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En sus marcas, listos... las campañas electorales arrancan

Las campañas fueron ideadas para que los electores conozcan los beneficios que tal o cual candidato o partido político ofrece.

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Escrito en OPINIÓN el

De acuerdo con lo que establece la legislación electoral federal, el pasado primero de marzo venció el plazo para que los ciudadanos acudieran a los módulos de atención ciudadana a recoger su credencial para votar. En este sentido y de acuerdo con la información publicada por el INE[1] en la elección del 7 de junio próximo, podrán votar, salvo los datos finales que arroje la propia autoridad electoral, poco más de 83 millones 500 mil electores que cuentan ya con su credencial de elector, de un padrón de más de 87 millones 300 mil ciudadanos; esto nos da una lectura preliminar de que casi 4 millones de ciudadanos inscritos no recogieron su credencial y por lo tanto no podrán votar. Importante referir que el 52% de los electores son mujeres por un 48% hombres y que más de 11 millones de electores se ubican en el rango de entre 20 y 24 años.

 

Lo que sigue luego de concluidas las precampañas y las estrategias sobre las alianzas que formulen los partidos políticos con miras a la elección, será el registro de las candidaturas de los ahora 10 partidos en donde, como sabemos, podrán competir de igual forma candidatos independientes. Dicho registro está programado a realizarse del 22 al 29 de marzo[2] para que al final, den inicio el día 5 de abril (en el ámbito federal), las campañas electorales para la renovación de la Cámara de Diputados (300 de ellos por el principio de mayoría relativa y 200 por la vía de la representación plurinominal) y, de manera concurrente habrá elecciones en 16 entidades federativas en donde se renovarán, de acuerdo a cada Estado, desde diputaciones locales, ayuntamientos y 9 gubernaturas.  Además en el Distrito Federal, habrá elecciones para elegir a los 66 diputados locales que integran la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y las 16 jefaturas delegacionales.

 

Como vemos, las campañas electorales, que son el clímax de la competencia electoral por cargos de elección popular, se pondrán por demás interesantes; a esto hay que agregar que los contendientes en dicho proceso de registro de candidatos deberán cumplir con la llamada cuota de género.

 

Ahora bien, lo que esperaríamos los ciudadanos de dichas campañas es justamente lo que establece la legislación electoral, esto es, la realización de un conjunto de actividades llevadas a cabo por los partidos políticos, candidatos y coaliciones para la obtención del voto de los ciudadanos.[3]  Entre las actividades que destaca la ley dentro del periodo de campaña son las reuniones públicas, asambleas, marchas y en general todas aquellas acciones donde los contendientes promuevan sus candidaturas, en el entendido de que los aspirantes a un cargo de elección popular y los partidos políticos se conducirán bajo la normatividad legal respectiva.

 

Sin embargo, hemos presenciado diversos capítulos que parecería ser el augurio de campañas que más que ser propositivas, puedan ser en alguna medida, una guerra de dimes y diretes, así como podríamos estar ante la presencia de un ajedrez político en la búsqueda del poder político a cualquier precio; con ello quiero decir que parecería que en ocasiones hay actores políticos que le apuestan más al posicionamiento que pudieran tener con los electores que las consecuencias legales que miden con toda precisión; esto es, y ojalá y me equivoque, que me da la impresión que se le apuesta, en límite de la legislación electoral, más a una consecuencia que implique una sanción inclusive económica, que a la pérdida de dicho posicionamiento electoral que al final, reditúa votos y con ello espacios de poder.  Es decir, pagar la sanción podría equivaler al riesgo medido a cambio de votos posibles de obtener.  Si esto es así, estamos ante la perversión total de la política y del génesis mismo del sistema de partidos.

 

Por ello, las campañas deben de ser el escenario de la confrontación abierta de las ideas, deben ser contiendas que muestren propuestas claras ante la ciudadanía para que sean los electores los que al final, decidan en libertad a quién otorgarle el voto; o en palabras de Joseph Schumpeter, en esencia, sea la voluntad del electorado la que decida crear un Gobierno o bien, para destruirlo.

 

Las campañas fueron ideadas para que los electores conozcan los beneficios que tal o cual candidato o partido político ofrece a las expectativas ciudadanas, a sus necesidades y demandas.  Las campañas deben de recoger dichas exigencias para que, en su oportunidad, los que logren el triunfo mayoritario respondan a los electores y no a intereses particulares o de grupo.

 

Se aproximan las campañas y hagamos votos para que veamos a actores políticos con alturas de miras por el bien de los mexicanos, el país lo necesita.  Con propuestas claras generaremos mejores condiciones de civilidad política y, lo principal, incentivaremos a la población para que asista copiosamente a las urnas.

 

@fdodiaznaranjo

 

[1]  Fuente: Estadisticas de la lista Nominal Corte al 27 de febrero de 2015.

[2]  Fuente: Proceso Electoral Federal 2014-2015

[3]  Recomiendo revisar el Capítulo IV De las Campañas Electorales, de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, concretamente del artículo 242 al 251.