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El rol de las candidatas

Uno pensaría que en estos días, la igualdad de género es algo mucho más extendido, aceptado y común de lo que pensamos.

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Escrito en OPINIÓN el

Cada día es mucho más común escuchar sobre la igualdad y la equidad de género en más lugares, circunstancias y cosas. Por ejemplo, varios de mis amigos compartieron hace poco un video en Facebook sobre los ingresos de hombres y mujeres. De manera rápida, solamente diré que el video trataba de una situación en que un hombre y una mujer, por hacer el mismo trabajo, recibían ingresos diferentes (la mujer recibía 78% en proporción a lo que el hombre ganaba). Y el video más o menos se burla de ello y la mujer comienza a realizar su trabajo al 78% y no más. Me pareció una forma inteligente de atender un problema que es mucho más común de lo que imaginamos.

 

Uno pensaría que en estos días, la igualdad de género es algo mucho más extendido, aceptado y común de lo que pensamos. En todos los lugares a donde uno acude y en casi todas las circunstancias, el discurso es el mismo: Hay que garantizar la igualdad de género siempre. Ahora bien, debo decir que yo no estoy de acuerdo en que el simple hecho de ser hombre o mujer nos hagan acreedores a algo solamente por ello, sino que las oportunidades y las circunstancias deben ser iguales, para que ambos puedan aspirar a lo mismo. Ese lugar debe ganarse. Sin embargo, dadas las circunstancias históricas del asunto, todavía nos falta un largo camino por recorrer en ese sentido.

 

Y en la política no se hacen excepciones. También el tema de la igualdad de género es un asunto no menor. Esto me viene a la mente porque apenas el fin de semana antepasado, Hillary Clinton anunció su candidatura a la presidencia de los Estados Unidos y platicando en persona con Michelle, mi editora aquí en “La Silla Rota”, comentábamos lo raro que es tener candidatas mujeres a la presidencia (al menos en Estados Unidos y en México). Vamos por partes.

 

En primer lugar, Hillary Clinton sería la primera mujer candidata en tener posibilidades reales de llegar a la presidencia del vecino país norteño. Y en México, creo que apenas en 2012, Josefina Vázquez Mota fue la primera candidata mujer por una de las tres fuerzas políticas mayoritarias.

 

Cuando yo era más joven, recuerdo a candidatas en nuestro país como Marcela Lombardo y Cecilia Soto (candidatas presidenciales por el Partido Popular Socialista y Partido del Trabajo en 1994 respectivamente). Un poco más reciente, está el caso de Patricia Mercado, candidata presidencial en 2006, cuya votación fue mayor que la de sendas candidatas en 1994, pero no como Josefina Vázquez Mota en 2012 (un millón de votos vs doce millones).

 

En ese sentido, creo que el punto al que quiero llegar es que tanto en México como en Estados Unidos no ha habido muchas mujeres que sean candidatas presidenciales, y menos con oportunidades reales y ciertas de ocupar el cargo. Hillary es el caso exactamente opuesto. De hecho, me atrevo a decir que el Partido Demócrata no tiene a un candidato más fuerte que ella.

 

La Señora Clinton ha construido su candidatura desde hace tiempo y se ha venido posicionando como una de las piezas clave que podrían suceder a Obama. Su único negativo –quizá– es aquello que le sucede a los políticos que llevan demasiado tiempo en la palestra: Que así como son ampliamente conocidos y aceptados, hay cierta gente que opina que ya están demasiado “trillados”. Pero una vez superado el obstáculo y si logra consolidarse como una opción realmente “nueva” y que ofrece cosas interesantes, creo que tendría amplias ventajas para ser la primera presidenta mujer de los Estados Unidos de América.

 

Ante ello, creo que efectivamente el tema de la igualdad de género comienza a extenderse cada vez más también en la política y creo que el rol de las mujeres empezará a verse como algo cada vez más natural. Me gustaría que algún día podamos llegar a hablar del asunto como si no fuese algo extraordinario, algo que debe garantizarse en la ley porque de otra manera, no sería posible. Poco a poco creo que se logrará y las muestras de ello –al menos en las elecciones presidenciales de ambos países– podrían estar en 2012 y en 2016.

 

@fedeling