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Experiencia, capacidad, ideología y lealtad

¿Cuáles de todas las “fórmulas” (lealtad, capacidad, experiencia e ideología) serán las que elija la ciudadanía, los líderes y los políticos?. | Ángel González*

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Escrito en OPINIÓN el

Próximamente, al terminar el proceso electoral venidero, muchos políticos y equipos políticos tomarán las decisiones para incorporar en los gobiernos a futuros funcionarios.

Quizá uno de los científicos sociales que reflexionó con mayor claridad respecto a habilidades y virtudes que tendrían los políticos y que todavía trasciende en tiempos es Max Weber. Haciendo la reflexión respecto a qué habilidades y virtudes están dispuestas a la luz del presente me atrevería a proponer por la vía de la observación, la reflexión y el acercamiento, cuáles podrían ser esos criterios a considerar por la ciudadanía y por los políticos para seleccionar funcionarios.

Estas virtudes o criterios serían cuatro: experiencia, capacidad, ideología y lealtad. Estos cuatro criterios pueden apoyarse de dos clasificaciones generales que tomo prestadas de los planteamientos del historiador inglés E.P. Thompson: formas de hacer y formas de pensar.

La experiencia podríamos entenderla de alguna forma como aquel trayecto que ha sido andado por las personas. En política por supuesto tendría que ver con el trecho andado en luchas, en movimientos sociales, en la construcción de organizaciones, pero también en lo que las personas socializan desde sus familias, en las escuelas y en el trabajo. El historiador inglés E.P. Thompson propone llamarles “instancias, instituciones y actividades”, que influyen en las relaciones sociales. El trayecto por supuesto solamente se puede delinear con el paso del tiempo y qué es lo que se hace con él, en el terreno de lo político.

La capacidad no transcurre necesariamente en una línea temporal. Es una condición de reacción frente a las circunstancias que se presentan. De una forma u otra la capacidad significa la posibilidad de resolver las problemáticas que están de frente. Una metáfora podría ser útil: la capacidad en un envase de plástico es la relación entre el espacio de un recipiente y un límite, de allí se desprende el contar con la capacidad (en el caso personal de responder a circunstancias) o no contar con capacidad.

Sobre la ideología, Terry Eagleton, se acercaba sobre todo a la política, tomando por referencia proposiciones discursivas que exponen sujetos, con ellos mismos y entre grupos. La ideología para Eagleton en un sentido regresa a las ideas y creencias, aunque sean verdaderas y falsas, que simbolizan condiciones de experiencias de vida grupales o de clase. Una ideología o ideologías en su forma de discurso, dice Eagleton, también se puede constituir como un discurso disuasorio con fines políticos. Pero también la ideología se desagrega hacia los valores y principios que están operando en las formas de hacer de las personas, de los sujetos. Por supuesto en estos tiempos de campañas electorales, la ideología también en el ámbito de hacer gobierno o partidista se define en qué proyectos políticos se apoyan, qué valores se abanderan y cómo se avanzan todos estos elementos. De forma que no es lo mismo equidad e igualdad, no es lo mismo hablar de economía solidaria que de cooperativismo, tampoco hablar de liberalismo o socialismo (para quien se atreva a abundar en este tema), de democracia o autoritarismo, de derechos sociales o de “oportunidades”. 

Y finalmente la lealtad. Podría ser una paradoja eterna de discusión hablar de lealtad cuando se habla de políticos. Pero en términos generales de la política, la lealtad es un bien escaso. Los funcionarios y los políticos son entes que pueden ser leales a un proyecto político, a la ciudadanía, al líder que les confía responsabilidades y tareas, a sí mismos, al dinero, etc. La acepción más sencilla de la lealtad refiere a qué se responde moralmente. 

Definidos de forma general estos criterios que juegan en el ámbito de funcionarios y políticos, las combinaciones de los cuatro son infinitas, pero se valoran algunas en el ámbito político de forma distinta.

La lealtad generalmente aparece en primer término como criterio de selección para equipos políticos por parte de líderes o candidatos. Se puede elegir lealtad sobre capacidad, experiencia y sobre ideología. El orden de prioridades en el que se elijan estos criterios también trae resultados distintos. Cuando se elige la lealtad por encima de las demás, se corre un riesgo latente de afectar la efectividad de la administración pública. Cuando se combina la ideología con la capacidad, quizá la curva de aprendizaje dentro de una administración es más equilibrada, pero en una velocidad menor. Cuando se elige experiencia en combinación con lealtad sin contar con el criterio ideológico, se pueden tener funcionarios y administraciones públicas eficientes, pero no necesariamente orientadas por los mismos principios, lo que arriesga la posibilidad de consolidar un proyecto político.

¿Cuáles de todas estas “fórmulas” serán las que elija la ciudadanía, los líderes y los políticos?

¿Se necesita la guía política atendiendo la moral o es mejor atender la máxima maquiavélica de “el fin justifica los medios”?

¿Queremos equipos eficientes? ¿Gobiernos que pugnen por la democracia? ¿Funcionarios leales a la ciudadanía o funcionarios leales al dinero?

*Doctor en Historia Moderna y Contemporánea por el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, también es integrante del Seminario Nacional de Movimientos Estudiantiles y de la Red Mexicana de Estudios de los Movimientos Sociales.