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Escándalo en Brasil y la rendición de cuentas

La rendición de cuentas no es fácil y a veces lleva a momentos difíciles.

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Escrito en OPINIÓN el

Brasil está viviendo momentos sumamente difíciles. Un escándalo de corrupción de grandes proporciones en Petrobras, la empresa nacional de petróleo, ha golpeado a la clase política y a la economía, afectando a casi todas las empresas constructoras del país y retardando el crecimiento económico, que este año podría llegar a ser cero por ciento.  Si bien la Presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, no está personalmente implicada, su partido sí lo está, así como algunos de sus colaboradores cercanos.

 

Para Brasil, un país que hasta hace poco había experimentado un crecimiento económico impresionante, que era visto como un nuevo líder global en la geopolítica y que había sido anfitrión de la Copa Mundial (y lo será de las Olimpiadas), este escándalo y sus secuelas, han sido un duro revés.  Los brasileños están más que enojados y decepcionados.

 

Pero en todo esto hay una nota positiva digna de destacar. En Brasil la clase política sigue metiéndose en negocios corruptos, pero hay fiscales independientes capaces de descubrirlo y enjuiciar a los culpables. Ojo. Este escándalo, el "Petrolao"o en español el "Petrolazo", se hizo público porque hay fiscalías realmente independientes que persiguen la corrupción y a los corruptos, aunque sean parte del gobierno. 

 

De hecho, Brasil ha creado todo un entramado de autoridades judiciales independientes, desde fiscales hasta tribunales, que de veras fiscalizan a las autoridades. Su Auditoría superior de la nación que fiscaliza las cuentas públicas es parte del sistema judicial, con autonomía y peso propio y una trayectoria importante en cuanto a revelar el mal uso de los recursos públicos.  Sus fiscales gozan de independencia del ejecutivo, y no sólo a nivel federal, sino a nivel estatal también.

 

No quisiera subestimar la crisis actual en Brasil -sospecho que esto será un duro revés al crecimiento económico y al imagen que ha tenido el país durante los últimos años- pero al mismo tiempo sospecho que Brasil saldrá fortalecido de esta crisis, con menos márgenes para la corrupción y con instituciones más sólidas.  La rendición de cuentas no es fácil y a veces lleva a momentos difíciles como el que están pasando los brasileños en la actualidad, pero también genera la capacidad de autoreflexión y de cambio institucional, un círculo virtuoso que mejora el país a largo plazo. 

 

En los países que no tienen fiscales independientes ni sistema judicial que goza de credibilidad y autonomía, los cambios son más lentos y la probabilidad de repetir los errores aumenta, generando un círculo más vicioso que virtuoso. La rendición de cuentas a veces duele, pero a largo plazo sana y mejora la salud de un país.

 

@SeleeAndrew