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Entre la desvergüenza AMLO y la ineptitud de Peña

Para López Obrador el duelo de los padres de los normalistas calcinados en Cocula no amerita posicionamiento alguno.

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Escrito en OPINIÓN el

Seis meses le bastaron a AMLO para regresar (¿olvidar?) a Iguala.

 

Qué corta y frágil es la memoria colectiva, cuál inmensa la desvergüenza y temeridad de Andrés Manuel, cuán grande la ineptitud interlocutora de gobierno y sistema de partidos, qué grave el marasmo mediático que deforma y lucra sin informar.

 

Ni una palabra sobre Mazón, ni una mención a Abarca en voz del prócer moreno, ni un pétalo de rosa que ose tocar a la familia política del alcalde indiciado como autor intelectual de la masacre. Pero por sobre todo ni una referencia a los muchachos enviados a la muerte seis meses antes por una escuela y sus directivos, también, excluidos del escrutinio, deliberación y recuerdo nacionales. Cero autocrítica sobre los padrinazgos electorales otorgados y las candidaturas impuestas.

 

Para Andrés Manuel ello es prescindible; puede ir a Iguala y llamar a votar con su estribillo contra la mafia del poder que, dice, llama a no votar, cuando son precisamente sus antípodas quienes lo hacen, o ¿sostendrá AMLO que CETEG, CNTE, normalistas y ayotzinapos pasan lista de presente en la mafia del poder? ¿Hasta allá llegará su esquizofrenia?

 

Pero AMLO puede contradecirse y morderse la lengua una y otra vez sin que nadie se lo reclame.

 

Para López Obrador el duelo de los padres de los normalistas calcinados en Cocula no amerita posicionamiento alguno. Todo es electoral: Voten y voten por Morena y a cambio les ofrece tres posiciones en el Gabinete, sin que nadie se espante de ello ni de lo ofrecido. Mire Usted que ofrecer posiciones en un Estado del que no es oriundo y menos candidato, en repetición de la tristemente célebre catafixia de votos en Iztapalapa (Brugada por Juanito) es más que inaudito, vergonzosamente monstruoso.

 

Ofrecer a los grupos que usan la muerte de estos jóvenes como coartada y escudo la Secretaría de Seguridad Pública y la Fiscalía General, es extenderles un cheque en blanco para que sigan haciendo de la ley, del orden y de las libertades, botín y escarnio, además de asegurarles que jamás serán llamados a responder ante la justicia, al entregarles en bandeja de plata su procuración. ¿Se imagina usted una investigación en manos de Felipe de la Cruz o una averiguación previa en las de Vidulfo Rosales?

 

Pero los ofrecimientos no acaban allí, ostentándose como candidato a gobernador, ofrece a la CETEG ¡la Secretaría de Educación Pública¡ ¡Vive Dios¡ La iglesia en manos de Lutero, la condena a la ignorancia eterna de la niñez guerrerense a cambio de un plato de votos-lentejas.

 

Presumo que así negoció con Mazón-Abarca: “Métanle dinero a la campaña y les doy Iguala”, sin darse cuenta que les abrió su otrora partido y el poder a Guerreros Unidos. De haber sido de otra manera, la negociación tendría implicaciones mucho más graves.

 

Ni qué decir del sugerente silencio de la vocería y la representación de los padres de los jóvenes masacrados. A todo mundo y en todo el mundo demandan presentarlos con vida, pero a López Obrador nada le reclaman, antes bien, agradecen su invitación, aunque la declinan, y lo incitan a unirse a su movimiento, como si nada tuviese que ver con la ascensión de Abarca y su macabra administración municipal. ¿Usted entiende algo? Yo no.

 

Lo más alarmante, sin embargo, es que nadie se sorprende de ello. Un gobierno extraviado en el pasmo y la pusilanimidad, y los demás partidos enredados en pleitos por spots, colores futboleros y despensas, observan sin ver y oyen sin escuchar.

 

La ciudadanía ha terminado por considerar semejantes despropósitos como normales. En cualquier otra democracia un actor político de talante tan cínico y falaz no tendría cabida, pero en México hemos construido una democracia bizarra donde lo que priva es lo contradictorio, lo temerario, lo simulado.

Finalmente, los estrategas políticos del gobierno y los sistemas de inteligencia nacionales brillan por su autismo. ¿Hay alguien allí?

 

No sabe uno qué es peor, si la desvergüenza de uno o la ineptitud del otro.

 

@LUISFARIASM