Main logo

¿Estábamos mejor cuando estábamos peor?

Por Rogelio Gómez Hermosillo*

Por
Escrito en OPINIÓN el

Los cambios realizados por INEGI, al captar los ingresos de los hogares más pobres han abierto un debate que parecía estar saldado para bien: el número de personas en pobreza y la forma de medirla. Eso es un retroceso.

 

¿Qué pasó en realidad? ¿Hay mano negra? ¿Sí estaban mal los ingresos? ¿Los pobres mienten sobre cuánto ganan?

 

Y sobre todo ¿qué pasará? Si no se pueden usar los datos ¿qué sucede? Y hay dudas si cambiarán los presupuestos de programas o del gasto social con estos nuevos resultados. Espero contestar a estas dudas en este texto.

 

1. El problema no es INEGI–CONEVAL. Y no es porque “no le avisaron al CONEVAL”.

 

Funcionarios de gobierno presentan el problema como un diferendo entre el INEGI y el CONEVAL. Incluso quieren reducirlo a una falla de comunicación. Esto no es así.

 

  • El problema es grave. Perder la comparabilidad de una serie de datos en el tiempo impide conocer la evolución de un fenómeno de la realidad, en este caso, la pobreza y la desigualdad. 

 

  • La falla es del INEGI. En su boletín reconoce que los datos no son comparables. No se pueden hacer “mejoras” a datos estadísticos sin planeación suficiente y sin informar a toda la sociedad. Especialmente en un tema tan polémico. El afectado no es sólo CONEVAL.

 

2. La falta de comparabilidad afecta la medición de la desigualdad, no sólo de la pobreza.

 

La comparabilidad no es fácil de entender. Incluso en el lenguaje coloquial algo “incomparable” suena a “maravilloso”. 

 

La metáfora que se usa es que no se pueden mezclar “peras con manzanas”. Pero en este caso, se trata de datos numéricos. Estamos ante la paradoja de datos numéricos que no se pueden comparar.

 

Para comprender esta paradoja empecemos por algo que ha pasado desapercibido. Al cambiar el operativo sólo para los hogares más pobres se afecta la medición de la desigualdad. No sólo de la pobreza. 

 

Con estos nuevos datos aparece menor desigualdad. Lo cual no es real. La “mejora” produce un sesgo porque no corrige el subreporte de los hogares con ingresos medios y altos.

 

La desigualdad en México ha crecido. Se estima que 10% con mayor ingreso recibe la mitad del ingreso y el restante 90% de la población tiene la otra mitad. Este dato proviene de un estudio de dos expertos del INEGI. (Bustos, A. y Leyva, G. “Hacia una estimación más realista de la distribución del ingreso en México” Revista Este País, Julio de 2016, pp. 6-10).

 

El mismo estudio estima que 1% con mayor ingreso recibe el mismo ingreso que 60% de la población con menor ingreso. A una conclusión similar llega un estudio de la CEPAL. Y algo parecido había difundido el estudio de Gerardo Esquivel para Oxfam.

 

Y referente a la pobreza, quizá la forma para comprender por qué no son comparables, es mirar los resultados: En un año, entre 2014 y 2015, el ingreso del 10% más pobre se incrementa en 32%, con lo cual, “salen” de la pobreza, casi 11 millones de personas. Lo único que podemos saber es que esto no sucedió en la realidad.

 

Esto no quiere decir que el nuevo dato sea falso. De ahí la paradoja, el dato no es comparable. Si hay menos personas en pobreza, también las había antes y no sabemos qué pasó entre 2014 y 2015.

 

3. ¿Se pueden arreglar el grupo de trabajo conjunto CONEVAL–INEGI?

 

Funcionarios del gobierno insisten en que se puede “dar comparabilidad” a los datos. El anuncio del comunicado conjunto emitido el martes 26 de julio por CONEVAL e INEGI establece un grupo de trabajo que evaluará si esto es posible.

 

Sin embargo, esto abre nuevas preguntas y genera nuevas fuentes de cuestionamiento. Recalcular los datos con modelos estadísticos nunca es un ejercicio neutral y puro.

 

Todos los ejercicios estadísticos requieren criterios, decisiones sobre qué datos considerar y qué peso darles en el cálculo y muchos supuestos, que si bien pueden ser razonables, son discutibles.

 

Lo más importante y urgente para este grupo de trabajo es cuidar el levantamiento de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2016 (ENIGH) que está por iniciar en pocas semanas. 

 

Sería muy grave que la futura ENIGH 2016 quedara también bajo sospecha. Si no se toman medidas serias, drásticas y transparentes, es que los datos de la ENIGH 2016 tampoco puedan ser comparables, porque los cambios del operativo de campo no se pueden echar atrás.

 

Por eso, una exigencia es que el grupo técnico se abra a la participación de expertos de la academia y la sociedad civil.

 

4. ¿Qué efecto tiene que no haya datos? ¿Cambian los datos el presupuesto de programas?

 

No necesitamos datos 2015 para los estados y el país. Por ley esos datos son bianuales y contamos con los de 2014.

 

Los datos que se requieren cada 5 años son para los municipios. Y aún no se dan a conocer. Por supuesto, vienen de la misma fuente y por lo tanto, ya se sabe que no son comparables. El plan es que se presenten a fin de año, por lo que esperemos para entonces el grupo técnico ya tendrá un resultado.

 

De manera directa, el único presupuesto que considera este tipo de datos es la fórmula de asignación de los recursos del Fondo de Apoyo a la Infraestructura Social (FAIS) para Estados y Municipios del Ramo 33. El monto total de los recursos no cambia. Con nuevos datos sí podría cambiar la distribución entre los municipios e incluso entre los Estados.

 

Para el resto de los programas, tenemos que esperar a tener una conclusión más clara del grupo técnico y recomendaciones sobre el uso de los datos del MCS 2015, porque también se podrían modificar la “población objetivo” de algunos programas como Prospera.

 

5. Moraleja o lección de esta situación.

 

La reflexión de esta situación es que muchos políticos y autoridades gubernamentales están confundiendo la necesidad de cambiar las realidades y carencias por la urgencia de modificar los indicadores para su medición. Y aunque están relacionados, vale la pena distinguirlos y evitar que el indicador sustituya la realidad.

 

Lo importante es garantizar los derechos sociales y sobre todo, tomar medidas económicas para mejorar los ingresos de la población y no ver cómo modificar el dato para la medición.

 

*Rogelio Gómez Hermosillo M. Coordinador de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza.

 

@FrenteaPobreza

@OpinionLSR