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¡Es “el narco”, estúpidos!

La primera semana de 2022 México vivió tres hechos que vinculan al presidente, a su gobierno, su partido y sus aliados políticos con el crimen organizado. | Ricardo Alemán

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Escrito en OPINIÓN el

En una sola semana, la primera del naciente 2022, México vivió tres hechos que vinculan al presidente, a su gobierno, su partido y sus aliados políticos con el crimen organizado.

Revelaciones que, por cierto, confirman lo que por años aquí hemos documentado; que el de López Obrador reúne todas las características del indeseable “narco-gobiernos” y que a toda prisa se encamina al peligroso “narcoestado”.

Y es que ante el imperio de la violencia criminal hemos llegado a extremos impensables, como los que ocurren en Veracruz, en donde un cártel criminal acusa al gobierno estatal de solapar a la banda rival.

Acusación que se formula mediante el tiradero de una veintena de cadáveres acompañados de mantas y videos en los que se ofrece santo y seña de los servidores públicos presuntamente implicados “con la maña”.

Curiosamente los tres hechos que vinculan a las mafias del crimen con el gobierno federal y con gobiernos estatales se produjeron en entidades en donde los mandatarios están entre los preferidos de Palacio; por si había alguna duda.

Lo cierto es que por más que López Obrador quiera desviar la atención difamando, calumniando y mintiendo para desprestigiar al INE, al expresidente Calderón y a sus críticos, el verdadero problema está en la violencia criminal.

Y en medio de la violencia generalizada el problema central del Estado mexicano es el crimen organizado y, sobre todo, su vertiente “narca”.

Por eso la expresión con la que titulamos la presente entrega del Itinerario Político: ¡Es “el narco”, estúpidos!

Una advertencia que, como saben, acuñó Bill Clinton, entonces candidato demócrata en las presidenciales de 1992, cuando dijo que el problema de Estados Unidos en ese momento era la economía.

Así lo expuso a sus colaboradores: “¡Es la economía, estúpidos!”, luego que su asesor electoral en jefe, James Carville, le advirtiera que si quería ganar la presidencia de Estados Unidos, debía atender la economía, no la política exterior, como proponía su contrincante, George Bush padre.

Al final, el desconocido gobernador de Arkansas se alzó con la victoria, una vez que acertó en el problema más sentido de los votantes.

Por eso el llamado de atención a los ciudadanos mexicanos de hoy: ¡Es “el narco”, estúpidos!

Y es que el irresponsable gobierno de López Obrador solapa la violencia criminal a tal nivel que no sólo los ciudadanos somos rehenes de los cárteles de la droga, sino que esos grupos han capturado a los tres niveles de gobierno –municipal, estatal y federal–, y por lo menos a dos de los Tres Poderes de la Unión; el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo.

Así, por ejemplo, el propio presidente mexicano estableció una “alianza narca” con Joaquín Guzmán Loera, motejado como “El Chapo”, a cuyos hijos solapa y a cuya madre procura.

También está a la vista de todos que la elección de abril del 2021 llevó al poder a no pocos “narco-gobernadores”, como los de Sinaloa, Sonora, Zacatecas, Michoacán, San Luis Potosí y Nayarit, entre otros, además de que formalizó la llegada de “narco-diputados” al Congreso de la Unión.

Y como lo vieron México y el mundo en los primeros días del 2022, en los estados de Morelos, Zacatecas y Veracruz aparecieron las pruebas mortales de que las bandas criminales están fuera de control y pelean a muerte por el control de los territorios que les habría escriturado el gobierno federal, a través de los gobernadores aliados del presidente López Obrador.

De esa manera, el gobernador de Morelos, el ignorante Cuauhtémoc Blanco, apareció en fotografías en un ameno saludo con tres de los jefes de plaza de las más poderosas bandas criminales de la entidad.

Luego se supo –gracias a una “narcomanta” y a la confesión de un sacerdote–, que la iglesia católica orquestó el encuentro.

El segundo caso es el de Zacatecas, en donde el grupo criminal hegemónico llegó al extremo de llevar una decena de cadáveres frente al Palacio de Gobierno estatal.

A pesar de que el mensaje es suficientemente claro –los criminales acusan de traición al gobernador David Monreal–, el mandatario estatal, otro de los preferidos del presidente, acusó del hecho “a una herencia maldita” y pidió a los zacatecanos “encomendarse a Dios”.

Pero el caso extremo, como ya se dijo, ocurrió en Veracruz, en donde una banda criminal motejada como “cuatro letras”, llevó a cabo un reguero de cadáveres en distintas carreteras de la entidad, al tiempo que acusó al gobierno estatal de patrocinar y solapar a la banda rival.

En respuesta, el gobernador de Veracruz, el no menos ignorante, Cuitláhuac García, alardeó el pasado viernes con la advertencia de que “no toleraría” que los grupos criminales se apoderaran de Veracruz.

Pero la respuesta de la banda criminal presuntamente agraviada fue inmediata; más cuerpos tirados en las carreteras estatales.

¿Y el presidente López Obrador? ¿Dónde está el presidente, en medio del reguero de cadáveres por todo el país?

En México no hay presidente, ya que el huésped de Palacio es, en realidad, el principal aliado de las bandas criminales del país.

Pero si aún dudan que aquí hemos documentado los nexos criminales de Morena y de López Obrador, a continuación un fragmento del Itinerario Político del viernes 11 de agosto de 2017.

Sí, lo siguiente se escribió aquí hace casi 5 años:  

“Resulta que en el mismo “paquete” lanzado por El Tesoro norteamericano a México y a los mexicanos, apareció el diputado de Morena,

Carlos Lomelí Bolaños, a quien buena parte de las izquierdas vinculan con el crimen organizado y el narcotráfico y quien habría financiado a Morena.

“Y por eso obliga preguntar: ¿Por qué la doble moral de una sociedad de contentillo; ciega, sorda y miope que solapa el escándalo que involucra al más aventajado presidenciable, López Obrador, con presunto financiamiento del crimen organizado, mientras que esa misma sociedad se ensaña con la imagen de un famoso futbolista, “Rafa” Marquez?

“¿Por qué las redes y sus legiones de idiotas no destruyen con la misma intensidad que despedazan a “Rafa” Márquez, a los políticos de Morena con presuntos vínculos con las bandas criminales?

“Pero no, el caso de presuntos vínculos de Morena y de AMLO con dinero del “narco”, no es aislado, único y tampoco una repentina revelación.

“No, lo cierto es que la lista de narco-políticos vinculados a Morena es larga y los más recientes casos –además del citado diputado Carlos Lomelí Bolaños y el jefe delegacional de Tláhuac, Rigoberto Salgado–, son Félix Salgado Macedonio, relacionado con los Zetas, Fidel Demédicis, José Luis Abarca, el narcodiputado Julio César Godoy Toscano, Ricardo Gallardo Cardona, Juan Ignacio García Zalvidea, Miguel Ángel Almaraz, Marco Antonio Mejía y las señoras Yeidckol Polevnsky, Rocío Nahle y la profesora Delfina Gómez, entre muchos otros “narcopolíticos” que abiertamente colaboran para Morena y para López Obrador”. (Fin de la cita)

En efecto, cinco años después de los párrafos arriba citados, se confirma que López Obrador en realidad construyó un “narco-gobierno”.

Al tiempo.