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Exigencias, no deseos a la 4T en este 2022

Que se dejen de solapar a las policías y agentes del ministerio público del gobierno del Estado de México y sus gobiernos municipales. | Ismael Jiménez

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Escrito en OPINIÓN el

La primera intención de dirigirle esta petición señor presidente, estaba titulada “carta de reyes a la 4T”, pero luego de reflexionar un poco y tratándose del tema que aquí planteo, así como su importancia, concluí que, con un encabezado como ese, perdería seriedad.

Por ese motivo, preferí titularlo “exigencias a la 4T” que no un deseo, mismo que a continuación detallo.

Señor presidente, Andrés Manuel López Obrador, 

Como millones de mexicanos, quien esto escribe consideraba la necesidad de hacer un cambio, y para muchos, eso significaba no sólo detener el proceso de desmantelamiento y privatización de los bienes de la nación, también contemplaba terminar, o cuando menos poner un alto, a los cúmulos de abusos, robos, intimidaciones, agresiones, amenazas, prepotencias, ignorancia, ineficiencias, corrupción e impunidad con que miles de funcionarios públicos continúan operando, aún en su administración, en los distintos órdenes de gobierno.

Dé usted por hecho que estamos congraciados con el combate a la corrupción de “cuello blanco” que su gobierno ha emprendido para detener la entrega de los bienes de la nación; eso sin duda, es un acierto, pero no es suficiente, pues aunque los elevados montos de dinero desviados son recuperados para inyectarlos a la economía vía los apoyos sociales, la corrupción no vive solamente en los escritorios de los altos funcionarios o de empresarios de primer nivel. Eso, usted lo sabe.

La corrupción vive rampante las 24 horas del día, los 365 días del año en las calles, en los ministerios públicos y en las policías locales que se dedican a extorsionar, amenazar, amedrentar, secuestrar, robar, delinquir con una impunidad que ni su gobierno ni ningún otro, han logrado erradicar.

Quedan poco más de dos años para que su gobierno detenga o al menos contenga, esa ola de corrupción que lacera a los ciudadanos que estamos más allá de los grandes focos y escritorios en los que usted ha centrado su lucha anticorrupción.

De nada habrá servido su lucha, si no se ataca el mal en sus raíces, así como en todos los niveles y estratos en los que se han enquistado tanto corrupción como impunidad. El caso del joven actor Octavio Ocaña, sacó de nueva cuenta a la luz los cientos de abusos que la policía, especialmente la del Estado México, comete todos los días. Esto señor presidente, estoy seguro se lo han hecho saber en más de una ocasión. Las redes sociales están repletas de casos documentados en los que los policías y agentes del ministerio público de la zona conurbada de la capital y otras entidades, exceden sus funciones bajo cualquier argumento que les reditúe un beneficio económico.

Se denuncia, pero no sucede nada; al día siguiente, volvemos a leer y a enterarnos en los medios y redes sociales de otros casos de abuso, extorsión, agresión o intimidación y así hasta el infinito. 

En el caso específico del joven actor, usted señor presidente turnó el caso a las autoridades correspondientes, como debe ser pero ¿esas autoridades darán el seguimiento adecuado? ¿Qué garantiza señor presidente que las autoridades sigan el debido proceso? ¿Conoce usted cuántos casos como el de Octavio existen atorados en las marañas de la corrupción e impunidad de esas autoridades a quienes confió el caso del joven actor? 

La presente misiva tiene por objeto señor presidente, “exigirle” que a su vez se le exija al gobierno del Estado de México y sus gobiernos municipales que dejen de solapar a sus policías y agentes del ministerio público, quienes actúan con toda impunidad dentro y fuera de sus jurisdicciones y más allá de sus funciones. La ciudadanía se comienza a cansar y se ha manifestado con la quema de patrullas y linchamientos de policías abusivos en los municipios de Jaltenco y Tonanitla, por citar dos ejemplos. 

Le exigimos pues, señor presidente, que no desdeñe esta petición ciudadana, que no cometa el error de minimizar este cáncer que carcome la vida de millones de ciudadanos todos los días, al igual que hicieron sus antecesores. 

Las policías y ministerios públicos, no son vistos como un aliado de la seguridad, por el contrario, son percibidos como enemigos, como un peligro y adversarios de la ciudadanía, usted lo sabe señor presidente, por ello el reclamo que cobra niveles de exigencia. Que bien podría traducirse en un grito de auxilio a un gobierno que muchos mexicanos, consideramos cercano a los ciudadanos.

Es momento de mostrar esa cercanía señor presidente, se requiere que su gobierno cobre protagonismo en este asunto que también es de seguridad nacional. Una iniciativa emanada del ejecutivo que resuelva y vigile esas escuelas de delincuentes en que se han convertido las policías y ministerios públicos del Estado de México, y que se extienda al resto de las entidades que seguramente viven un clima similar.

No tomar cartas en el asunto señor presidente, dejará un hueco enorme en su gobierno y ahondará en la desconfianza y resentimiento ciudadano contra las políticas que, en un contexto de inseguridad generada por el narcotráfico, podría derivar en un mayor descontento social, con más hogueras alimentadas por linchamientos y patrullas incendiadas.