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El púlpito de las ilusiones

La curva de México no representa la realidad del país y da la falsa impresión de estar comparativamente mejor de lo que realmente estamos. | Leonardo Martínez

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Escrito en OPINIÓN el

En una entrega anterior comentaba que uno de los rasgos del populismo que padecemos da cuenta de un líder carismático que se cree moralmente superior y que se asume como intérprete supremo de la verdad histórica. Y que como la palabra es el vehículo natural del carisma, el presidente que tenemos mantiene una actividad frenética frente a su público y hace un uso intenso de los medios y las redes sociales para establecer la agenda de la información y dar las noticias del día.  

Prácticamente todos los medios se someten al dictado presidencial y le ofrecen sus espacios y horarios estelares, contribuyendo voluntaria o involuntariamente a mantener un culto enfermizo a la personalidad del presidente y convirtiéndose en cajas de resonancia de las diatribas o los caprichos del día.

La crisis sanitaria que nos aqueja ha servido para exacerbar el uso y los alcances del púlpito presidencial, pues ahora, no conformes con la mañanera habitual, han organizado una sesión vespertina para dar cuenta de lo relacionado con la pandemia del coronavirus. En este sentido, el insolente desplante que tuvo López Obrador al decir que la pandemia le había caído como anillo al dedo, se aplica tal cual en lo que se refiere al manejo de la información, pues gracias a ello ahora tenemos dos funciones diarias del vodevil de las ilusiones.

La función vespertina quedó a cargo del subsecretario de salud López-Gatell, quien se ha convertido en el acólito preferido y quien ha logrado engatusar a un número importante de incautas e incautos que le siguen creyendo todo lo que dice al no contar con un mínimo de conocimientos básicos, ya no de epidemiología, sino de estadística y matemáticas que les permita descubrir los trucos que usa el epidemiólogo para presentar sus actos de ilusionismo informativo. Y es que, como lo denunciamos en este espacio desde hace mes y medio, Gatell ha incurrido varias veces en la grave irresponsabilidad de ocultar y manipular la información sobre el estado y la evolución de la epidemia. 

Apenas este martes 5 de mayo volvió a hacerlo, pero en la función estelar, en la mañanera y con el presidente y varios miembros del gabinete en calidad de testigos de un acto ilusorio en el que afirmó que gracias a las acciones gubernamentales México ha aplanado la curva de casos confirmados de covid-19. Para fundamentar la mentira mostró una gráfica de una fuente confiable, Our World in Data, organización que se ha convertido en una de las referencias serias de sistematización internacional de datos en esta pandemia.

Pero el punto es que la gráfica mostrada por Gatell, que compara las curvas logarítmicas de los casos confirmados de varios países, sirve para mostrar las trayectorias de los datos publicados por cada país, pero no puede ser usada para justificar la eficacia de las acciones aplicadas, que es justamente lo que hizo Gatell. Es decir, para que vayan entendiendo algunos de sus fieles incondicionales, Gatell usa una gráfica que compara el número acumulado de goles en las ligas de diferentes países, sin explicar que las diferencias entre el número de equipos de cada liga son abismales: puede haber ligas con 10 equipos y puede haber otras con 700 equipos, pero Gatell las pone en la misma gráfica y presume que hay ligas que se distinguen por haber metido más goles que otras.

Tengo que volver a decir lo que he dicho desde hace varias semanas, en el sentido de que para que las gráficas de los casos confirmados puedan ser comparables entre países, y que puedan ser utilizadas con el propósito que planteó Gatell, se tienen que cumplir estrictamente al menos dos condiciones: que las pruebas se apliquen bajo los mismos criterios operacionales (los cuales varían mucho entre países) y que la cronología del número de pruebas aplicadas por millón de habitantes sea similar en todos los casos. Sobra decir que las pruebas aplicadas en los países comparados también deberían de ser equivalentes en términos de calidad y confiabilidad probabilística de resultados, pues en esos aspectos también hay muchas diferencias.

Como lo anterior no se cumple, entonces países como México que han seguido una estrategia reprobable y deficiente en términos de aplicación de pruebas se ven artificialmente mejor colocados en las comparaciones internacionales de casos confirmados y tasas de letalidad. Es decir, la curva de México que usó Gatell muestra menos casos confirmados que los de otros países simplemente porque se han aplicado menos pruebas y porque las que se aplican son prácticamente confirmaciones de la infección, pues se guardan para los casos que ya presentan síntomas graves de covid-19.

Esto último muestra grandes diferencias en los criterios operacionales: mientras que en otros países las pruebas aplicadas incluyen a personas asintomáticas o infectadas con síntomas leves, lo cual implica que esos casos sí se capten y se sumen en las gráficas, en México esas decenas de miles de casos no aparecen en la gráfica porque el gobierno decidió que no son eligibles para la aplicación de pruebas. Esto significa que la curva de México no representa la realidad del país y da la falsa impresión de estar comparativamente mejor de lo que realmente estamos. 

Es lamentable que en las dos funciones diarias del teatro de egos, odio e ilusionismo que presenta el gobierno de la república se sigan mostrando datos falsos e información para manipular a la opinión pública, pero es más lamentable aún que el gran público se los crea, porque al final del día los costos reales de esa desinformación se contabilizan con personas muertas. 

Como el mensaje reiterativo del gobierno es que la epidemia “ya está domada” (el presidente dixit) y “la curva ya está aplanada” (el acólito Gatell dixit) pues la gente no se cuida lo suficiente y los mecanismos de transmisión del coronavirus siguen intensamente activos.

En las siguientes entregas abordaré entre otros puntos el del indicador adecuado para medir el éxito o el fracaso de las estrategias de mitigación y control de la pandemia, que es el del número total de muertes causadas directa o indirectamente por el covid-19.

Mientras tanto tomen nota de que, si ayer el gobierno dijo que van 26,000 personas contagiadas, yo retomo las opiniones de los doctores Frenk y Macías quienes sugieren que si se aplica el factor correcto de expansión realmente nos estamos acercando al millón de contagiados. En este teatro no se venden ilusiones, más bien se lamentan el sufrimiento y las defunciones.