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Elección Morena: tormenta en puerta

Los grupos internos de Morena, parecen haber asumido ya la conclusión de que están de acuerdo… en que no están de acuerdo. | Roberto Rock L.

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Escrito en OPINIÓN el

Los grupos internos de Morena, el partido creado a la sombra del movimiento liderado por Andrés Manuel López Obrador, parecen haber asumido ya la conclusión de que están de acuerdo… en que no están de acuerdo.

En los principales aspirantes a la presidencia morenista que figurarán en la encuesta organizada por el Instituto Nacional Electoral, y cuyo resultado será conocido el 3 de octubre, pueden identificarse bloques cada vez mejor definidos en torno a polos que se expresan también dentro del gobierno federal y cuyas pugnas son toleradas, si no es que alentadas desde Palacio Nacional. Se diría que el presidente disfruta o encuentra propicio para su gestión el que su equipo mantenga peleas eternas. Le cae “como anillo al dedo” la guerra intestina en su gabinete y equipos cercanos.       

Como ocurrió con su antecedente inmediato, el Partido de la Revolución Democrática (PRD), las diferencias ideológicas y de origen político (en ese caso, los ex priístas, los socialdemócratas y los formados en la doctrina comunista) se tornaron en guerras encarnizadas dentro de Morena cuando la disputa fue por parcelas de poder y el dinero que éste supone.

Más de dos docenas de aspirantes gestionaron su registro ante el INE, que encabeza Leonardo Córdova, lo que de entrada impedirá como se preveía, llevar a cabo una sola encuesta, por el enorme margen de error que estadística, y metodológicamente supondría evaluar a un grupo de semejantes dimensiones. 

El INE decidió seleccionar a tres empresas especializadas para correr la encuesta final, que será levantada, con solo seis nombres, entre el 26 de septiembre y el 2 de octubre próximos, para dar a conocer resultados el sábado 3, fecha que parece calculada para intentar ahogar en un fin de semana las reacciones adversas que se esperan van a surgir. Las compañías encuestadoras seleccionadas son Parametría, Covarrubias y BGC Ulises Beltrán y Asociados.

El abultado número de aspirantes obligará a llevar a cabo una encuesta previa, del 16 al 22 de septiembre, con resultados el miércoles 23, con el propósito expreso de descartar las candidaturas que carecen de relevancia, y cuyos actores parecen únicamente perseguir una negociación de última hora para vender su adhesión a cualquiera de los contendientes más reconocidos que estén interesados en abrir la cartera para esos efectos. No está claro si este estudio de descarte lo harán las mismas encuestadoras u otras diferentes, como sería deseable para evitar posibles conflictos de interés.

Se estima que todo el ejercicio genere un costo cercano a los 20 millones de pesos, que, si bien serán descontados de las prerrogativas a las que tiene derecho Morena, no dejan de ser dinero público que pagamos entre todos para subsidiar la circunstancia de que las diversas facciones de Morena llevan casi dos años sin capacidad de arribar a consensos internos, desbordados por la ambición de dineros y cargos públicos.

Ejemplo de lo anterior son las impugnaciones al proceso que conducirá el INE, expresadas en días pasados por parte de Alfonso Ramírez Cuéllar, que en seis meses de presidencia interina pudo aportar, a contracorriente, cierta estabilidad a la organización partidista, que sin embargo ya era una nave cargada de los peores presagios. El consideró que la modalidad adoptada secuestró al partido en una suerte de concurso que privilegiará la popularidad de algunos de los participantes, y llamó a tumbar el proceso en las instancias orgánicas de la propia agrupación.  

Esta es lo que puede anticiparse de la muy probable lista de finalistas: Mario Delgado, coordinador de la bancada de Morena en San Lázaro, identificado con el canciller Marcelo Ebrard como la figura más visible de un ala conciliadora dentro de la 4T. Porfirio Muñoz Ledo, diputado y uno de los políticos mexicanos con más larga y luminosa trayectoria, encabeza una coalición de grupos más radicales (aunque PML no lo sea), que creen ostentar una mayor cercanía personal con López Obrador y cuya apuesta básica es evitar el triunfo de Delgado. Es muy posible que entre ellos dos se halle al próximo presidente del partido.

A esta relación quizá se cuele Gibrán Ramírez, un personaje que contrasta su juventud con una oscura pertenencia a las catacumbas de Morena, de donde fue extraído para lanzarlo a una batalla perdida de antemano, con propósitos que solo algunas cofradías podrían explicar. También, Alejandro Rojas Díaz Durán, una especie de muñeco de ventrílocuo del líder senatorial Ricardo Monreal. La lista debería ser cerrada con Yeidkol Polevnsky, que tuvo una conducción polémica y errática de Morena, condimentada por no pocos escándalos. Encuestas previas a este proceso arrojaron un desmoronamiento de su prestigio aun dentro de su propio partido.

De cualquier suerte, este camino parece no coincidir sino a una nueva crisis dentro de Morena, cuyas dimensiones desconocemos aún. No vivirá mucho quien no lo vea.