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¿Es bueno reírnos de la tragedia?

José Antonio Sosa Plata

Por
Escrito en OPINIÓN el

La preocupación que han expresado algunos líderes de opinión por los memes, chistes y bromas que se han difundido en las #RedesSociales después del terremoto de la semana pasada, no debe pasar desapercibida. Sin duda, resulta necesario reflexionar sobre este tipo de comportamientos.

Los expertos aseguran que se trata de reacciones naturales

De hecho, estamos en una época histórica en que la tragedia y el humor negro se han convertido en parte de nuestra vida cotidiana. La globalización del ecosistema de comunicación nos pone, día a día, ante situaciones dramáticas que inciden directamente en nuestras emociones.

El humor negro ha existido siempre

Pero al igual que la violencia, Internet lo ha visibilizado y magnificado, tanto que es ya un fenómeno de comunicación social y política que está rompiendo límites que hasta hace poco tiempo considerábamos impensables.

Se trata de nuevos mecanismos para crear vínculos entre las personas

La catarsis que provoca la risa luego de una situación difícil o trágica produce una descarga emocional que nos permite manejar los problemas en forma más apropiada. Reímos para contener algunas emociones que consideramos negativas o inapropiadas, como llorar, perder el control personal o enojarse en momentos que nos llevan o podrían llevar al límite.

Con el humor, la realidad se percibe de otra manera

En la actividad política se sabe que provocar miedo en la sociedad es útil para controlar, desviar o modificar conductas y actitudes en favor o en contra de los grupos de poder. Lo mismo puede decirse con relación a la necesidad que existe para permitir —sin restricciones— el humor negro desde la sociedad.

La ironía o la burla operan como válvulas de escape

Por lo tanto, nos reímos de las tragedias para manejar mejor nuestros conflictos personales, familiares o grupales. Y, al compartirlos en los nuevos medios de comunicación, contribuimos a distender  —que no minimizar— la gravedad de lo que está sucediendo. En la manifestación del humor existen diferencias culturales significativas.

Las reacciones suelen ser diferentes entre los grupos sociales

Incluso son muy distintas de un país a otro. Si bien nadie está exento de permanecer inexpresivo ante la provocación de un chiste o un meme, las maneras, lenguajes, medios y tiempos de reacción pueden variar en forma significativa.

Por lo tanto, la “sanción social” también varía

El humor que provocan en México o España los estragos de un terremoto o huracán, es muy distinto al que se genera en Francia o Estados Unidos. Las diferencias tienen que ver con factores como la educación o la distancia que tenemos del problema o conflicto (mientras más lejos nos sentimos de la tragedia mayor es la posibilidad de burlarse de ella).

Lo cierto es que la tragedia casi siempre provoca risa

Nos reímos de los poderosos o de las víctimas. Nos reímos del accidente y también del dolor que puede provocar. Nos reímos de los errores que cometen los funcionarios públicos y líderes de opinión, más si se dan en el marco de alguna situación crítica. Nos reímos de los efectos que ocasionan los embates de la naturaleza.

El humor negro tiene sus límites

Pero los personajes públicos los tienen más acotados. Si se exceden, la sanción pública puede ser devastadora y hasta acabar con sus carreras. Ejemplos sobran. El error más reciente lo cometió el Secretario de Gobernación al comprar al huracán Katia con las mujeres. La disculpa pública que ofreció no fue suficiente ni borrará la huella que dejó en los medios.

Los límites los establecemos de manera individual

Lo hacemos instintivamente, a pesar de no medir el alcance de nuestras intenciones, acciones y palabras. Según los expertos, si no nos concediéramos la posibilidad de reír ante la tragedia, entonces el caos, la depresión, el enojo y la indolencia serían algunas de sus consecuencias.

En cualquier caso, es importante cuidarnos de los excesos

El buen humor nada tiene que ver con la difusión de informaciones falsas o malintencionadas. Los riesgos de interferir en la solución de los problemas o generar nuevas tragedias son altos. La frontera del humor negro con la irresponsabilidad puede ser casi imperceptible.

Sin embargo, el humor negro también se asocia con conductas positivas

Está demostrado que puede generar la solidaridad o el compromiso con las víctimas de las tragedias. De igual forma, tiene el potencial de facilitar los procesos de comunicación en los momentos más difíciles, tal y como sucedió —una vez más— en los días anteriores.

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