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Estimados aspirantes a la CNDH...

Más allá de las aptitudes personales, la experiencia indica que hay condicionamientos institucionales que pueden ser relevantes para el éxito o fracaso en el cumplimiento de los fines del ombudsman.

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Escrito en OPINIÓN el

Es ya una obviedad decir que el país se encuentra en su peor crisis de derechos humanos desde el origen de la CNDH. No lo es menos referirse a los cuestionamientos sobre el desempeño de actual gestión.

 

Seguramente los veintiún aspirantes tienen claro lo anterior y ojalá, de la misma manera, tengan las propuestas para enfrentar tal situación. Más allá de las aptitudes personales, la experiencia indica que hay condicionamientos institucionales que pueden ser relevantes para el éxito o fracaso en el cumplimiento de los fines del ombudsman.

 

La autonomía constitucional es el hábitat que permite desarrollar la función de control de los poderes públicos. Sin embargo, existen también condicionamientos que son la manzana envenenada. El procedimiento de designación juntó con reelección en la CNDH, crean incentivos que, a la manera de anzuelos, sus efectos pueden ser percibidos demasiado tarde. En algunos casos caer en ellos puede ser más difícil, pero otros pueden ser evitados.

 

a. La convocatoria propicia la formación de clientelas. Como puede en los expedientes de los candidatos o en la prensa, se han formado grupos de simpatizantes por uno u otro candidato.

Es natural que los candidatos busquen adhesión en su favor, de hecho, es contraproducente si no lo hicieran. Por supuesto, la mera adhesión no forma una clientela, pero puede propiciar actitudes de simpatía o adversidad al realizar la auscultación y probablemente, en el desarrollo de la gestión.

 

b. El quid pro quo, una cosa por la otra. En la búsqueda del nombramiento, al no existir reglas para transparentar el cabildeo, se propician acuerdos para maximizar la designación. Quienes designan tienen un poder y la intención de ejercer influencia sobre el designado o sobre las funciones del organismo. Acuerdos tales como que se otorguen cargos a familiares, personas o contratos a empresas en las que el congresista tenga interés, son la consecuencia perversa.

 

c. Auto restricción. La expectativa de reelección conduce a cálculos políticos en la función y tiende a crear estrategias para lograrla. Al depender de quienes tienen la capacidad de decidirla, las funciones pueden tener sesgos con tal orientación.

 

Los problemas anteriores no deben ser minimizados y por el contrario, deben ser abordados frontalmente:

 

Aquí algunas sugerencias:

 

1.- Impulsar una reforma constitucional para eliminar la reelección.

2.- Comprometerse a no contratar a personas que tengan una relación de interés con quienes participan en su designación.

3.- Comprometerse a no celebrar contratos de adquisiciones o de obra con empresas que tengan una relación de interés con quienes participan en su designación.

4.- Transparentar sus gestiones de cabildeo en el proceso de designación.

5.- Fortalecer las capacidades de evaluación del Consejo Consultivo de la CNDH.

6.- Impulsar el establecimiento de la obligación de las comisiones del Senado que participan en la designación a realizar evaluaciones periódicas del desempeño de la CNDH.

 

La corresponsabilidad del buen funcionamiento de la CNDH recae en los senadores. Sería valioso que ellos transparentaran sus criterios para tratar el cabildeo de los candidatos así como expresar la responsabilidad como compromiso para no buscar relaciones de influencia e institucionalmente impulsar la rendición de cuentas.

 

Quizás sea mucho pedir, pero si no queremos que el país sea Iguala o Michoacán o Tamaulipas, lo vale.

 

@jrxopa