Main logo

El olvido de la infancia en la pandemia

Se ha acrecentado el nivel de vulnerabilidad de niñas, niños y adolescentes, pero hasta el momento han sido víctimas también del olvido. | Agustín Castilla

Por
Escrito en OPINIÓN el

A prácticamente un año de que inició el confinamiento por la pandemia, se ha dado muy poca atención a los efectos que ha tenido en la infancia en los diferentes ámbitos. Algo se ha mencionado sobre el incremento de la violencia al interior de los hogares, o de los obstáculos que enfrenta la modalidad de educación a distancia -aproximadamente 48% de las familias no cuentan con una computadora o acceso a internet aunado a la difícil situación económica que ha provocado la deserción escolar- y sus posibles consecuencias en el proceso de aprendizaje de niñas, niños y adolescentes así como en su desarrollo ante la imposibilidad de interactuar con sus compañeros, pero se desconoce por ejemplo el nivel de afectación a su salud.

A pesar de que reiteradamente se ha dicho que la covid-19 no representa un riesgo para este sector de la población, esto no es del todo cierto ya que un informe de UNICEF para el cual se analizaron 87 países, arrojó que al mes de noviembre las niñas, niños y adolescentes menores de 20 años representaron uno de cada nueve infecciones, por lo que aún y cuando en su mayoría presenten síntomas leves, pueden ser una fuente importante de contagio y tampoco están exentos de la posibilidad de padecer una enfermedad grave. 

En el caso de México, se calcula que a la fecha aproximadamente 104 mil se han contagiado -a la fecha se reconocen oficialmente 77 mil 511 casos y en 27 mil 202 no se pudieron confirmar por falta de pruebas diagnósticas- y más de 500 han perdido la vida. 

Adicionalmente, debemos hacernos cargo que muchos otros padecimientos como obesidad, diabetes, hipertensión o cáncer no han sido atendidos ya sea por temor a acudir a una revisión médica o por falta de acceso a los servicios de salud -las instituciones públicas se han concentrado casi exclusivamente a la atención a covid-19 y los médicos particulares no están al alcance de la gran mayoría de la población-, lo que seguramente traerá consecuencias en el mediano plazo. 

Por otra parte, la pandemia también ha dejado a miles de niñas, niños y adolescentes en el desamparo ante la dolorosa pérdida de sus papás, mamás o ambos, quedando en situación de orfandad sin que exista una estrategia integral que permita brindarles cuidados de alimentación, salud, educación etc. y, como lo ha señalado la Red por los Derechos de la Infancia (Redim), ni siquiera se cuenta con un registro nacional con la información básica para poder identificar cuántos y quiénes son. 

De acuerdo a cifras estimadas de algunas organizaciones civiles -que tanto desprecia este gobierno-, aproximadamente 45 mil menores de edad han quedado huérfanos a lo largo de este aciago año -tan sólo en la Ciudad de México, que es de las pocas entidades que han tratado de dar algún seguimiento, se han registrado 3 mil 100 casos- y los esfuerzos gubernamentales tanto a nivel federal como local para procurar los apoyos necesarios han sido insuficientes y aislados. Este debiera ser un asunto de la mayor relevancia, pues se suman alrededor de 166 mil huérfanos por homicidio doloso hasta octubre de 2020, y que requieren de protección familiar e institucional.

Son muchos los factores que han ido confluyendo durante la pandemia y que contribuyen a acrecentar el nivel de vulnerabilidad de niñas, niños y adolescentes, pero hasta el momento lamentablemente una vez más han sido víctimas también del olvido.