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El Senado que nos avergüenza

¿Cuál habrá sido el trueque pactado entre el PRI del señor Gamboa y el señor Bartlett en nombre del PT y de Morena? · Roberto Rock

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Escrito en OPINIÓN el

En la madrugada, ocultándolo de la agenda de trabajo, usando cédulas anónimas de votación que impiden saber cómo votó cada legislador; en suma, de espaldas a la sociedad, el Senado de la República aprobó en las primeras horas de este jueves dos resoluciones que nos deben hacer sentirnos avergonzados a todos ante este cuerpo que alguien bautizó como Cámara alta, pero que en la actual legislatura no ha tenido una base de integrantes que hagan mínimo honor a esa consideración, pues hicieron de ese espacio de nuestra vida pública una Cámara enana.

No es mucho lo que por ahora se puede decir de novedad sobre el senador priísta y coordinador de bancada del oficialismo, Emilio Gamboa, artífice y figura emblemática de los niveles de podredumbre que ha alcanzado la vida senatorial. Habrá que esperar que alguna vez los ciudadanos logremos sacar a la luz los enjuagues, el reparto de dinero público, la cadena de componendas que han permitido al señor Gamboa, junto con no pocos aliados, lo mismo aprobar normas y leyes a la medida de reducidos grupos de interés, que dejar en vilo disposiciones clave para avanzar en democracia, como el fiscal independiente o el resto del sistema nacional anticorrupción.

El político yucateco (que hace años reforzó su oscura fama pública al difundirse una conversación telefónica de él con la frase “pues va pa’tras, papá”, cediendo al reclamo de frenar una ley por parte del impresentable empresario textilero poblano Kamel Nacif), es también ampliamente señalado de haber enhebrado al amparo de sus cargos públicos una cadena de intereses empresariales y políticos que permanece intocable y en la opacidad.

El Congreso completo, tanto la Cámara de Diputados como la de Senadores, encarna uno de los espacios más ajenos a la transparencia.

Integralia, el despacho de estudios que conduce Luis Carlos Ugalde, ha calculado en miles de millones de pesos la cifra de fondos públicos que entra en posesión de los coordinadores parlamentarios y desaparece sin registro ni rendición de cuentas. Un espeso y maloliente caldo en el que chapotean los “moches”, las prebendas selectivas y la compra de votos y conciencias.

Desde luego, el señor Gamboa Patrón no está solo en esta fiesta de cinismo político y de conveniencia a la medida de los diversos grupos parlamentarios. Ninguno de ellos se escapa, acaso algunos legisladores han llegado a eludir la podredumbre que acompaña este método de hacer política y leyes en México.

En esta ocasión los cómplices cooptados por el señor Gamboa para tejer el bodrio de sesión de la madrugada del jueves parecen estar a la vista. Hubo un intento de frenar la aprobación de las leyes citadas por parte de los partidos que integran el Frente, notablemente el PAN y el PRD, cuyos integrantes abandonaron la sala en busca de romper el quórum existente.

Sin embargo, el grupo de senadores del Partido del Trabajo y de Morena que coordina el también controvertido Manuel Bartlett, decidió avalar con su presencia y presumiblemente sus votos, el montaje que permitió sacar adelante tanto una ley federal de comunicación social como los nombres de los nuevos comisionados del INAI, pese a una impugnación generalizada contra ambas determinaciones.

Es público y notorio que la cultura de usar como monedas de cambio las leyes y los cargos que la implementación de las mismas supone es lo que rige nuestra mediocre vida parlamentaria. “Pago por evento”, con chambas para incondicionales, lo que se traduce en  poder político y acceso a presupuestos públicos.

¿Cuál habrá sido el trueque pactado entre el PRI del señor Gamboa y el señor Bartlett en nombre del PT y de Morena?

Debe haber sido importante pues puso en la cuenta del veterano político poblano y de los partidos que representa el sello de componenda en temas delicados, en plena campaña electoral. Agotada como está nuestra capacidad de sorpresa ante este tipo de “representantes”, ojalá no debilitemos también nuestra capacidad de indignación y vergüenza.

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robertorock@hotmail.com

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