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¿Experiencia o juventud?

El presidente Enrique Peña Nieto pareció inclinarse en principio por un candidato que conectara en forma efectiva con los jóvenes.

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Escrito en OPINIÓN el

La renovación de las dirigencias del  y el  enfrentan un doble dilema. El primero está relacionado con la edad de los aspirantes. El segundo, con el proyecto que pondrán en marcha durante los próximos años para responder al mensaje que los partidos recibieron en la elección del pasado 7 de junio.

 

Las decisiones son trascendentes.

 

Los presidentes electos serán responsables de operar las elecciones que habrá en 13 estados el próximo año, de conducir el proceso para elegir a su mejor candidato o candidata a la presidencia en 2018 y de liderar a sus legisladores en el Congreso.

 

¿Qué perfil es el que más les conviene?

 

El presidente Enrique Peña Nieto pareció inclinarse en principio por un candidato que conectara en forma efectiva con los jóvenes. Pero todo apunta al triunfo de Manlio Fabio Beltrones, aunque no se descarta alguna sorpresa. En el PAN, Ricardo Anaya tiene amplias posibilidades de imponerse a Javier Corral, un candidato de mayor edad y con más experiencia.

 

Sin embargo, el dilema de la edad es falso.

 

A Ricardo Anaya se le reconoce inteligencia, capacidad y un gran trabajo político en pocos años. Y al mismo tiempo se le critica por su lenguaje y comportamiento tradicional.

 

Es "un joven que parece viejo", se ha dicho

 

Gabriela @warkentin, comunicadora y académica, sintetizó las críticas de la siguiente manera: "Nada peor que un joven viejo. Que alguien le ayude a @RicardoAnayaC a ser más natural. Le ayudaría a él, y al PAN".

 

En el PRI la historia es distinta.

 

Aurelio Nuño, integrante del primer círculo de confianza del Presidente, tiene un gran poder, por lo que se le considera el hombre "ideal esbozado por el Presidente" para identificarse "con los 14 millones de jóvenes que en 2018 votarán por primera vez en una elección presidencial, con los 28 millones que en esos comicios tendrán menos de 27 años y con los 39 millones que serán menores de 32".

 

En contraste, se duda de su experiencia electoral.

 

Se ha dicho, por ejemplo, que no cumple con dos requisitos fundamentales establecidos en los estatutos de su partido: "Tener 10 años de militancia fehaciente y haber desempeñado algún cargo de dirigencia".

 

La balanza, entonces, no está de su lado.

 

Al construir el perfil del nuevo dirigente el pasado 25 de julio, el presidente Peña Nieto delineó los objetivos que deberá cumplir el elegido, independientemente de su edad. La misión más importante es mantener a su partido en el Poder Ejecutivo.

 

La ruta ya está trazada y no será fácil.

 

El futuro de los dos partidos dependerá en buena medida de quienes resulten electos y sabremos, en un par de años, quiénes tomaron las mejores decisiones.

 

Estarán sometidos a duras pruebas.

 

El carisma, la edad y la experiencia no serán suficientes. En las altas esferas del poder el triunfo no depende exclusivamente de líderes carismáticos o con buena reputación pública. Se requieren equipos sólidos y bien articulados, cuantiosos recursos económicos y estrategias eficaces.

 

Por si fuera poco, enfrentarán escenarios muy complejos.

 

Deberán demostrar, por lo tanto, que el sistema de partidos tiene aún viabilidad, que no serán derrotados por las y los candidatos independientes y que tendrán la habilidad de recuperar la confianza que la ciudadanía ha perdido en la clase política.

 

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