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El virus

Si alguna referencia existe en el mundo para tomar la temperatura del animo social, es precisamente el ser humano como centro referencial. | Ulises Castellanos

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Escrito en OPINIÓN el

Mientras China reporta el control total de la pandemia, la pesadilla se traslada a Europa, Estados Unidos y el resto de nuestra América Latina. Mientras escribo, la Ciudad de México se apaga poco a poco. Lentamente pero sin interrupción a diario cierran una escuela, un restaurante, una estética o cancelan un concierto. Vamos en línea recta a la fase dos y muy probablemente a la cuarentena nacional, principalmente en zonas metropolitanas.

Así es, el famoso coronavirus que se pasea por el planeta, está cambiando el paisaje global. Y no es para menos, más de la mitad de los habitantes del planeta vive en ciudades y eso nos obliga a reforzar la hoy vital “sana distancia”. Por eso, Europa está en shock, si en alguna parte del mundo falta espacio es en la comunidad europea.

Y es precisamente por ello, que hoy quiero detenerme en las imágenes apocalípticas que nos llegan de Madrid, Barcelona, Milán o París entre otras ciudades, donde se percibe el vacío y la desolación.

Hoy la representación de la pandemia derivada del COVID-19 que ha cobrado ya, decenas de miles de muertos en todo el planeta, son precisamente las imágenes de la desolación; la Puerta del Sol sin un alma en Madrid, la torre Eiffel o Notre Dame sin humanos.

 

Para cualquiera que ha visitado esas ciudades o visto imágenes de la Europa contemporánea lo que sobra son gente en sus encuadres, hoy es todo lo contrario y para allá van Nueva York, Los Angeles y por supuesto, nuestra querida Ciudad de México.

Nada ejemplifica mejor la imagen de la crisis sanitaria que las postales fantasmales que nos llegan de Europa. Londres, Nueva York, París, Tokio y Hong Kong, las cinco ciudades más cosmopolitas del mundo, y al menos tres de ellas están en la peor etapa de la crisis viral.

Si alguna referencia existe en el mundo para tomar la temperatura del animo social, es precisamente el ser humano como centro referencial, por ello, en las guerras, las fotos de muertos o heridos nos dimensionan el nivel de la tragedia; lo mismo con la pobreza o la riqueza, un joven en un yate o en una favela nos hablan de su entorno. 

La imágenes de plazas o barrios vacíos en Europa no cuentan de la incertidumbre, el miedo, la soledad y el temor a la muerte.

Desde la edad media los pintores han representado los rostros de la peste y otras pandemias globales. Leyendo en twitter a la querida Veka Duncan, brillante historiadora mexicana que en estos días subió una hilo digital sobre el tema, les cuento lo que ella nos comparte: “una de las referencias obligadas para hablar de peste y arte es Tintoretto”. Y ella apunta que Tintoretto “pintó algunas de sus obras más famosas en la Scuola Grande di San Rocco, dedicada al santo patrono de las víctimas de la plaga” en 1564.

Así pues, viendo los cuadros de Tintoretto, Rubens y otros de la época, podemos ver claramente humanos enfermos, pálidos y moribundos con la mirada pérdida hacia el cielo en clara referencia a la solución de la época, la fe.

En el mundo moderno de hoy, eso no se ve, incluso a pesar de los millones de celulares que hay entre la gente, resulta que hay una especie de auto contención, nadie hasta el momento ha grabado el sufrimiento o muerte de algún enfermo de coronavirus.

Como dice Duncan: “todavía en el siglo XIX la peste aún se representaba de forma moralizante o en relación a la fe. En “Plaga” de Arnold Böcklin aparece como un demonio que causa terror en las calles de algún pueblo medieval”. Así las cosas, hoy no parece haber esa idea moralina de combinar pandemia con temas de fe. Claramente hemos avanzado como sociedad, al menos en eso.

La declaración de pandemia hace referencia a la propagación mundial de una nueva enfermedad, que es claramente lo que hoy nos ocurre en el planeta. Así las cosas, las imágenes que están por verse en México, en cuanto lleguemos a las fases 2 y 3 serán igual de apocalípticas como las que nos llegan del viejo continente. 

Y en este último sentido, vale la pena mencionar que para todos los que hacemos imagen es una nueva oportunidad de registrar lo insólito, así que aprovecho para compartir la convocatoria del maestro Francisco Mata fotógrafo y director de difusión cultural de la UAM, quien nos invita a todos a escribir, grabar y tomar fotos, sobre lo que vivamos frente al COVID-19 que sin duda “dejará muchas preguntas sobre los modos de organización, producción, diversión, trabajo y esparcimiento del mundo actual” por eso, para los que quieran compartir su experiencia con la finalidad de reunir un documento colectivo la UAM pone a su disposición el mail: coronalibro@gmail.com para enviar sus testimonios visuales y narrativos. 

Y ya lo saben, a guardar sana distancia, lavarse las manos y paciencia, que esta crisis durará al menos 12 semanas según las autoridades sanitarias. Juntos sobreviviremos.

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