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Enseñar derecho con perspectiva de género

La incorporación de la perspectiva de género en los procesos de aprendizaje del derecho permite avanzar en la inclusión social. | Marina San Martín

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Escrito en OPINIÓN el

Para quienes nos dedicamos a esta profesión en México, el 12 de julio es una fecha emblemática, porque corresponde al Día de la Abogada y el Abogado. Esta celebración que viene desde 1960, se estableció para recodar el momento en que la Real y Pontifica Universidad de México, en 1553, dispuso que quienes se había inscrito en esta carrera, escucharán la primera cátedra jurídica impartida en América.

En relación con esta actividad, de acuerdo con la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), durante el ciclo escolar 2019-2020, a nivel universitario, egresaron de la licenciatura en derecho un total de 60 mil 14 personas, de las cuales 52.4% eran mujeres (31 mil 291), y 47.8% hombres (28 mil 723). Asimismo, el total de personas tituladas en dicho campo fue de 42 mil 986, siendo también mayoría femenina con 52.2% (22 mil 452), respecto del 47.7% de ellos (20 mil 534).

Si bien estos datos dan cuenta de que, en nuestro país, en el ámbito jurídico, hay una importante presencia actual de mujeres; como lo señala la jurista Alda Facio, el derecho ha sido desarrollado desde una perspectiva androcéntrica; es decir, está impregnado de valores, necesidades e intereses masculinos. Esta visión se ve reflejada en la enseñanza del derecho y en su aplicación, quedando a cargo de instituciones e individuos moldeados por una ideología patriarcal.

El derecho, a través de sus normas y de la transmisión de conocimientos sobre el mismo, incide en el establecimiento de roles de género; y, por lo tanto, tiene un enorme potencial para modificar conductas que lleven a una igualdad sustantiva real.

En la enseñanza del campo jurídico es esencial incluir la perspectiva de derechos humanos, pero en particular, la de género, para cambiar los comportamientos cotidianos, machistas y misóginos; así como el actuar de quienes serán las y los futuros operadores del sistema de justicia, a fin de que sean conscientes de los efectos negativos de juzgar sin este enfoque.

La educación es un factor de cambio social que transforma realidades y fomenta el ejercicio de los derechos y libertades; de tal manera que puede ayudar a detener la reproducción de actitudes sexistas normalizadas. La incorporación de la perspectiva de género en los procesos de aprendizaje del derecho permite avanzar en la inclusión social.

Romper muchas resistencias para que nosotras podamos ocupar espacios considerados exclusivamente masculinos ha sido muy difícil. La jueza Ruth Bader Ginsburg decía que había ido a la escuela de leyes cuando las mujeres eran menos del 3% de los abogados de su país, y que hoy son el 50%; y que, aunque nunca tuvo una profesora en la universidad, los cambios han sido enormes y se ha llegado demasiado lejos como para retroceder.

En honor a todas las mujeres que nos han abierto camino, debemos seguir luchando sin permitir ningún paso atrás.