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El tigre de la reconciliación nacional

Carece de absoluta veracidad la acusación de que López Obrador pretende desconocer por anticipado la elección presidencial | César Cravioto

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Escrito en OPINIÓN el

Rumbo al buque vapor Ipiranga que lo habría de conducir a Europa, obligado por las fuerzas revolucionarias a marcharse de México, en mayo de 1911 Porfirio Díaz sentenció:

“Madero ha soltado al tigre, ahora veremos si puede controlarlo”.

Díaz estaba equivocado. Francisco I. Madero no soltó al tigre. Fue el propio Porfirio quien lo azuzó durante largas y brutales décadas de represión, de fraudes electorales, de empobrecimiento de la mayoría de la población.

El pasado viernes 9 de marzo, en la 81 Convención Bancaria, Andrés Manuel López Obrador aludió a la metáfora de Díaz, y desató una andanada de interpretaciones, la mayoría erróneas o mal intencionadas.

Por ejemplo, el candidato presidencial priista, José Antonio Meade, afirmó:

En democracia hay que participar con las reglas y árbitros que nos hemos dado. Solo amenaza con soltar al tigre quien carece de argumentos y no sabe perder

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Pero resulta que López Obrador en ningún momento ha desconocido las reglas electorales, ni mucho menos al árbitro de la contienda, al Instituto Nacional Electoral.

Por el contrario, en Tijuana, en una reunión con empresarios advirtió que “México no puede caer en una espiral de violencia política”.

Y manifestó su preocupación ante la posibilidad de que los políticos desaten la violencia y esta provoque desestabilidad económica, fuga de capitales e inestabilidad social.

Ante la riña protagonizada por Ricardo Anaya y Meade Kuribreña, en la cual se acusan de estafas, ladronerías y similares, el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia señaló que él no se confrontará con ninguno de ellos.

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En efecto, ante el riesgo de inestabilidad política y social señaló, en referencia a Meade y Anaya:

Tenemos el derecho de decirles: cuiden la estabilidad política, la paz social, no desaten al tigre, no pueden actuar de manera irresponsable, no es para ganar votos

Así que carece de absoluta veracidad la acusación de que López Obrador pretende desconocer por anticipado la elección presidencial.

Estas fueron sus palabras textuales:

Me quiero ir a Palenque tranquilo, si las elecciones son limpias y libres, me voy a Palenque; también si se atreven a hacer un fraude electoral, yo me voy a Palenque, y a ver quién va a amarrar al tigre, el que suelte el tigre que lo amarre, yo ya no voy a estar deteniendo a la gente luego de un fraude electoral, así de claro, yo por eso deseo con toda mi alma que las elecciones sean libres y limpias y que decida el pueblo quién será el presidente

Cabe señalar, en este contexto, que quienes intentan tachar de violento a López Obrador ocultan que tras el ilegítimo ascenso de Felipe Calderón a la Presidencia, en 2006, AMLO convocó a sus partidarios a instalarse en Paseo de la Reforma para poder desahogar, de forma pacífica, la desilusión de millones de mexicanos que no aceptaban la imposición del panista.

Como recuerda el historiador Lorenzo Meyer:

El tigre amenazó con salir, pero fue el propio AMLO quien a tiempo le cerró la puerta. Si esta vez el tigre reapareciera, quien lo habrá soltado será el mismo que ya lo hizo en 1910, en 1952 o en 2006…

También soslayan que antes de la anécdota del tigre, el candidato presidencial de Morena había advertido:

Yo le doy el beneficio de la duda (a Peña) porque es muy importante que las elecciones sean limpias y libres, yo tengo dos caminos después del primero de julio: Palacio Nacional o Palenque, Chiapas

Dejan de lado, asimismo, que en agosto de 2017, en Sinaloa, López Obrador propuso establecer un acuerdo de paz para detener la guerra y la violencia en México. Recalcó: “Todos los mexicanos debemos participar en la elaboración de ese acuerdo para iniciar un nuevo gobierno con paz”.

Y detalló que una de sus propuestas centrales es el acuerdo de paz con todas las fuerzas políticas y sociales. Con todos los mexicanos.

Con énfasis ha reiterado:

En México urge detener la violencia. Porque está demostrado que no se resuelve nada con el uso de la fuerza. Debe cambiar la estrategia. Tiene que haber crecimiento económico, bienestar y, desde luego, el acuerdo para que haya paz

López Obrador busca, así, revertir la estrategia impuesta por Calderón desde que le declaró la guerra al narcotráfico, que Peña Nieto ha continuado. Diez fúnebres años que han dejado una estela de 230 mil asesinatos y más de un millón de víctimas de la violencia.

Por eso su precampaña rumbo a la presidencia ha estado marcada por la reconciliación nacional. Y por eso el eje de su gobierno será la reconciliación nacional.

Porque es imprescindible impedir el regreso a la era de “los demonios andan sueltos”, que tiñó de luto a la clase política en la funesta sucesión presidencial de 1994.

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