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Elecciones ¿Para qué? ¿Para quién?

Se nos dijo que una de las razones de la creación del Instituto Nacional Electoral era disminuir el costo de la democracia mexicana.

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Escrito en OPINIÓN el

Todos soñamos con un país democrático; o, mejor, la mayoría de los mexicanos sueña con un país en el que la democracia sea regla y no excepción; un país en el que no haya duda de los resultados de los votos emitidos y, si la hubiera, que las instituciones de justicia sean creíbles por intachables.

 

Eso, que las instituciones de lo electoral sean autónomas de a deveras, sin el compromiso de sus integrantes en favor del partido que los puso ahí, en tanto que la democracia tendrá un costo mínimo porque será justa, en la que los partidos políticos serán transparentes y sin mácula; serán ejemplo de responsabilidad, de austeridad y respeto por el trabajo de los mexicanos… Y…

 

Y… todo eso que nos gustaría que fuera nuestra democracia, para decir a los cuatro vientos, sin duda, que somos un país democrático y que nuestro gobierno es elegido por la mayoría mediante su voto respetado… Y luego, que lleguen al gobierno ciudadanos probos, justos, socialmente hechos para lo social y sin cola que les pisen… Digo: es el sueño de todos los mexicanos…

 

Pero ya se ve que todavía nos falta un larguísimo camino para conseguir el inicio de esta ruta. Mientras son peras o perones, las elecciones del 5 de junio próximo serán ejemplo de la rebatiña por posiciones, por privilegios, por los presupuestos, por el pago de facturas a quienes ‘hicieron el favor’, será el pago de compromisos, será la entrega de puestos a quienes no lo merecen y será el uso del presupuesto nacional-estatal-municipal a manos llenas y para llenar las manos. Aparte los independientes.

 

Por lo pronto ya está a punto de turrón el 5 de junio. Son 14 estados de la República en los que se votará por 1,304 cargos de representación popular. De éstos son 12 gobernadores y también cambios en ayuntamientos y un presidente de comunidad en Tlaxcala…

 

Las campañas que se llevaron a cabo desde el domingo 3 de abril cuando arrancó la caballada no podrán ser muestra del orgullo de nuestra democracia, es más:

 

…Han sido maniobras de lodo y no campañas electorales de calidad democrática; han sido procesos en los que los candidatos han exhibido los pecados capitales de sus adversarios políticos, ya como corruptos, como implicados en negocios sucios, vinculados con el crimen organizado, pederastas, y hasta el color de las sabanas en las que duermen…

 

…Toda la inmundicia posible se puso a disposición del elector, no para ganar el voto, sí para que no voten por el otro… Y así la democracia nacional… ¿Y quién de todos está libre de culpa? ¿Cuánto nos cuesta todo esto? ¿Quién se queda con todo ese dinero al final de cuentas?

 

Se nos dijo que una de las razones de la creación del Instituto Nacional Electoral (INE) en lugar del Instituto Federal Electoral (IFE) era disminuir el costo de la democracia mexicana. En realidad este ajuste de cuentas tenía como fin el quitarle a los gobernadores de los estados lo electoral y su manipulación en favor de sus propios candidatos y sus partidos…

 

Pero nada, que resultó más caro el caldo que las albóndigas y ahora las cifras son mayores y los procedimientos más complicados porque los Organismos Públicos Locales (Oples) tienen que sujetarse al mandato de los operarios del INE, los que con mucha más frecuencia desconocen tanto la característica electoral de la entidad o municipio y a los actores políticos y la fuerza de cada uno de los partidos para meter la mano en donde no…

 

La centralización está a la vista y el riesgo de perder el control de lo electoral en los estados es más una certeza que una posibilidad…

 

Y más: las elecciones de 2016 costarán casi el doble de lo que costaron estas elecciones hace seis años. Los presupuestos solicitados por los Oples para estas elecciones fue de 6 mil 56 millones de pesos, además del destinado al INE: todo suma 7 mil 364 millones de pesos, de los cuales, se asignarán 4 mil 31 millones de pesos 121 mil 882 pesos y 76 centavos a los partidos políticos registrados.

 

Tan sólo en Veracruz –por ejemplo- se calcula que el costo de la elección de gobernador y 50 diputados para un lapso de dos años, supera los 626 millones de pesos, que incluye la asignación a la Ople local y por supuesto las prerrogativas a los partidos políticos en la entidad…

 

¿Cuál es el retrato de todo esto al momento? Sencillamente es la fotografía del fracaso de nuestro sistema político mexicano; es la imagen exacta de lo peor de nuestra democracia y de sus instituciones electorales, sobre todo los partidos políticos que reciben poder y gloria más allá de lo razonable y justo en un país en crisis económica y sin ser interlocutores de la voluntad nacional.  

 

¿A dónde nos lleva todo esto? A ver que vivimos una dictadura de partidos políticos ineficientes que deciden y mandan-gritan-exigen para sí y en sí. Ni más ni menos.

 

Los mexicanos estamos en el dilema de mantener este extremo democrático-electoral o comenzar, ya, a cambiar tanto el sistema de partidos para dar paso a institutos políticos que representen la diversidad del pensamiento político e ideológico en todos en el país…

 

Urge una reflexión seria de mexicanos que tengan qué decir y cómo. Que los muchachos nos digan qué quieren y cómo; que los famosos intelectuales e investigadores universitarios salgan de su concha interminable para que se comprometan con el resultado de sus sesudas reflexiones académicas y se responsabilicen de ellas…

 

Que los mexicanos de a pie decidamos con cuidado la orientación de nuestro voto y que termine de una vez y por todas el chantaje de todos los actores políticos, sus partidos y sus instituciones electorales en nombre de una democracia que hoy mismo es inexistente en el país porque nos son los ciudadanos de México los que deciden su futuro, si quienes medran en nombre de una etiqueta y en nombre del mejor gobierno prometido: sea del color con que se mire.

 

@joelhsantiago

@OpinionLSR