Cada que hay elecciones en nuestro país la medición a través de la realización de encuestas sobre diversos actores participantes en una contienda electoral y la preferencia de la ciudadanía sobre los mismos o el posicionamiento que ostentan candidatos, candidatas, partidos políticos o coaliciones, es un elemento fundamental de todo proceso electoral que, además, se encuentra regulado por la legislación electoral.
Las encuestas buscan medir diversos parámetros que van desde la percepción que tienen de tal o cual figura política, por ejemplo, pasando por señalar su posible preferencia electoral, así como la manifestación de las principales necesidades de su entorno; información que se vuelve fundamental para la construcción de estrategias de campaña o, inclusive para la determinación de diversos compromisos ante el electorado.
Las encuestas tienen una triple importancia en elecciones; el primero, es que la autoridad electoral, en este caso el Instituto Nacional Electoral (INE) en uso de sus atribuciones, verifique si la o las empresas cumplen con diversas disposiciones legales tales como que sus mediciones correspondan a un proceso metodológico, con objetivos claros y sin perturbar el orden público, entre otros; el segundo, es que permiten a la ciudadanía contar a con información de quiénes son los competidores y cómo van fluyendo conforme transcurren las campañas electorales, y el tercero, les sirve a los actores que buscan el voto de los y las ciudadanas para medir cómo van sus campañas, sus estrategias para ganarse la simpatía de las y los electores, sus errores o áreas de oportunidad.
Por ello, resultó muy interesante el Foro Encuestas y Elecciones 2021. Balance Postelectoral, organizado por el INE, el Colegio de Especialistas en Demoscopía y Encuesta (CEDE), y la Asociación Mexicana de Agencias de Inteligencia de Mercado y Opinión Pública (AMAI), hace unos días, en donde se destacaron algunas afirmaciones que me parecen fundamentales para la certeza y equidad en toda contienda electoral, apunto las que me parecen más representativas:
· Que las empresas demoscópicas tienen el reto de mantenerse a la vanguardia para que su información sea veraz y con rigor metodológico (INE).
· Las encuestas pueden contribuir al desarrollo de los procesos electorales con información objetiva para los actores políticos y la ciudadanía (INE).
· La Ley le confiere al INE la función de vigilancia y regulación mínima de las diversas encuestas que son publicadas (INE).
· Las encuestas son herramientas importantes para combatir, de forma objetiva, la desinformación que amenaza un sistema democrático (CEDE).
· Las empresas demoscópicas deben seguir trabajando de manera unida para enfrentar los retos de la democracia (AMAI).
Estas consideraciones, sin duda alguna, son referencias importantes para comprender que las empresas que realizan encuestas tienen el compromiso de ser instituciones legalmente establecidas, profesionales en el quehacer de sus funciones y transparentes en difundir los parámetros, metodología, cuestionario y alcances de sus mediciones cualitativas y cuantitativas.
Estos ejercicios son sanos para un sistema democrático, pues le nutren de un ingrediente fundamental que le da transparencia al sentir de la población, a sus principales demandas o necesidades que deben servir de base a los actores políticos para atenderles y actuar en consecuencia.
Lo que no son y en lo que no deben de convertirse las encuestas es que sean utilizadas estratégicamente como un arma de confusión de las estimaciones y proyecciones, como desinformación intencionada hacia la población; como instrumentos que confunden a la ciudadanía, o cómo un mecanismo de descrédito para instituciones o candidaturas.
Las encuestas en elecciones son, consecuentemente, un vinculo necesario en el transcurso de las elecciones, por lo que debemos alentar este tipo de ejercicios. Lo que podemos y debemos exigir es que sean profesionales, transparentes y certeras.