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OPINIÓN

El pequeño rebrote

El esperable recambio de las variantes predominantes abrió paso a la más contagiosa y con diferentes características variante Delta. | Ricardo de la Peña

Escrito en OPINIÓN el

México no es de ninguna manera culpable del surgimiento mundial de nuevas variantes del SARS-CoV-2. Pero algo, mucho, tienen que ver las políticas públicas en la materia para la expansión actual y futura de las mismas en nuestro territorio. Detrás del fracaso en las acciones de contención de la pandemia se encuentra la indiferencia, los prejuicios, la ineficiencia y la negligencia con las que las autoridades responsables, desde el más alto nivel, han abordado este problema.

 

 

La variante Delta

Luego de una segunda y brutal ola de contagios y decesos en el primer semestre de 2021, pudo verse una sensible disminución de casos en el curso de los meses de marzo a mayo, incluso principios de junio. Sin embargo, el esperable recambio de las variantes predominantes, que dejó casi fuera a la Alfa, abrió paso a la más contagiosa y con diferentes características variante Delta. Ahora sí los síntomas se parecen a los gripales al principio, pero luego tienden a complicarse, pudiendo provocar incluso la muerte. Y el patrón de contagio, en parte debido a la lógica de vacunación y en parte a la potenciación de la capacidad de acción del virus entre poblaciones susceptibles, hace que los casos se concentren entre población más joven, incluso infantes, reduciendo la edad media de los contagiados. Y es cierto que eso propicia que las tasas de hospitalización y los decesos crezcan a un menor ritmo que el exponencial que se presenta en los contagios registrados, pero no por ello deja de ser alarmante el aumento sostenido de casos graves.

 

 

Las políticas absurdas

Hay al menos dos elementos de política pública que afectan y alimentan esta crisis llamada “tercera ola”. Por un lado, el retraso significativo en la estrategia de vacunación, con cifras de aplicación de esquemas completos que para nada se aproximan a lo esperado y comprometido por las propias autoridades, a lo que se suma la existencia de decenas de millones de dosis que no han sido aplicadas como resultado no sólo de la incompetencia de los responsables del proceso de vacunación, sino también del sostenimiento de un atroz monopolio gubernamental en la labor de vacunación, que deja sin una posible protección a muchos mexicanos.

Pero por otro lado, se advierte que próximamente y por decisión del patriarca se retornará a labores escolares, para lo cual no se han adecuado las instalaciones y se pone énfasis en la limpieza de un mobiliario que está demostrado que no es el mecanismo fundamental de contagios y se elude la necesidad de garantizar la adecuada ventilación de los espacios educativos. Ahora serán nuestros infantes quienes, por designio del Todo Poderoso, podrán contraer el mal y trasmitirlo a sus hogares. No hay inocencia ni ignorancia en ello, sino culpables de posibles crímenes de lesa humanidad.