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Es el neoliberalismo, estúpidos

El modelo económico que prevaleció los últimos cuarenta años, se está desquebrajando y eso implica transitar hacia nuevas reglas de juego. | Ismael Jiménez

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Escrito en OPINIÓN el

Los opositores al gobierno, persisten en su necedad de seguir pensando que aún viven en una economía que se está desmoronando, consecuencia de un libre mercado voraz y rapaz que generó una enorme cortina de humo en los mercados financieros y destrozó los sistemas de salud de todo el mundo.

Su pensamiento lógico, se basa en continuar aplicando las medidas ortodoxas de una economía global que se despedaza frente a sus ojos pero que no están mirando. Su desmedido y soez anhelo de destruir un gobierno ajeno y lejano a sus intereses, los ciega.

Dicho esto, vale la pena recordarles, una vez más, que López Obrador llegó a la presidencia en el ejercicio democrático más limpio y legítimo de los últimos 80 años de la historia de México. Arrolló en los comicios para la presidencia y los congresos federal y estatal. Eso debería decirles mucho, pero lo ignoran.

Para esos vociferantes opositores, tanto opinadores como empresarios, su mejor opción es seguir alardeando que el PRI, el PAN, la aberración simbiótica del PRIAN y la abyecta sumisión del PRD, comprendían la mejor fórmula para seguir aplicando la ortodoxia económica dictada por el neoliberalismo en este país. 

Los opinadores que presumen de analistas económicos, deberían saber, que la recesión económica que tenemos en ciernes, la había vaticinado en 2018 el premio nobel de economía Edmund Phelps, mientras que Joseph Stiglitz en 2019, ya señalaba la desaceleración de la economía mundial.

De haberlo sabido, entenderían que desde entonces, todos los países y economías del mundo, se estaban desacelerando de forma simultánea como parte del juego globalizador, y que junto con ello, la deuda pública de los Estados Unidos, que significa el 105% de su PIB, solo significa una cosa. Bancarrota.

Estos factores junto con el resto de los elementos de contexto económico y geopolítico, se conjugaron para preparar la recesión que se predijo con anterioridad y que las calificadoras de riesgo volvieron a omitir. El covid-19 solo fue el empujón que necesitaba para quebrar.

Qué significa esto, que el modelo económico que prevaleció los últimos cuarenta años, se está desquebrajando y eso implica que deberemos transitar hacia nuevas reglas de juego. 

Aclaro, no estoy diciendo que corramos a los brazos del socialismo. Lo que señalo es que habrá que comenzar a pensar diferente y olvidarse de la ortodoxia y contra cíclica política neoliberal. Es posible que el nuevo modelo económico mundial, se esté gestando en este momento, pero en lo que se define, los países deberán echar mano de las herramientas económicas de que dispongan para enfrente sus circunstancias particulares.

Las recetas del FMI y del Banco Mundial, pierden vigencia, pero es el mismo FMI quien señala que para recuperar las economías, los gobiernos deberán intervenir empresas de sectores estratégicos (nacionalizar), emitir papel moneda (aumentar el déficit primario) y solicitar créditos para hacer frente a la crisis.

Esas sugerencias venidas del organismo, habrían sido impensables hace un año. El tema es que lo anterior, no es para todos, como tampoco será para todas las naciones la condonación de sus deudas, propuesta también sugerida por el FMI. Es decir, que aquellos países que les urge liquidez tomarán créditos en breve, mientras que quienes tengan más opciones para manejar la crisis, esperarán para hacerlo.

Por ello el gobierno de México, no piensa tomar deuda, la cual serviría para financiar a los empresarios que hoy se desgarran las vestiduras solicitando apoyos fiscales, pues de tomar créditos como también lo sugieren los opinadores, ese dinero sería para fondear el impago de impuesto y se endosaría la deuda a todos los mexicanos.

Por ello los vociferantes opositores al gobierno, resultan tan hipócritas hoy al defender a la micro y pequeña empresa, pues cuando gobernaron, sus “programas de rescate” no tenían dedicatoria, ni nombres, ni apellidos. Era más fácil endosarlo al erario público y que los gobiernos y generaciones de trabajadores futuras se hicieran cargo de pagarlos.

Por eso se evoca al Fobaproa, del cual por cierto seguimos pagando intereses, o la reforma laboral, que permitió la contratación outsourcing en la que hoy muchas empresas se amparan para despedir sin liquidaciones, o rebajar sueldos a sus empleados amparados en la ley que los opositores de López Obrador formularon.

Es cierto, la recesión de hoy, es mayor a cualquier que hayamos vivido en los últimos cincuenta años, circunstancia que la mayoría de los jóvenes fervorosos de redes sociales, solo conocían como referencia y que hoy los devuelve a una realidad tan ajena para ellos como el ignorar la existencia de zonas urbanas y rurales en la miseria, generada por la aplicación a rajatabla de las medidas ortodoxas contra cíclicas.

La austeridad republicana, es ahora la amarga medicina que se deberá aplicar, el tema es que, tampoco es para todos y solo algunos se la tragarán.