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Esclavos de lujo

Candidatos sonríen y hablan de lucha y unidad, nuestra política me decepciona.

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Escrito en OPINIÓN el

La política fue, en algún momento, una meritocracia en la que se desenvolvían los políticos de carrera u oficio, herederos de una generación de hombres de poder, acostumbrados a que se hiciera su santa voluntad, agrestes y violentos, producto de la era post revolucionaria de este nuestro México.

 

En algún momento de nuestra historia, el concierto de las naciones y el cambiante panorama internacional en donde se hablaba del nuevo orden mundial dio entrada a otro tipo de político, el “oficio” dio paso al negocio, se fueron desdibujando los papeles y las corrientes, el pragmatismo sustituyó al maquiavelismo y ninguna es mejor que otra, sin embargo, hoy en día la meritocracia ya no existe en la política, ahora lo que manda es el dinero, único factor para que un junior pueda dirigir a un estado y darle cachetaditas aleccionadoras a sus colaboradores.

 

¿Qué estamos haciendo de nuestro país?

 

¿Acaso odiamos a esta tierra, nos odiamos nosotros?

 

¿Este es el ejemplo y la realidad que le queremos dejar a nuestros hijos y nietos?

 

¡Cómo nos ha escupido en la cara el rostro más crudo y abusivo del aspiracional mirrey!

 

¡Qué bonito niño, mira sus rubios tan bellos!

 

Manuel Velasco no es enteramente culpable de ser quien es ni de comportarse como se comporta, en el fondo el realmente puede estar convencido de que su mano dará, por ósmosis o por magia, una lección que nunca se deberá olvidar.

 

Hasta debió haberse sentido bien, me imagino que habrá pensado, tal vez que su colaborador debiera haberle agradecido el contacto de un ser superior que por las buenas es bueno pero por las malas es temible. El patrón ha dado una lección, su majestad ha hablado, vuestra alteza ha aleccionado a un pobre súbdito que ha cometido un error.

 

México es un país de profundas contradicciones, Ricardo Raphael habla, de manera por más brillante de dos países: Mexiquito y Mexicote. Mexiquito es el país de comer fuera, de jugar en el club, de irse de shopping y facebookear para conseguir una “muchacha de quedada”. Mexicote es el de la raza que se parte el lomo todos los días para seguir en el juego, muchos tratando de seguir en la clase media y no caer porque la caída es estrepitosamente espantosa y desoladora.

 

Los procesos internos de los partidos y el manejo de los destinos del país por una voluntad que es lo que sea menos popular nos ha llevado a un punto de encabronamiento tal, que ser político puede ser redituable pero nunca, nunca honorable.

 

Pero mientras sigamos creyendo en sueños ajenos y cayendo en la más rancia y parda de las publicidades, en Nuevo Léon dos precandidatas del PRI y del PAN besan las panzas de embarazadas, posan con los más desprotegidos, sonríen y hablan de lucha y unidad, de hacer las cosas juntos, nuestra política me decepciona... me asquea.

 

Pero ¿sabes qué? los culpables somos nosotros por permitir esto, cada telenovela, cada hora en los videojuegos, cada mordida, cada basura en la calle, cada manejada en estado de ebriedad, cada ídolo futbolero, cada cacerolazo y juicio a priori, cada empleado maltratado, cada traición a nuestro empleador, ¿esas son las características del mexicano?

 

Manuel Velasco ya le ha pedido una disculpa pública a su asistente, veo el lenguaje corporal de su “amigo” y de inmediato vienen a mi mente imágenes de esclavitud, grilletes y cuerpos maltrechos; hoy, en nuestra política tenemos mirreyes que son virreyes y esclavos que son lacayos y que ansían, en algún momento, tener poder para pisar a otros.

 

Vomitivo. Indignante.

 

México merece algo mucho mejor, ¿necesitará para ello algo mucho peor?

 

@_TORRESBERNAL