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El puente roto

Es en la educación donde se tiene que poner el acento para que los mexicanos conozcan lo que ha sido el país. | Joel Hernández Santiago

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Escrito en OPINIÓN el

El 5 de febrero, durante la ceremonia para celebrar el 103 aniversario de la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que enviaría una iniciativa al Congreso para reformar y eliminar el sistema de puentes laborales que se llevan a cabo a lo largo del año.

Esto es para que se suspendan labores el mismo día de la celebración o conmemoración y no moviéndola al lunes más cercano, lo que hace un fin de semana largo. “Esto es con el objeto que se acaben los puentes escolares y se recuerden las fechas históricas en su día”. Dijo el Ejecutivo.

El argumento presidencial es el de que la mayoría de los trabajadores o escolares esperan la suspensión de labores sin conocer las razones históricas de ello.

Por ejemplo, no saben por qué se suspenden actividades el 5 de febrero, o el 5 de mayo o el 16 de septiembre... Y lo que quiere el presidente es que la gente sea consciente del hecho histórico que se celebra o conmemora. Y esto “tiene que ver con el fortalecimiento de nuestros valores y mantener nuestra memoria histórica”, argumentó.

Inmediato los representantes de la industria turística, hotelera y de restaurantes de México lanzaron un “no” a la propuesta, toda vez que dicen que esto disminuiría el movimiento turístico nacional y afectaría el ingreso porque, según Luis Humberto Araiza López, presidente de la Asociación de Secretarios de Turismo (Asetur), “eliminar los puentes representaría pérdidas por casi 32 mil millones de pesos, ante una menor actividad turística”.

En un primer momento se pronunció en este mismo sentido el Secretario de Turismo, Miguel Torruco Márquez, aunque luego de pláticas con Alfonso Romo –jefe del gabinete económico– ‘se acordó respetar la propuesta del presidente’ y que ya se trabaja en una Comisión para respetar los días históricos, pero también “se crearán nuevos puentes” para la convivencia familiar. ¿Entonces?

De hecho durante muchos años estos días históricos se celebraban el mismo día del evento; pero en 2005 el entonces presidente de México, Vicente Fox Quezada, envió una iniciativa para hacer una reforma al artículo 74 de la Ley Federal del Trabajo a fin de que las celebraciones o conmemoraciones se trasladaran al lunes anterior y así aprovechar el fin de semana y un día más.

Y esto porque cuando se celebraban el mismo día se propiciaba ausentismo laboral y escolar pues si, por ejemplo, el día histórico caía en miércoles o jueves, se hacían puentes “a la mexicana” muy largos pues la gente faltaba los días intermedios y aprovechaba el fin de semana, con lo que descansaban cuatro o hasta cinco días, con lo que ‘fracturaban’ –se dijo- el proceso normal de actividades. ¿Ocurrirá de nuevo esto? Depende de la manera como se opere el regreso al pasado.

En todo caso parece que la idea de que la gente y, sobre todo, los niños estudiantes de México no conozcan las fechas que se celebran, no tiene que ver con el puente o no puente; tiene que ver con el grado de educación que se les otorga en la escuela y a lo largo de todos los estudios.

Esto es: corresponde al sistema educativo nacional dar cuenta a los estudiantes de todos los grados de la historia de nuestro país, de sus personajes, de sus hechos gloriosos o no, de la lucha por la construcción de una Nación, de un país, de un Estado y la manera como lo consiguieron los antiguos mexicanos. Esto es: la enseñanza-aprendizaje de la historia proviene de las aulas y de los libros, de las pláticas con otros y de la reflexión personal para sacar conclusiones...

Pero según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos –OCDE–, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura –UNESCO– y otras organizaciones que evalúan la educación de un país, México se encuentra en niveles de precariedad educativa y con un muy bajo nivel de comprensión de lectura de sus estudiantes...

Saber historia y las razones de lo que celebramos o conmemoramos no ocurrirá con la creación o no de puentes cívicos. Estos puentes en efecto son un solaz en las labores de la sociedad mexicana, y seguirán ocurriendo de otro modo y lo mismo, porque como ya se ve, la comercialización de estas fechas genera ingresos a una industria –la del turismo– como también genera empleos...

Y está bien, pero más que eso, la esencia del tema es el de la educación y en esa parte es en donde se tiene que poner el acento para que los mexicanos conozcan lo que ha sido el país, quienes lo han construido, quienes lo han querido impedir y siempre en una actitud crítica de nuestro pasado...

Esto es lo que quería don Luis González y González, el gran historiador mexicano, quien deploraba la sola idea de la “historia de bronce” en la que los héroes nacionales son almas purísimas, sin pecado concebidas, y sí, por otro lado, propugnaba por el ideal de un conocimiento histórico crítico, en el que se ponen las cosas, los hechos y a los personajes, en su exacta dimensión y en sus propios términos. La verdad en historia. No la explosión de bienaventuranzas sin una explicación analítica y esto para no caer en contradicciones, como ya se ve.

Así que se celebrarán las fechas históricas en su día: probablemente. Y se evitarán puentes laborales y educativos largos: probablemente. Que se crearán ‘otros puentes’: quizá. Pero la razón política de todo esto está de nueva cuenta en un distractor de los asuntos esenciales y éstos, como el dinosaurio de Tito Monterroso, todavía están ahí.