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El pago de favores

Los cambios y las invitaciones a formar parte del gobierno, son evidentes pagos de favores que se hicieron durante la elección. | Julio Castillo

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Escrito en OPINIÓN el

Después de la elección y de los cambios de gobierno, empiezan los cambios y las invitaciones al gobierno de López Obrador por lo que son evidentes pagos de favores que se hicieron durante la elección y se retoma el viejo estilo priista de usar embajadas y cargos para “darles una salida digna” a aquellos que por un lado traicionaron a sus partidos de origen, y muy probablemente también hayan traicionado a los ciudadanos que gobernaban. Algunos comentarios al respecto: 

- En la historia, la posibilidad de participar en un gobierno ajeno al partido del que se proviene siempre ha existido. El caso más representativo debe de ser cuando Zedillo le ofreció la Procuraduría de la República a Antonio Lozano Gracia. En aquél entonces (1994) Lozano no sólo solicitó licencia a la Cámara de Diputados (donde llevaba siendo un par de meses coordinador del Grupo Parlamentario del PAN), también pidió aprobación del Consejo Nacional y licencia como militante, para poder desempeñar el cargo con total libertad. Aunque la historia tiene muchos puntos que se pueden abordar, aquí el punto central es cómo razonó el PAN: venían de su mayor crecimiento electoral en la historia (campaña de Diego Fernández de Cevallos), llevaban varios años construyendo reformas con aprobación plural, y habían propuesto en la campaña que la Procuraduría debería ser encabezada por alguien ajeno al partido en el gobierno… aceptar no sólo era la oportunidad de demostrar su capacidad, era un asunto de congruencia. 

- Muy distinto ahora… el caso de la invitación a Quirino Ordaz no tiene nada que ver con congruencia o capacidad. Según autoridades del PRD y columnistas especializados en el rubro de seguridad, que además sería difícil desmentir, la invitación a ser embajador en España tiene más que ver con pagarle al Cártel de Sinaloa que con entregarle a Morena el estado… o ambas… un caso que hace evidente colusión.

- El caso de Nayarit con Antonio Echevarría tampoco es un tema de congruencia y aunque muy probablemente esté ligado al mismo caso anterior, donde el pago de favores fue más bien al crimen organizado, también es evidente que tiene que ver con la traición a las fuerzas políticas que lo impulsaron, y con que francamente Nayarit es un estado que todavía responde más a familias custodio que a un sistema democrático y de partidos bien estructurado. 

- Estos dos casos son especialmente simbólicos, nada tienen que ver con la invitación que hace 3 o 4 años le hizo López Obrador a personas como Germán Martínez, o a los que llevó del PRD a Morena; entonces competía contra el PAN y contra el PRI, ahora no estoy del todo seguro de qué se trata el juego del Pacífico, y si tiene que ver con política. 

La deducción más evidente es que el presidente López Obrador está acabando con todo lo bueno que se construyó en la política durante décadas, convirtiendo lo que una vez fue un gesto de reconocimiento de capacidad y de disposición al trabajo conjunto, en una negociación entre gobiernos federal y estatales con el crimen organizado. 

Las dudas surgen. ¿cuándo se empieza a hablar de un narcogobierno? ¿Cuándo se puede empezar a pensar que se está usando la diplomacia para fines del crimen organizado?