentable que el de Fausto Vallejo quien después de lograr un cierto prestigio tras haber sido en tres ocasiones alcalde de Morelia, en muy poco tiempo no solo dilapidó su capital político y claudicó de facto en su papel como Gobernador de Michoacán, sino que su imagen se derrumbó y a un año de que concluya su gestión es un hombre cada vez más cuestionado cuando no olvidado. De hecho, se ha ido convirtiendo en un “fantasma” en su propio estado.

Desde luego no me refiero ni pretendo hacer escarnio de su estado de salud que lo ha llevado a pedir licencia en más de una ocasión y a ausentarse del cargo por periodos prolongados de tiempo, pero no puedo dejar de pensar que probablemente era algo de lo que ya tenía conocimiento al momento de pedir el voto ciudadano y si esto es cierto, además de tratarse de una gran irresponsabilidad, habría engañado vilmente a quienes lo eligieron.

No obstante e independientemente de lo anterior, el nivel de incompetencia del Gobernador ha llegado a ser de tal magnitud, que de plano el gobierno federal tuvo que hacerlo a un lado e intervenir para tratar de poner orden en un estado secuestrado por la violencia y la inseguridad, y cuyo territorio aún se disputan los grupos delincuenciales y las llamadas autodefensas.

Por si esto no bastara han surgido elementos que apuntan a que además de ineptitud y falta de respeto a su investidura y a la propia ciudadanía, personas que forman parte del entorno más cercano a Fausto Vallejo tanto en lo político como en lo familiar, tienen vínculos con Los Caballeros Templarios lo que lo coloca en una situación todavía más delicada.

Ni más ni menos que Jesús Reyna, a quien nombró como secretario de gobierno y que estuvo al frente del gobierno del estado por varios meses de manera interina, fue detenido por la PGR el pasado mes de abril, y ahora su hijo Rodrigo ha sido señalado por aparecer en un vídeo sosteniendo una conversación con la “Tuta”.

Cuesta trabajo creer que el Gobernador es ajeno a estos hechos y que no tenía conocimiento, pero si así fuera de cualquier modo se trata de una omisión gravísima. En fin, simplemente no da una y seguramente los michoacanos están contando los días para que Fausto Vallejo se vaya. Lo malo es que aún falta mucho tiempo, por dignidad debería renunciar.

 

@agus_castilla